Los Jueces

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****ALEX****

Gwen y su padre se habían marchado. Probablemente había llegado la hora de que explicaran todo a Gwen. Menos mal que yo había nacido y crecido en el mundo de las sombras, no era capaz de imaginar como sería que un día mis padres me contasen que he vivido toda mi vida una mentira. Esperaba que Gwen lo asimilara bien.

Seguimos con el entrenamiento tras la pequeña interrupción. Los siguientes en luchar fueron Cam y James. De este enfrentamiento salió Cam victorioso, era uno de los mejores luchadores de todos los Jueces. El siguiente turno fue el mío y el de Liz, gané yo fácilmente. Liz no era una mala luchadora, pero se le daba mejor la lucha a distancia, por eso su arma era un arco.

Nada más terminar el entrenamiento nos dirigimos hacia los vestuarios. A pesar de los estereotipos, Liz y yo no tardábamos media hora en ducharnos. De hecho tardábamos algo menos de diez minutos. Muchas veces salíamos antes que los chicos, ya que nos no secábamos el pelo. Me puse unos pantalones vaqueros oscuros cortos, un top de tirantes finos blanco y unas converses bajas blancas. Mi pelo negro estaba suelto y mojado. Lo bueno de tener el pelo liso es que podía no secármelo con secador y no parecer un león. En cambio Gwen no debía de tener esa misma suerte. Liz se puso también unos vaqueros cortos. Llevaba una camisa vaquera clara de tirantes anchos con botones, no se abrochó el de arriba del todo, de tal manera que se podía ver el colgante de plata con un elefante pequeño, y por ultimó se calzó unas sandalias blancas. Se echó espuma a su pelo mojado para no parecer un león. Cuando salimos los chicos estaban afuera esperándonos ya duchados y con sus mochilas en mano.

—¿Cómo así te has duchado tan rápido Will?—le pregunté tomándole el pelo—Tienes que dejar la mascarilla reposar diez minutos para que haga efecto.

—Oh Alex, ya sabes que mi fabuloso pelo no necesita de esos productos para lucir reluciente—me respondió mientras movía el flequillo hacia la izquierda, un gesto que era bastante habitual en él. Todos estallamos en risas.

—¿Y ahora que vais a hacer?¿Ir a casa directamente?—inquirió Cam.

—Si puedo evitarlo no—respondió Will—. Todos los que viven en el Instituto son unos aburridos. ¿Vamos a tomar algo todos?

—Tranquilo princeso en apuros, yo te salvaré del terrible aburrimiento—intervine con un tono dramático.

—Oh gracias, ¿que haría sin ti?—bromeó Will.

—Sabeis de sobra que el mundo no sería lo mismo sin mi. Soy esencial en vuestras vidas—aseveré. Todos se reían, menos Cam, el cual tenía el ceño algo fruncido. Cuando se dio cuenta de que le estaba mirando mostró una pequeña sonrisa. Estaba algo raro últimamente.

—¿Entonces quién se apunta a tomar algo?—preguntó Liz con una sonrisa en la cara.

—Lo siento chicos—se disculpó James—. Yo me quedo a esperar a mi hermano. Tenemos que ir los dos directos a casa, han venido mis abuelos paternos de visita.

—¿Con qué mañana jersey nuevo eh?—bromeó Cam. Volvía a tener su encantadora sonrisa habitual en la cara. James y Tom aparecían siempre con unos jerseys feos cuando estaban sus abuelos paternos de visita. A su abuela le encantaba hacer punto, y siempre traía de regalo unos jerseys hechos por ella a sus nietos. La verdad es que no eran muy bonitos que digamos. Siempre nos burlábamos un rato de ambos.

—Cállate Knight—bufó James. Todos nos reímos mientras que James fruncía el ceño.

—Pues en marcha chicos—intervine dirigiéndome hacia la salida—. Hasta mañana James—me despedí con la mano.

Todos nos despedimos de él y nos fuimos hacia el coche de Cam que estaba aparcado en el parking del instituto. Por suerte había dejado de llover. Yo se senté de copiloto, mientras que Liz y Will tomaron asiento en la parte de atrás. Fuimos a un bar que estaba a unos diez minutos en coche. Solíamos pasar muchas tardes en ese bar juntos, tenía geniales recuerdos de todos mis amigos allí. Todos, excepto Will, nos sentamos en una mesa que estaba en un rincón. 

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