LIBRO 1 | CAPÍTULO 2

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Ginebra, Suiza,

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Ginebra, Suiza,

1962.

―¿Te encuentras bien? ―le cuestiona la francesa, secando su cabello húmedo con la toalla del hotel. Erik lanza la moneda de plata contra el dibujo de Shaw y Atenea roda los ojos ante su comportamiento.

―Preparate, no hay tiempo que perder. ―le exige él, sin despegar la mirada del plan plasmado en la pared.

La francesa maldice en su idioma natal y se coloca el vestido color azul eléctrico bajo la mirada atenta de Erik. El castaño se levanta de su lugar sin decir una palabra y se cambia a su traje grisáceo con un sombrero acorde a su vestimenta. Atenea se cubre con un tapado gris y se maquilla para cubrir sus ojeras.

―¿Necesitas ayuda con eso? ―le pregunta con cierto ironía en su voz al verlo batallar para arreglarse la corbata. Atenea se acerca hasta él y con una pequeña sonrisa le acomoda la corbata. ―Tranquilo. Todo saldrá bien. ―le asegura ella y él sonríe débilmente. La quería con todo su ser. ―¿Estamos juntos en esto, no?

―Hasta el final, amor mio. ―la besa delicadamente en los labios y acaricia su mejilla con delicadeza. Ella era su todo. ―Vámonos.―le indica, volviendo a tensar sus rasgos. Erik engancha su brazo con el de la castaña y toma su maletín para así salir del hotel. Ambos dos tratan de pasar desapercibidos entre la gente y se dirigen hasta el Banque Privée Metzier. Erik le abre la puerta del banco y Atenea entra al lugar primera, entrometiéndose en la mente de todos los presentes en el lugar. ―¿Recuerdas lo que debes decir? ―le cuestiona en voz baja al llegar al lobby del lugar y Atenea asiente.

Bonjour. ―saluda alegremente Atenea al recepcionista del lugar, el cual le sonríe amablemente a ambos, aunque más a ella.

«idiota» piensa ella, al leer sus pensamientos para nada agradables sobre ella.

Ma femme et moi voulons parler avec le directeur. (Mi esposa y yo queremos hablar con el director) ―espeta Erik de repente. El castaño tensa la mandíbula y aprieta la mano de Atenea con fuerza. ―Je m'appelle Erik Lehnherr et elle est ma femme, Atenea. (Soy Erik Lehnsherr y ella es mi esposa, Atenea Lehnsherr)

Oui, bien sûr. Je vais lui dire. (Si, claro. Le diré) ―farfulla el joven recepcionista.

«contrólate» le exige Atenea telepaticamente a Erik. El castaño de ojos azules la observa por el rabillo del ojo y una sonrisa socarrona se forma en sus labios.

―Solo estoy cuidando lo que es mio, amor.

Excusez-moi mais le directeur vous attend. (perdón por interrumpirlos, pero el director está esperando en su oficina) ―interrumpe el joven recepcionista con timidez. Erik asiente y abraza a la francesa por la cintura para así sonreír.

SCARLET GODDESS | ERIK LEHNSHERRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora