Capítulo VI Un regalo misterioso

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Esta noche por primera vez mi sueño fue tan vivido, parecía que yo lo estuviera viviendo allí mismo, en el sueño pude ver que estaba en algún lugar inhóspito solo había una especie de cabaña toda extraña, con aire tenebroso, estaba muy obscura, dentro solo se podía alcanzar a ver una tenue luz de alguna linterna a gas que se usaba en épocas coloniales.

No sé cómo, pero llegué a la puerta, intenté abrirla pero estaba cerrada con algún seguro o candado por dentro, miré por una de las ventanas que tenía, aunque estoy seguro que anteriormente no estaban allí, como sea. Cuando miré dentro vi que allí se encontraban unas chicas guapas, parecían unas sifrinas faranduleras que se la pasan en el C.C. (Centro Comercial).

Si no me equivoco habían ocho de ellas, se encontraban acorralando a un joven que se me hacía conocido, iba vestido con una camisa de vestir con las mangas cortadas, un pantalón vaquero blanco rasgado por todas partes, tenía el cabello cortado al estilo largo con cresta, cuando oí su voz quedé pasmado del asombro, pues aquel joven atrapado era Leikan. Traté de abrir la puerta nuevamente ahora con más ímpetu pero el sueño cambió, noté que estaba en un espacio abierto como un campo pero estaba lleno de rocas, no, no eran rocas, eran lapidas.

En frente de mí se encontraba una que rezaba Marcie Delaware, no sabía por qué, pero el apellido me recordaba a alguien, el suelo se abrió bajo mis pies y caí en un profundo abismo hacia la oscuridad. Creí que debía haber despertado, pero no fue así en el sueño pude ver a Ares que me miraba fijamente con sus ojos llameantes.

— ¡Date prisa!, mi hijo cuenta contigo semidiós — dijo el señor de la guerra en mi sueño, — busca las lanzas cruzadas en la plaza Bolívar de Mérida, allí encontraras ciertas pistas pero debes partir, ¡Ahora! — Se volvió un cráneo gigante y abrió sus fauces para engullirme.

¡¡¡AHHHH!!! — desperté sudando frio del miedo.

Mire al rededor y ya estaba esclareciendo, los primeros rayos del sol que entraban por la ventana brillaban hermosamente como lingotes de oro pulido, anunciaban un nuevo día, y marcaban el inicio de mi travesía para encontrar a Leikan, un aroma de arepas y jugo de mango recién echo impregnaba el aire que respiraba.

— Buenos días hijo, Feliz cumpleaños — dijo mi madre con alegría, — Como pasó el tiempo volando, ayer eras un bebe y ya hoy estas cumpliendo 18 años — concluyó con alegría y ternura.

Amo como es mi madre.

Gracias mamá, estoy muy emocionado por este día — dije tratando de no sonar preocupado por la misión que sabía debía cumplir.

Mi primer regalo en el día de mi cumpleaños siempre es la sonrisa de mi bella madre, luego el desayuno, pero hoy recibí tres regalos, no me quejo ni nada pero estoy seguro que mi mama no fue la que me lo dio. Tomé una pequeña caja del tamaño de mi celular, la abrí y sorpresa había un reloj dentro, era un reloj con correas de cuero negro tenía la forma de un omega (Ω) la última letra del alfabeto griego pero de costado, color dorado, en total contaba con tres manijas de ajuste, y dos botones que no sé de qué sirven, en realidad tampoco sé por qué poseía tres indicadores de hora si con uno es suficiente en fin, me llamó la atención, aunque nunca uso los relojes por el (TDAH), le dije a mi madre que me lo colocara.

Mamá, gracias por el reloj aunque sabes que no los uso muy seguido — le dije mientras me colocaba el reloj con cariño.

De nada, pero ¿sabes?, el regalo no te lo di yo — me respondió — más bien es un regalo de..., tu abuelo paterno — se me hizo raro que titubeara, me dejó pensativo el hecho de que nunca me había dicho que mi abuelo paterno existía, porque ni a mi padre lo conocí, pero no presté atención y fui a despertar a Hope para que desayunara antes de irse.

Después de llamar a la puerta varias veces, pensé que algo malo había pasado por que no respondía, pero cuando abrí la puerta ella no estaba, se fue y mi habitación quedó vacía.

Después de ver que Hope no estaba en mi habitación, bajé las escaleras un poco pensativo, me preguntaba si yo era el que atraía las cosas malas a mis amigos nuevos o viejos, no lo sé creo que tengo mucha mala suerte con esto, ¿pero qué pasa?

— ¿Por qué desaparecen mis amigos? —, me pregunte a mí mismo apesadumbrado, me dolía el alma de solo pensar que quizá todo lo que estaba pasando era mi culpa de algún extraño modo, me dispuse a decirle a mi mama que Hope se había ido sin dar explicaciones.

Mamá, Hope... —, cuando llegué con mi madre me di cuenta que Hope estaba allí con ella, ¿cómo rayos hizo eso de bajar las escaleras antes que yo y sin haberme dado cuenta?, pues bien como ya no tenía nada que decir, fui a retroceder rápidamente, pero Hope me llamó.

Axel, ¿puedes venir un momento? — me llamó ella un poco cabizbaja

Mi madre con una leve sonrisa salió de la habitación para darnos privacidad, hasta me guiñó el ojo, ok creo que mi señora madre se tomó muy en serio lo del supuesto ''noviazgo'' que tenía con Hope, y lo peor del caso es que fue ella quien lo inventó.

Ok... ¿Watt? — dije en tono irónico.

— ¡Es en serio tonto! — Me dijo en forma un poco amarga y con su toque triste, — quisiera contarte algo —.

Me acerqué y tomé asiento justo enfrente de ella en uno de los muebles que a mi mamá le daría un ataque verme sentado allí, notaba lo nerviosa que se sentía por contarme lo que sea que quería contarme.

— Voy a contarte algo que..., no se... si debería contárselo a nadie —.

— ¡No te ayudare a esconder el cadáver! — le respondí de manera instantánea

— ¡Queee! ¡Acaso eres estúpido! — me espetó ella.

Lo siento, es que me puse nervioso — Reconocí.

— ¿Puedes esperar que desayunemos y luego me cuentas?, es que mi madre nos preparó el desayuno con cariño y no quiero desairarla —

Decidimos tomar primero el desayuno porque mi madre lo había preparado con mucho amor para nosotros y no quería que las Arepas se enfriaran. Claro que cuando digo decidimos es más un YO decidí porque la verdad fue muy egoísta de mi parte hacer eso cuando Hope quería decirme algo al parecer importante para ella.

Cuando terminamos de comer recibí una llamada de mi abuela, que quería desearme un feliz cumpleaños y decirme que fuera a su casa para buscar el obsequio que tenía para mí.

— Aló, ¿Axel? — sonó la voz de mi abuela por la bocina del celular.

— Hola abuela bendición ¿cómo estás? —, le respondí con alegría.

— Feliz cumpleaños espero que la pases muy bien y alegre, que Dios te siga bendiciendo y dando mucha vida salud y sabiduría, pasa un momento por aquí para darte tu regalo —, dijo ella con rapidez y emoción

— Gracias abuela, si está bien ya pasaré por allí dame un momento jejeje — le contesté.

Al colgar la llamada concluí decirle a Hope que me acompañara a casa de mi abuela y que después me contara su historia,(otra decisión egoísta), pero tenía tantas cosas por hacer y lo que menos tenía ahora era tiempo, debía salir a Mérida a buscar la marca de Ares con las lanzas cruzadas, aunque no sé si eso me daría alguna pista, o no, sobre el paradero de Leikan, además debía decirle alguna mentira a mi madre para que me dejara viajar y así poder ir; En busca del hijo de la guerra.

En Busca Del Hijo De La Guerra (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora