Vuelta a Canadá | j.b

Capítulo 7

Me tapo la cara mientras intento regular mi respiración, pero inevitablemente suelto un sollozo.

Miro mis brazos con aún sus cicatrices medianamente tapadas con los tatuajes.

Aquella frase se repite en mi mente una y otra vez, miro la hora, las seis y media de la mañana.

Relájate Justin, ve a beber agua.

Asiento y me levanto de mi cómoda cama.

Aún las cicatrices me duelen, cómo no, tuve que estar tres meses en un maldito hospital curando mis cicatrices, eran profundas, mi vida había colgado de un hilo, y no me importaba lo mas mínimo.

Bebo del vaso todo el agua que hay en él y me apoyo en la encimera de la cocina.

Lamo mis labios y suelto una bocanada de aire antes de volver a mi habitación en un intento fallido de dormir.

Cansado de intertar conciliar el sueño decido darme una ducha para relajarme.

Después de ducharme me pongo unos vaqueros rotos y una larga color turquesa.

Me pongo mis vans blancas y decido mirar mis redes sociales esperando hasta las ocho y cuarto.

Pues te toca esperar un rato porque son las siete.

Te llamaré...Cristobal, es un buen nombre para mi mente.

*

—Hey Scooter–Saludo.

—Hola Justin.

—He pensado que hoy pudiera coger mi coche para ir a la universidad.–Cuestiono.

—Está bien...pero si surge cualquier cosa no dudes en llamarnos.–Respondo con un largo sí–Bien, disfruta y ten cuidado.

—Si mamá Scoot–Scooter ríe por la linea de teléfono y cuelgo.

Me fijo en el cuenco donde están todas las llaves de mis coches y me decido por mi Lamborghini blanco.

Conduzco hacia la universidad y aparco en el sitio mas cercano que encuentro.

Una vez salgo algunos flashes a escondidas imuminan mi cara, se ve que hoy a los paparazzis les ha dado por esconderse.

Enciendo un cigarro y me apoyo en la fachada de la escuela.

—¡Eh, Bieber!–Escucho a mi lado y miro hacia allá.

—¿Qué?–Pregunto en casi un gruñido.–He dicho que qué, no tengo todo el puto día para escuchar tus gilipolleces Harry.

—No te creas que puedes hacerte el duro conmigo–Aprieta la mandíbula y lo cojo del cuello estrellandolo contra la pared fuertemente.

—¿Qué has dicho?–Pregunto expulsándole todo el humo en la cara, él guarda silencio–Contéstame.

—H-He d-dicho q-que eres un f-flacucho–Mi sangre hierve ante sus palabras y mis dientes ya duelen de apretar la mandibula.

Cojo mi cigarro entre mis manos y miro a Harry.

—¿Quieres que te demuestre lo duro que soy?–Susurro–¿Quieres, eh Harry, quieres?

—No t-te atreves, m-miedica.

—A las dos, en la parte trasera, te voy a patear el trasero–Antes de soltar su agarre quemo su cara con mi cigarro haciendo que grite–Eso es un poco que lo que vas a sufrir esta tarde.–Harry se toca la zona quemada antes de irse.