****GWEN****
De repente, el vampiro salió volando hacia atrás y yo me caí al suelo. ¿Qué había pasado? Me incorporé confundida y distinguí a un chico entre el vampiro y yo. El muchacho era bastante alto. No era muy ancho de espaldas, ni tenía los músculos muy definidos pero se podía distinguir su figura de atleta. Sostenía en la mano izquierda una espada de longitud media. Esta misma imagen hace tres días me habría asombrado e incluso asustado, estaría pensando que mis amigos me habían metido droga en la comida. Pero a día de hoy veía ya todas las locuras como cosas normales. Y ese hecho me asustaba más de lo que quería reconocer.
El vampiro se abalanzó sobre el chico, el cual, elegantemente, le esquivó apartándose a un lado y le clavó, con asombrosa rapidez, la espada por la espalda en la zona del corazón. El vampiro cayó de rodillas al suelo dejando escapar un grito de dolor cuando el muchacho sacó la espada de su cuerpo. El chico sacó un mechero del bolsillo del pantalón y se lo lanzó. El cuerpo del vampiro comenzó a ser lamido por las llamas. No dejó escapar ningún gemido de dolor, entonces me fijé bien y ví sus ojos abiertos perdidos en la nada. Estaba muerto. ¿Cómo podía estar muerto si no le había clavado una estaca de madera? Tome nota, mañana preguntaría a mis amigos si era cierto lo de la madera o no, y me interesaría por otros seres y la forma de matarlos. Todo lo que sabía del mundo de las sombras y sus seres era gracias a las películas de adolescentes tan populares hoy en día. Seguramente, la mitad sería mentira. Me quedé absorta mirando la imagen que tenía lugar en frente mío, hasta que el muchacho interrumpió mis pensamientos.
—¿Estás bien?—me preguntó con preocupación en los ojos. No me había fijado hasta ahora, pero aquel muchacho era guapísimo. Su pelo corto era negro como la noche, y lo llevaba despeinado. Sus ojos eran marrones oscuros, con pequeñas motas doradas en ellos. Tenía las pestañas muy largas, y sus labios eran carnosos. Sus cejas eran tupidas, hecho que solo le hacía más atractivo—. ¿Te encuentras bien? ¿Te ha mordido?—continuó el chico preguntando al ver que no respondía. Me había quedado embobada mirándolo. Era incapaz de articular palabra alguna.
—Eeeh sii—respondí finalmente—. Osea que estoy bien, no me ha llegado a morder.
—Menos mal que he llegado a tiempo—dijo el chico con una pequeña sonrisa de lado y pasándose la mano por el pelo.
—Muchas gracias por cierto—dije devolviéndole la sonrisa y sonrojándome ante su mirada curiosa.
—No hace falta que las des, para eso están los compañeros.
—¿Compañeros?—pregunté confundida.
—¿Eres una Juez no?—respondió el muchacho a mi pregunta con otra. Percibí cierta confusión en su rostro.
—No, ósea si—solté el aire de mis pulmones y volví a tomarlo—. Me acabo de enterar que lo soy, aún no lo tengo asimilado.
—Entonces tú debes de ser la nueva chica que ha llegado hoy al Instituto. Me llamo Liam—se presentó extendiéndome la mano.
—Yo soy Gwendolyn, pero me puedes llamar Gwen—respondí aceptando su mano.
—Bueno, me tengo que ir a casa. Si llego tarde mis padres se van a empezar a preocupar y voy a acabar con 30 llamadas perdidas de mi madre. Además, al llegar a casa sería víctima de un interrogatorio que ni el FBI—dijo soltando una risa—. ¿Vives cerca?¿O te acompaño a casa? Estas no son horas para rondar sola y menos sin ningún arma. Ya has visto lo que puede pasar.
—No te preocupes, vivo cerca. No creo que me ataque ningún otro vampiro. Aunque claro, la suerte nunca ha sido lo mío—bromeé entre risas. Liam se rió conmigo.
—¿Estás segura?No es ninguna molestia, de verdad.
—Si, estoy segura—respondí con una sonrisa. No quería ser la típica damisela en apuros. El asintió.
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Los Jueces [PARADA]
FantasyEl mundo se verá en peligro cuando las fuerzas oscuras se unen para derrocar a Los Jueces, una especie similar a la humana, pero con una constitución más fuerte, que les permitirá ser unos guerreros excelentes. Una rebelión por el control del mundo...