Capitulo XV En la obscuridad

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Desperté abriendo los ojos de golpe, el sol había declinado, la única luz que estaba presente era la producida por la fogata que elaboró el grupo de búsqueda liderado por el copiloto.

— ¿Que sucede Hope? — Pregunté

No estamos solos... — Dijo Hope, quien tenía la frente perlada del sudor, su cara había adquirido un color pálido que ella no tiene normalmente.

— Si, lo sé, tranquila, ¿estás bien? — Volví a decir.

¡No, no entiendes! — replicó con voz temblorosa.

Hay algo raro en esta isla, debemos salir de aquí, rápido, además encontramos huesos — dijo bajando la voz.

— ¿Huesos, dónde? — pregunté abriendo los ojos como platos

En unas cabañas al otro lado de la isla, además, la chica que me asignaron como compañera vio un enorme agujero en el suelo, creo que algo nos estaba asechando — contó.

Apuntó con la cabeza al lugar donde se encontraba una chica de cabello negro ensortijado, con color de piel acaramelado, quien iba acompañada de tres personas más, un chico con el cabello igual al de ella y su mismo tono de piel, una señora con unos kilos de más, con el cabello recogido en una trenza, y un señor canoso que estaba en mi grupo de heridos, tenía el brazo entablillado improvisadamente.

— Seguro debe estar cansada mentalmente, además tu tampoco has descansado bien — dije lentamente, esperando otra replica.

Tienes razón, tal vez deba descansar un poco — dijo entre bostezos recostándose en la cama improvisada hecha de asientos tomados del avión.

Me dejó sorprendido lo fácil que fue convencerla para que se durmiese. Mientras Hope se quedaba dormida, me quedé pensando en el sueño que tuve antes que llegara de su faena, el primer sueño en el que no muero de alguna forma brutal o me da miedo en ningún aspecto, no, es más quisiera haberlo vivido por un poco más de tiempo.

Recuerdo arboles altos, rayos de sol matinal que los atravesaban iluminando todo, recuerdo el aroma de la arena húmeda por el rocío, el sonido de las aves trinando al ritmo de una melodía proveniente del alma, el lejano eco de aguas cayendo desde la altura de una montaña encajando perfectamente con la melodía y el trinar de las aves, el cielo azul lleno de nubes como algodón esponjoso, y una suave brisa con aroma a esperanza y alegría.

Fue hermoso mientras duró, pero la realidad es otra, enfoqué mi mirada en las personas del grupo de Hope que ahora traían consigo paquetes de agua embotellada, no lo noté antes pero tengo sed, las personas gritaban eufóricas por haber encontrado el agua.

Más atrás de ellos el piloto Villalobos se acercaba con el cejo fruncido, parecía que algo le estuviera molestando, pero no me pasa ni la menor idea en la mente del motivo de su enojo, uno de los voluntarios tomó una fracción de lámina metálicas de las que estaban esparcidas por doquier y lo hizo resonar con la fuerza necesaria para captar la atención de todos los que estamos despiertos sin despertar a los demás.

Tuvimos éxito con el agua — anunció — sin embargo no tenemos nada de comer todavía, espero y creo que hablo por todos que podamos aguantar un poco más hasta mañana— hubo silencio incomodo cuando terminó, luego de un momento por algún impulso hablé.

— Creo que están mintiendo— sentencié.

¿Quién te crees para decir que mentimos?— respondió violento el capitán de vuelo.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2020 ⏰

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En Busca Del Hijo De La Guerra (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora