A Window (Vkook) [HIATUS]

Furia

Taehyung

Su día no podía haber sido peor, o quizás si, no quería saberlo realmente, había tenido suficiente con lo que le había pasado.

Taehyung siempre quiso estudiar canto, y el hecho de que lo hubiese logrado no se lo debía a si mismo, sino más bien a los constantes ánimos que le brindaba su amigo, sin Jimin jamás lo hubiese siquiera intentado. Pero ahora el mayor le decía que su verdadera pasión era el baile, que se había decidido por ir a la ciudad vecina a estudiar en una reconocida academia, Taehyung sabía que debía estar feliz por su amigo, incluso había conseguido una carta de recomendación y al fin sabía con certeza a qué se quería dedicar, pero el pensar que estaría sólo en la nueva ciudad, que ya no tendría a su amigo a su lado dándole ánimos cada vez que le tocara subir al escenario a dar una presentación, que miraría al público y no conocería a nadie... Hizo que su sonrisa flaqueara, hizo que su corazón latiera más lento y que de pronto, notara el frío que los abrazaba. No supo qué decir, su amigo le miraba sonriente, esperando una respuesta, una felicitación, un abrazo. Pero sólo lo último llegó, como pudo susurró una felicitación, como pudo sonrió, entonces Jimin entendió lo que pasaba por la mente del menor. Él era consciente de la situación de Taehyung, a pesar de que tenía las regalías de ser de una buena familia, el menor jamás la sintió como una, y no fue su culpa, sus padres jamás estaban en casa, y cuando estaban, estaban cansados y no querían saber nada del niño que sin darse cuenta se volvió un adulto. Por eso cuando el castaño manifestó que quería vivir solo, en una ciudad un tanto lejos, en vez de preocuparse, de preguntar la razón o siquiera tocar el tema, aceptaron. Aceptaron mandarlo lejos a estudiar, solo, solo en una ciudad desconocida, solo con sus sueños y pensamientos. 

Jimin devolvió el abrazo, dijo que todo estaría bien, que lo llamaría todos los días, y hablarían por chat, no era el fin del mundo. Dijo que vendría cada vez que pudiera, era sólo la ciudad vecina después de todo, podría venir dos fines de semana al mes o tres en el mejor de los casos, Taehyung asintió, no estaba convencido, pero su amigo merecía estudiar lo que amaba sin sentir a Tae jalándolo hacia abajo, abandonado.

Luego de esa plática Taehyung no sentía ganas de mover un dedo, quería ir a casa y dormir, o quizá sólo tirarse en su cama y encender la TV, para que no estuviera todo en completo silencio. Pero tenía que ir a clases, tenía que practicar junto a la chica que tocaba el piano la canción acordada. No podía ser tan malo, le encantaba cantar, ¿cierto?

Se arrepintió de todo una vez estuvo en el escenario, uno pequeño, bastante íntimo con el público, que esta vez fue el resto de la clase pero claro, sin Jimin allí, debía arreglar sus maletas y hacer cierto papeleo, Taehyung cantó, no como siempre, con algo menos de confianza, pero se dijo a sí mismo que estaría bien, que lo había hecho antes, según él iba todo bien, o al menos normal, pero en cuanto tocó las partes graves de la canción, aquellas donde su voz provoca escalofríos y te sientes sumergir en su canto, escuchó un par de risas, risas femeninas, éstas fueron sin mala intención pero él ya estaba lo suficientemente nervioso como para aguantar las risas, entonces fueron unos chicos de la clase que comenzaron a imitarlo desde las butacas de la galería, medio burlándose de su grave voz, sintió que el corazón se le comprimía, que se encogía. Parado en medio de un escenario con un piano a su lado y su voz resonando por todo el recinto, cerró los ojos, tratando de ignorar los sonidos de sus compañeros, como solía hacer (aunque pocas veces eran tan ruidosos y burlones), pero su mente le delató, el pánico y la vergüenza diluyeron los recuerdos de las letras de la canción, se quedó en blanco.
El profesor lo calificó con menor nota no por la técnica, sino porque "no había aprendido bien la letra", cosa que no era así, incluso si no era una mala calificación, se sentía frustrado, siempre dependiendo de alguien más aunque estuviera solo.  Patético, pensó.

Tirado en su cama cubrió sus ojos con su ante brazo, no quería pensar, no quería llorar como solía hacer cuando estaba bajo presión o demasiado frustrado, pero allí estaba aquel peso en su pecho que no le dejaba respirar bien, sintió como las lágrimas amenazaban con salir y se levantó de golpe. Caminó hasta el balcón agarrándose con fuerza al barandal, mientras sentía una lágrima deslizarse por su rostro, se sentía pésimo, quería tener a alguien, alguien sólo para él, alguien que le dijera que todo estaba bien y se quedara a su lado, alguien que jamás lo abandonara.
Un ruido le advirtió que las cortinas de un apartamento se habían abierto, sin darse cuenta, su corazón se aceleró y su pecho albergó esperanza, sintió algo así como "esta podría ser mi persona", pero inmediatamente se molestó consigo mismo por pensar algo tan ingenuo, ¿Que no había aprendido nada? Pasó una mano por su rostro, secando la única lágrima que había logrado escapar de sus oscuros ojos, al alzar la vista pudo ver al chico con una expresión indescifrable en el rostro, podría haber jurado que estaba preocupado viéndolo, pero el hecho de sólo pensarlo lo enfureció más, ¿Cómo podía ilusionarse así cuando aún no lo conocía? ¿Cuándo terminaría de ser tan iluso y aprendería a comportarse como un adulto se supone es? Ya era suficiente.

Golpeó la barandilla y miró con el ceño fruncido al menor, no quería hacerlo, pero su sangre estaba hirviendo, y le molestaba aún más la importancia que le daba a aquel chico que no conocía, le molestaba aún más que aún enojado y frustrado su mente tuviera tiempo para admirar el rostro del azabache, le molestaba no poder molestarse del todo con él. Así que apartando la mirada entró en su cuarto y cerró los ventanales de golpe.

Esa noche no habría un "buenas noches".