Capítulo 24.

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Desperté gracias a la voz de mi madre quien estaba a un lado mío moviéndome de un lado a otro.
Mamá: ¡Alex! –me gritaba desesperada.

Su voz ahora estaba un poco quebrada y su fuerza iba aumentando.
Alex: Mamá –dije levantándome mientras me sobaba el brazo–, me duele.

Mi madre acariciaba su vientre y gritaba con un tono muy agudo.
¿Será que...? ¡La cosa esa ya va a nacer! Grité en mi mente.
Me acerqué a mi madre, la ayudé a levantarse y la acompañé escaleras abajo en donde Frank estaba frente a la puerta de la casa con una pequeña maleta que parecía ser para mamá.
Frank: ¡Al auto! –dijo abriéndonos la puerta.

Salí de la casa con mamá y la acomodé en el asiento del copiloto mientras Frank guardaba la maleta y después ambos entramos. Frank arrancó el auto y, unos minutos después, mamá dejo de gritar y comenzó a reír cuando cruzó miradas con Frank.
Mamá: ¡Si se la creyó! –decía ella entre risas.

Me quedé en shock. ¿Mi mamá y Frank haciéndome una broma? Me sentía una crédula.
Alex: ¡No vuelvan a hacer eso! –dije golpeando el asiento de Frank–. ¡Me asustaron!
Frank: Perdón, rara –dijo riendo–. Teníamos que hacerlo.
Alex: Y... ¿A dónde vamos? –pregunté viendo por la ventana–. Recuerden que ahora tengo un trabajo.

Mamá sacó una bolsa con un waffle y me lo pasó para que desayunará mientras me veía para hablar.
Mamá: Stan nos llamó y nos dijo que como hoy no habrían turistas podíamos acompañarlos a pescar –me sonrió.
Alex: Oh, Stan –susurré pensativa.

No dejaba de pensar en qué haría con Stan. Ayer dijimos que ya no nos preocuparíamos por él pero entonces... ¿Qué significa ese "sueño"?
Frank: Rara –me llamó–, ya llegamos.

Voltee a ver por la ventana y pude notar la arena que estaba en el suelo. Salí del auto para encontrarme con Mabel y Dipper que me estaban jugando en la arena, se acercaron sonrientes y Mabel tomó mi brazo.
Mabel: Bien... Nosotros iremos con el viejo McGucket –dijo para después salir de ahí.

Mabel y su gemelo me tomaron de los brazos y me arrastraron hacia el muelle. Me sentía graciosa, por fin haciendo mis locuras con los geniales gemelos Pines.
Alex: Me siento costal de papas –reí.

Mabel rió ante mi comentario pero después, al entrar al bote del viejo, Dipper y su gemela pusieron un rostro serio.
Alex: Wow –me les quedé viendo–, ¿qué sucede?
Dipper: Bill ha estado muy extraño, no deja de decir: "Él ha vuelto" o "Esto es genial".
Mabel: Parece loco –dijo moviendo sus dedos de forma graciosa.

Reí incrédulamente y los vi de forma risueña.
Alex: Chicos –me les acerqué y sonreí–, es Bill. Solo hay que hacerlo entrar en razón. ¿Dónde está?
Dipper: Ahí –dijo apuntando a la pequeña isla que estaba del otro lado.
Alex: Bien, entonces vamos.

Nos acercamos a McGucket y le pedimos prestado su bote, nos dio las llaves y salió del bote como si nada. Al arrancar sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Ahí vamos, Bill.
Llegamos al lugar y, antes de detener el bote, bajé sintiendo el agua salada en mis pies. Caminé hasta adentrarme al bosque con los gemelos guiándome.
Mabel: Aquí está –dijo apuntando a una cabaña.

Esa cabaña se me hacía conocida. ¡¡La cabaña de Robbie!! Pensé exaltada.
Corrí dentro esperando encontrarme con el peli-negro, pero nada.
Alex: Quizás viva en otro lugar –me dije a mí misma muy confundida.

Caminé escaleras arriba y me asomé en una de las habitaciones que tenía la puerta entre-abierta, Bill estaba abriendo un poco la cortina de la ventana para ver el exterior.
Alex: ¿Bill? –pregunté acercándome.
Bill: ¡Alex! –se exaltó–. ¿Qué haces aquí?

El rubio comenzó a arrastrarme fuera de la habitación hasta que detecté una imagen. Me detuve en seco y me solté del agarre de Bill.
Alex: ¿Qué es esto? –pregunté acercándome a aquella foto–. ¿Frank?

En el centro de un pizarrón de tachuelas había una foto de Frank y alrededor habían muchas otras fotos de otras personas y, entre ellas, de mi madre, también estaba nuestra camioneta y varios accesorios que Frank usaba. Todas las fotos estaban unidas por un hilo rojo que pasaba varias veces por todas partes.
Alex: Bill –voltee a verlo–. ¿Qué es esto?

Arranqué la foto de mi mamá y la vi más de cerca, esa foto debía ser reciente ya que estaba embarazada.
Bill: ¿Tú la conoces? –se me acercó–. ¿Quién es?

Me alejé de él dando un par de pasos hacia atrás.
Alex: Ella es mi madre –dije abrazando la foto.
Bill: ¡¿Qué?! –preguntó eufórico–. ¡¿Mi suegra?!
Alex: ¡No le digas "suegra", pervertido! –le grité un poco enojada–. ¿Por qué tienes fotos de mi mamá y de Frank aquí?

Bill se me quedó viendo extrañado cuando mencioné a Frank.
Alex: Él –dije apuntando a su foto–. Él es Frank, mi padrastro.
Bill: ¡¿Y ÉL ES MI SUEGRO?!

Me acerqué y le di un ligero golpe en la cabeza para que dejara de preguntar eso. Mientras lo regalaba diciéndole que Frank y mamá no eran sus suegros, los gemelos entraron a la habitación muy apurados.
Alex: ¿Qué sucede, chicos? –pregunté soltando el cabello rubio de Bill.
Mabel: Hay un hombre afuera –contestó apuntando a las ventanas, obviamente con las cortinas cerradas.

Me acerqué a la ventana y chequé el perímetro, definitivamente había alguien afuera. Era Frank pero, ¿qué le sucedía a Bill con Frank? Y, ¿qué hacía él en un lugar como ese? Digo, según yo, Frank es un tipo normal que le encanta molestarme.
Alex: Es mi padrastro –dije suspirando un poco frustrada.
Mabel: Oh, perdón –contestó apenada mientras jugaba con un mechón de su cabello.
Alex: No importa. Sé que a primera vista parece un hombre malo pero es solo un hombre normal.
Bill: ¡Claro que no! –dijo agitando mis hombros y después me volteó la vista hacia la ventana para ver a Frank–. Él no es un hombre, él no es normal.

LA CHICA MISTERIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora