Capitulo V Pelea con cerdos de maíz

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Cuando solté la flecha, uno de esos raros monstruos la recibió de lleno en medio de su horrenda cabeza, de repente estalló en partículas de arena, lo cual me sorprendió mucho más de lo que yo los había sorprendido a ellos

— ¡¡¡SUÉLTENLA CERDOS DEFORMES!!! , les grité con un tono fuerte y amenazador, pero al parecer no les importó, ya que solo se quedaron en el sitio y soltaron unos gruñidos.

#@*¡!-¿?+ —, gruñeron, estoy convencido de que no eran palabras de bienvenida, pero solo hice caso omiso.

— ¿La mujer de quién ?, respondí confundido e irónico tratando de ganar tiempo para poder idear un buen plan.

A pesar de que el miedo me estaba consumiendo, y que la noche se estaba haciendo presente poco a poco, sinceramente no tenía ni idea de cómo liberar a Hope de esas cosas sin que me mataran en el intento, uno de ellos se acercó un poco más de lo que me hubiera gustado así que disparé de nuevo contra otra de esas cosas.

¡¡Puf!!, se esfumó como el otro, en una nube de polvo. (Todavía no sé por qué estallan en polvo, ¿no se suponen que son hechos de Maíz? Deberían estallar en palomitas)

— ¡No sabía que era familia de Houdini! Exclamé con tono sarcástico y una sonrisa en mis labios, los enanos lanzaron contra el suelo a la chica, al parecer ya no la querían a ella de rehén porque arremetieron contra mí.

— Claro porque no eliminar al chico con el arco que nos esta asesinando uno a uno, él es más amenazante que una chica sin armas —dije

De nuevo pensé, ok... debí repasar mejor antes de disparar otra vez.

Desesperado seguía escuchando las sirenas más cerca que antes, al parecer la policía peguntaría a algunas personas por lo que habría pasado y les responderían que un chico loco con un arco pasó corriendo por allí agitado, no tardarían mucho en llegar y arrestarme por la explosión sin ser mi culpa.

Lancé dos flechas más y tres de esas cosas las desviaron pero el más grande no tuvo tanta suerte, la flecha penetro en su grasoso cuerpo de bebé cerdo justo en el centro de su pecho.

¿Cómo rayos haces eso? — escuché a Hope que preguntaba con asombro desde el lugar donde estaba ya se había levantado del suelo, su ropa estaba sucia por lo sucedido, lucía un fresco raspón en su brazo derecho.

­— ¿Es que acaso tienes un pacto con el demonio? —, me volvió a preguntar unos cortos pasos más alejada de los Karpois.

¡No, es primera vez que lo hago! —, exclamé con orgullo por mi agilidad con el arco mientras seguía intentando eliminar a esos rarísimos cerdos de maíz.

Volví a disparar, esta vez una de las flechas atravesó a dos de esas cosas al mismo tiempo. Dejando libre el camino para que Hope corriera y llegara corriendo junto a mi lado, hubo un incómodo momento donde ninguno de los dos hablamos hasta que;

— ¡Hay más de esas cosas! — grité alarmado, de alguna forma aparecieron más criaturas de esas, Hope se volteó de manera abrupta.

Repite lo que hiciste hace rato — me ordenó de manera autoritaria.

— ¿Y acaso soy el único con manos aquí? —, Le espeté mientras cargaba una flecha en el arco.

— ¡No!, ¡pero sí al menos el único con armas, tarado! — replicó ella.

Los pequeños monstruos eran más de quince en ese momento, se quedaron inmóviles a unos pasos de nosotros, Me quedé con el arco en ristre por si se acercaban más de la cuenta, uno de ellos se acercaba desde atrás parecía el más viejo del grupo su tono de piel era amarillento marchito, muy diferente a los otros más jóvenes y verdes venia abriéndose paso entre los demás.

En Busca Del Hijo De La Guerra (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora