Capítulo 1

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El horroroso sonido del despertador suena retumbando mis oidos.

—Joder–Gruño–¡Cállate ya!–Tiro el despertador con fuerza hacia la pared y el sonido enseguida cesa.

Me levanto, miro la hora en mi caro IPhone, las 5:30 A.M.

¿Quién cojones está despierto a esta hora?

Tú, pedazo de imbecil–Dice esa voz de mi cabeza y ruedo los ojos yendo directo al baño.

Después de cortos minutos salgo duchado, me cambio y cierro la maleta del todo.

—Quien cojones inventaría las escuelas, institutos y universidades.–Mascullo mientras desayuno–Alguien podría darle un sillazo en su momento–Río solo y enseguida callo.

¿Te das cuenta de que pareces loco hablando con las paredes?

Oh, cállate, no quiero escucharte maldita cabeza.

Mi furgoneta me espera en la puerta y enseguida guardo mi maleta y entro.

—Vamos a llegar tarde, Justin–Habla la insoportarble voz de Scooter.

—Shh, calla Scooter, me caes mejor callado–Digo sin siquiera mirarlo.

—Debes cambiar tu actitud, Justin.–Me regaña.

—¿Cuanto tiempo llevas diciendo eso? ¿Seis años? No merece mas la pena, Scoot–Lo callo y sigo observando por la ventana.

Llegamos al aeropuerto y cojo mi maleta para andar hasta mi avión privado.

Entro y me siento en mi habitual asiento.

Suspiro mientras caigo rendido antes de despegar.

—Justin–Me zarandean–Justin, venga Justin, hemos llegado–Gruño.

—Cuidado Scooter, no quiero que sufras lo mismo que mi despertador esta mañana.–Ríe irónicamente.

—Eres tan gracioso–Dice con gran ironía–Levanta pedazo de vago–Hago caso rodando los ojos y me levanto frotandome los ojos.

Bajamos, respiro hondo mientras me estiro.

—Ven, es por aquí–Giro la vista hasta Scooter y asiento siguiéndolo.

Llegamos a una corriente y ya normal para mí furgoneta negra.

Entro y me siento enfrente de Scooter.

—Dejáremos las cosas en tu nueva casa–Me explica–Ya sabes que esta universidad es por tu bien, Justin.

—Que sí, que ya lo sé, que es para que me centre mas en mi carrera y mas gilipolleces así–Ruedo los ojos abriendo y cerrando mi mano.

—Portate bien, ¿vale?–Asiento gruñiendo–Relaja las hormonas oso.

—¿Oso?–Río por su absurdo apodo.–Yo te llamaré termita.

—¿Por qué?–Pregunta y alza una ceja.

—¿No jugabamos a ponernos nombres absurdos de animales?–Pregunto y Scooter ríe ligeramente.

La furgoneta pega un frenazo repentino haciendo que casi caiga.

—Hemos llegado–Me dice Scooter–Pásala bien y cuidado.

—Adios termita–Me despido y salgo de la fuegoneta para obsevar el gran campus universitario enfrente mía.

Hago todo el papeleo y un profesor se acerca a mí.

—Tú debes de ser Justin Bieber–Asiento–Yo soy German, tu profesor de guitarra–Vuelvo a asentir–Te acompañaré a tu clase.

—Vale–Lo sigo por los pasillos de la gran universidad hasta parar en la puerta de una clase.

Vuelta a Canadá | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora