El Instituto

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****GWEN****

Recogimos nuestras bandejas y salimos por una puerta del lateral hacia el pasillo principal. Los chicos se fueron a la biblioteca porque tenían que acabar un trabajo y James se les unió aunque no tenía que hacer ningún trabajo. Por el contrario, Will dejó de un lado el trabajo y quiso acompañarnos a las chicas de tour por el Instituto. Estábamos en la tercera planta. El suelo era de mármol beige, igual que en todo el Instituto, y se encontraba impoluto. Podías ver tu reflejo en el suelo, eso a mi madre le encantaría teniendo en cuenta que es una obsesa de la limpieza.

A la derecha había unas grandes escaleras que recorrían todo el Instituto, eran de mármol beige al igual que el suelo del mismo. Las barandas de las escaleras eran del mismo material y con forma de pequeñas columnas redondas lisas que se ensanchaban desde arriba y abajo hacia el centro, donde se volvían a estrechar, y en el centro se unían en un resalto de la piedra en forma de cinta. En la pared de la derecha había enormes ventanales luminosos con grandes cortinas de color azul marino recogidas a los lados con unas cintas marrones oscuras. Las paredes eran del mismo tono que el de las cintas que cogían las cortinas. Los techos eran amplios y abovedados, con pinturas preciosas de todos los colores. De ellos colgaban elegantes y enormes lámparas de araña que ahora estaban apagadas. En la pared de la izquierda había un montón de puertas de madera marrones muy cercas unas de otras. Aquel detalle me llamó la atención. Las aulas que se encontraran tras ellas no debían de ser muy grandes.

—A la izquierda están las habitaciones—explicó Liz haciéndome entender que no eran clases lo que se encontraban tras las puertas de madera.

—Debido a nuestro trabajo muchos nos quedamos sin padres cuando somos pequeños. El Instituto se encarga de acogernos cuando pasa eso y se convierte en nuestra casa. También hay gente que viene de pueblos pequeños y prefieren aprender y formarse en el Instituto que en casa con sus padres, por lo que necesitan un lugar donde residir. Esto se da sobre todo en verano. Muchos jueces vienen durante el verano ha formarse. Como una especie de campamento de verano mundano—reflexionó Will como para sí.

Asimilé con tristeza lo que acababa de decir. Will era huérfano y vivía en el Instituto. Sentí lástima por él. Simplemente le conocía de apenas unos minutos, pero se veía que era una persona con gran corazón, y me había caído bastante bien. Además de contar con un atractivo de diez. 

Subimos las escaleras hacia la cuarta y más alta planta. Will iba con Alex charlando. Parecía que congeniaban muy bien, ¿habría algo entre ellos? Liz iba detrás de ellos pensando en sus cosas y esperándome. Yo iba la última observando todo. Estaba impresionada, todo era precioso y elegante, además de caro.

—Y esta es la cuarta y última planta—dijo Alex interrumpiendo mis pensamientos. ¿Alex se había dirigido a mí? Tanta novedad me debía de estar causando alucinaciones.

—Esta planta es solo más y más habitaciones—añadió Will hechando una mirada al largo pasillo con innumerables puertas a ambos lados.

—Y ahí hay una pequeña escalera de caracol que sube al tejado—explicó Liz mientras señalaba hacia una esquina por donde subía una escalera de madera de caracol hasta una trampilla—. Pero está prohibido subir. 

—¿Por qué?—pregunté interesada. Me apetecía subir al tejado y contemplar todo desde allí arriba.

—Por un pequeño accidente que pasó hace unos años—respondió Alex con un gesto de la mano para quitarle importancia al asunto—¿Pero quién pone una escalera para subir a un sitio y luego pretende que nadie suba?

—Tu tía—respondió Will entre carcajadas.

—Y es por eso por lo que soy el cerebro de la familia—dijo Alex mientras se apartaba el pelo hacia atrás con una mano en un gesto de superioridad fingido.

Will imitó a Alex y todos los presentes se echaron a reír. Yo esbocé una pequeña sonrisa. No es que no me pareciera graciosa la escena, si no que estaba pensando en lo que había dicho Will. La tía de Alex había prohibido subir allí arriba, para eso tenías que tener poder en el Instituto. Sume 2+2 y me di cuenta que la directora Hamilton era su tía. Cuando me había dado cuenta de que se apellidaban igual había pensado que serían familia lejana o pura coincidencia, ya que no se parecían en nada.

Continuamos con el tour y bajamos dos pisos. La segunda planta era un espacio abierto con los mismos ventanales y techos, la diferencia era que había un gran espacio abierto con sofás y sillones en el centro de la planta, parecía como un lugar para relajarse y hablar. A cada extremo del piso había una gran puerta de madera. La de la derecha según subías de las escaleras era algo mas elaborada e imponente que la otra que era bastante sencilla.

—A la izquierda está la piscina. Hay una grande con las mismas dimensiones que una olímpica y la usamos para entrenar. Y hay otra mas pequeña para los más jóvenes. Aunque los mayores la usamos de vez en cuando para divertirnos—me explicó Liz como si se tratase de una guía turística.

—Y al otro extremo del pasillo se encuentra la sala de entrenamiento y de armas—dijo Will con unos movimientos de brazo imitando a las azafatas de un avión. ¿Entrenamiento? ¿Armas? Mi confusión iba a más al ir entrando a este nuevo mundo, cuando debería ser todo lo contrario.

—Perdone—interrumpió Alex levantando el brazo como si estuviera en clase—¿Me puede dejar el folleto de la comida del avión?

—Por supuesto, aquí tiene señorita Hamilton—respondió Will tendiéndole un folleto invisible con la mano y siguiéndole la broma. De repente empezaron todos a reírse, esta vez yo incluida. Había algo entre esos dos, lo que no sabía es si tan sólo era simple amistad o algo más.

—¿Pero porqué necesitamos armas? Es algo que no entiendo. Se que se usan en esta nueva faceta del mundo que acabo de descubrir, pero nadie me ha explicado porqué es todo tan peligroso.                                                                                                                                                                                

—Tranquila, en cuanto acabemos de enseñarte el Instituto te explicamos todo con tranquilidad—respondió Liz con una cara entre medias de comprensión y pena.

De repente todos se giraron hacia las escaleras sin aparente motivo, pero 10 segundos después apareció Cam por ellas. ¿Cómo es que sabían que iba a venir alguien por las escaleras?

—Alex tu tía me manda en tu busca. Quiere que vayas a su despacho a reunirte con ella.No me ha dicho de que quiere hablar pero apostaría lo que sea a que es del baile—interrumpió Cameron con una mueca divertida en el rostro.

—Buena chapa me espera ahora—dijo Alex tras soltar un largo suspiro. Se giró hacia nosotros con cara de aburrimiento—. Bueno chicos, luego estamos.

Se fue hacia las escaleras con Cam que la esperaba en ellas.

—¡Suerte!—dijo Will en un tono algo más alto del habitual para que Alex le oyera sin problemas. 

—¡Y antes de responder a tu tía acuérdate del cepillo de dientes!—gritó Liz cuando Alex y Cam empezaban a bajar las escaleras.

Will, Liz e incluso Cam empezaron a partirse de risa. Alex sin girarse siguió bajando las escaleras y movió el brazo derecho hacia atrás y les mostró el dedo corazón. Gesto que tan solo consiguió que Will y Liz se rieran aun más.

Los Jueces ARADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora