Los Underwood

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****ALEX****

—¿Pero qué haces Liz?—exclamé con un tono que dejaba ver claramente que estaba irritada por su comportamiento.

—¿Cómo que qué hago? Y baja el tono Alex, la gente del pasillo nos está mirando—me respondió Liz con un leve rubor en las mejillas. Odiaba ser el centro de atención, a mi en cambio me daba igual lo que dijeran o pensaran de mi. De todas formas bajé el tono de voz por Liz.

—Sabes de sobra que no soy muy social y me cae mal el 99% de la población total, incluyendo a los seres fantásticos. No me gusta la gente nueva, y además la pelirroja esa es muy rara. No tiene las cualidades físicas de un juez, es muy delgaducha y no muy alta. Además parecía bastante perdida y no llevaba uniforme—respondí mientras mi enfado aumentaba.

—Tienes razón en que hay algo raro en ella, yo también lo he notado. En clase parecía estar confusa. Pero me intriga esa chica, y encima no vamos a dejarla sola. Ponte en su lugar Alex, no te gustaría que una chica a la que no conoces de nada no dejara de mirarte mal—argumentó Liz con tono de reproche en su voz.

—Hay más personas en clase de las que se puede hacer amiga, no tenemos que ser nosotras las que nos encarguemos de la nueva. Parecemos una ONG.

—Calla y se sociable—dijo Liz entre risas ante esa comparación que acababa de hacer con una ONG.

No respondí decidiendo dejar ahí la conversación. Pero fruncí el ceño para dejar claro que no aprobaba su decisión. De repente se abrió la puerta de clase y salió la chica nueva dirigiéndole una sonrisa a Liz, la cual le correspondió con otra. Yo puse los ojos en blanco ante tanto amor repentino.

—Señorita Hamilton, pase—dijo la directora desde el interior de la clase mientras sonaba el timbre que señalaba el inicio de la siguiente hora de instituto.

Dirigí una última mirada a Liz que había parado su conversación con la nueva al oír el
timbre.

—Nosotras vamos yendo para clase. Me encargo de avisar al señor Coleman de que estás hablando con la directora Hamilton y llegarás algo tarde.

Asentí y entré en clase de la directora.  Al entrar cerré la puerta y tomé asiento en una de las mesas de primera fila.

—¡Oh! ¡Vamos Alex! ¡Ya tienes 17 años! Pero te comportas como una cría de cinco—se quejó la directora/mi tía con un tono irritado y a la vez cansado en la voz.

—Me conoces de sobra tía. Sabes que no me gusta la gente nueva, no soy nada sociable. De eso se encarga siempre Will y Liz. Con mi grupo actual de amigos cercanos me vale—usé un tono informal al igual que ella. Cuando estábamos solas o fuera del instituto nos tuteábamos. 

—Ya lo sé Alex, y por eso nunca te he pedido que adaptes a alguien nuevo. Digamos que ser agradable de primeras no está entre tus cinco mejores cualidades—alcé la ceja izquierda ante su comentario. Pero mi tía ni se inmutó—. Pero Gwendolyn es distinta, y te pido como un favor personal que la ayudes—rogó mi tía con un tono algo más cariñoso para camelarme, pero no iba a caer en su trampa.

—¿Por qué dices que es especial? No se sisarás que rara y especial no tienen el mismo significado.

—Alex escucha—me cortó mi tía—. Gwendolyn es nueva en todo esto. No me refiero simplemente al instituto , si no en nuestro mundo—no pude evitar mostrar una mueca de asombro. ¿Cómo que era nueva en todo esto?—. Tienes buena memoria, por lo que recordarás que en la generación de tus abuelos una de las casas secundarias cayó en desgracia y deshonra. Iban a ejecutar al matrimonio condenado culpable pero consiguieron escapar, desapareciendo completamente del mapa. Los magistrados enviaron patrullas en su busca pero jamás lograron encontrar a ningún miembro de la familia—me di cuenta que mi tía se había referido al matrimonio como "condenados culpables" y no simplemente culpables. Tenía la sospecha de que para mi tía no eran culpables, hecho que no comentaría con nadie.

—Claro que recuerdo aquella historia—como para no acordarme. Era una historia que se nos contó mil veces como ejemplo a no seguir: nunca debíamos incumplir las normas del Tribunal Supremo . El cabeza de familia de los Underwood había sido acusado de trabajar con los ifrits y hadas para derrocar a los Jueces de su posición suprema en el mundo de las Sombras. 

Según los libros de Historia, el matrimonio había sido condenado gracias a pruebas que evidenciaban su culpabilidad. Les encarcelaron a la espera de la ejecución, pero cuando llegó ese día no los encontraron en la celda. Charles Underwood había conseguido escapar con su mujer que se encontraba embarazada. Recuerdo que de pequeña cuando me contaron aquella historia por primera vez pensé que era una atrocidad matar a una mujer embarazada. Pero con el paso del tiempo había aprendido a respetar la ley, por dura y estricta que fuera. No había ningún poder superior a ella.

Cuando mis padres me contaron la historia de nuevo ya más mayor, lo hicieron de forma diferente. Dejaron claro su punto de vista. No creían que las pruebas fueran suficiente evidencia, ni que fuera moral ejecutar a una mujer embarazada. Hoy había descubierto que mi tía compartía el mismo punto de vista que mis padres. Pero tres de los cinco magistrados del Tribunal Supremos habían votado a favor de la ejecución.

Con su desaparición se extinguió la familia Underwood. El hermano menor de Charles murió años después en batalla, mientras que su hermana pequeña decidió adoptar el apellido de su marido cuando se casaron. No era obligatorio que las mujeres adoptaran el apellido del marido, pero tenías esa posibilidad, y la pequeña de los Underwood decidió hacerlo debido a que su propio apellido había caído en deshonra.

—Pues el verdadero apellido de Gwendolyn es Underwood. Su abuelo era Charles Underwood. Estuvieron viviendo durante años como simples humanos, hasta que hace dos días los abuelos de Gwendolyn fueron encontrados en casa muertos. Había todo arañazos por las paredes. Parece ser que los mataron unos licántropos. El padre de Gwendolyn era consciente de la historia pasada de sus padres y del mundo de las Sombras. El padre de Gwendolyn se dio cuenta de que irían tras ellos. Hacía años que no se hablaba con sus padres, pero justo esa tarde le habían llamado para cenar juntos. Él decidió ir sólo y fue cuando a la noche se encontró el cadáver de sus padres. Para proteger a su familia a decidido volver al mundo del que sus padres le han ocultado durante tantos años.Ha llegado esta madrugada al instituto con su mujer humana y con Gwendolyn. Ha solicitado la protección que el instituto está obligado a ofrecer a Jueces y humanos. Pero a Gwendolyn no le han contado nada del mundo, es por eso por lo que esta mañana parecía tan confusa. Sólo sabe que sus abuelos se encuentran muertos. Hasta que el Tribunal Supremo se reúna y tome una decisión de que hacer con ellos tenemos que ayudarles—dijo mi tía mientras sus ojos reflejaban tristeza—. Así que hazme el favor Alex de ayudarla e introdúcela en este mundo, necesita ayuda. Pero no le cuentes la historia de su familia, eso le corresponde a su padre.

—Tranquila tía, prometo comportarme. La ayudaré a asimilar el mundo de las Sombras.

—Gracias Alex—respondió mientras asentía levemente con la cabeza como para sí misma.

Me despedí de mi tía y me dirigí hacia el aula donde tenía la siguiente clase. La tristeza que reflejaron los ojos de mi tía cuando habló del Tribunal Supremo indicaba que dentro de poco habría una reunión importante de las grandes familias en la que se debatiría el futuro de la familia Underwood, y mi tía no tenía muchas esperanzas en que el resultado del juicio fuera favorable y bueno para dicha familia.

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