Cap. 3

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Fue una noche confusa y eterna. Por lo general Jeonghan tiene la increíble capacidad de quedarse dormido en cualquier lado, sin embargo, a veces su ciclo del sueño se ve interrumpido por fugaces recuerdos y una ansiedad de sabor amargo. Cuando dieron las 6 de la madrugada renunció a la idea de continuar batallando contra la almohada y se sumergió en una ducha caliente que intentaba enjuagar el cansancio de su cuerpo con gotas cristalinas de agua. El vapor ahogo el cuarto de baño, empañando la vista de Jeonghan que cerró los ojos y dio un gran suspiro. Entonces su mente le devolvió trozo por trozo las escenas de lo que había soñado esa noche. <<Seungcheol>>

Por inusual que fuera, estos últimos días había experimentado más de una vez sueños donde se veía involucrado su antiguo amigo. Trato de despejar su mente y cerrando la llave del agua enjuago su cabello castaño que llegaba perfecto hasta sus clavículas. Amarró una toalla a su cintura y deslizo las delicadas yemas de su diestra sobre el espejo para encontrarse con su reflejo en aquel cuarto de niebla. El se consideraba una persona práctica y nostalgia era lo último que necesitaba a pocas semanas de volver a la universidad. Una vez vestido, se tendió en la cama un momento para revisar su celular como la mala costumbre lo obligaba cada mañana. Pensó en escribirle un mensaje a su novio, pero era demasiado temprano y el probablemente seguiría dormido por lo que prefirió no molestar.

El aroma a café revitalizaba al castaño de la hermosa melena sujeta con una liga para verse profesional. Su delantal era negro y llevaba finas rayas blancas de manera vertical. La camisa prescindía de cualquier arruga y aquella sonrisa sobre sus labios era tan brillante para los clientes como la de cualquier día. Por lo general, la mañana del sábado es lenta pero ese día la cafetería parecía un desierto, por un lado esto aliviaba al muchacho que no tendría que hacer gran esfuerzo después de una noche como esa. El gerente nunca llegaba un sábado por la mañana, lo que le daba tiempo a Jeonghan de practicar en la barra de café algunas ideas de las que había leído. A veces preparar un buen café era suficiente para acabar con la angustia matutina por lo que se encamino a una de las cafeteras dispuesto a trabajar.

Su horario de fin de semana lo liberaba a las 2 de la tarde de un sórdido y deprimente día de octubre. Aunque su lista mental de "Cosas por hacer" parecía repleta, leyendo entre líneas Jeonghan la sentía verdaderamente vacía. A salvo en su abrigo de paño azul marino, se llevó hasta los oídos un par de audífonos que susurraban una melodía más melancólica que de lo normal. Entonces por un impulso subió al bus que luego de media hora habría de llevarlo a su casa. Y no al departamento que arrendaba cerca de su universidad y de la cafetería, si no a la casa en la que creció y donde esperaba encontrar a su mamá para conversar con ella tal vez. Claro que a esa hora de la tarde no consideró la opción de que no se encontrara en casa, por lo que al llegar se llevó la sorpresa de que no tenía ni llaves, ni a quien le abriera la puerta. Tomo rumbo a la vieja panadería que quedaba a unas pocas cuadras de ahí y sobre la acera dibujaba con su mente cada paso que recordaba haber dado en ese lugar tiempo atrás.

La panadería estaba cambiada pero Jeonghan solo la podía veía más vieja, ahora trabajaban dos muchachos en las ventas y su madre pasaba algunas tardes ahí asegurándose de que todo funcionara bien. Una mirada a su celular comprobando que no había nada nuevo <<ni siquiera de él..>> y se encontró frente a la tienda de sus padres. Desde afuera observó como marchaba todo en el interior y aunque la idea de entrar  en búsqueda de su madre cruzo por su mente, decidió solo quedarse afuera. Sin ver ninguna cosa, pero con la vista en dirección a una abandonada silla al lado del ventanal. Trago saliva y supo de inmediato en que pensaba, dio media vuelta para recorrer las calles olvidadas mientras trataba de apaciguar su mente. <<Han pasado 10 años, ¿por qué ahora?>>

Y aunque Jeonghan dudaba mucho sobre el funcionamiento de  fuerzas universales, sintió que alguien jugaba con los hilos de su vida cuando vio sentado frente a sus ojos, en la misma plaza que recuerda de hace diez años, a un hombre de cabello negro, ojos grandes y sensuales, ademas de una sonrisa protectora que miraba en su dirección con la mayor familiaridad del mundo. El hermoso castaño quedo absorto en el rostro ajeno y como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, las sensaciones que nacían en su estomago, subían para acumularse en su garganta e intentaban salir formulando alguna vocal o silaba, lo que era un intento en vano.
 De inmediato el pelinegro se levanto y con una expresión de eterna sonrisa pronunció con toda naturalidad, como cuando eran niños y como si aquellos diez años jamas hubieran pasado:

-Hola Jeonghannie.

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Este fue muy cortito y no paso mucho, pero lo escribí durante una ventana en la universidad. De hecho pensaba hacer solo una historia de cuando eran peques asi que ahora estoy creando toda la trama~

Ya estoy terminando el que sigue y será mas largo!

Muchas gracias a quienes leen <3 

Always my heroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora