A veces, mientras Jeonghan soñaba, imaginaba el rostro de Seungcheol. Últimamente los sueños se habían vuelto cada vez mas regulares. Era tal como un presagio que advertía su visita.
Mientras dormía esa noche, una peculiaridad se manifestaba sobre el sueño de siempre. El rostro de su amigo ya no era el gracioso e infantil semblante de su pasado, si no, un atractivo pelinegro de gran sonrisa y ojos tristes, el Seungcheol que había llegado a alterar cada aspecto de su vida solo un par de días atrás.
Al llegar la mañana, los rayos del sol perfilaban cuidadosamente los rasgos de ambos muchachos, que dormían profundamente en el sillón. Cuando Jeonghan despertó, rodeado por los brazos ajenos, se creyó en medio de su imaginación por unos segundos. Unos segundos de tranquilidad y silencio. Observó entonces como poco a poco el sueño liberaba al contrario, que separaba sus párpados con expresión de desconcierto. Antes de cualquier reacción por parte del menor, Seungcheol ya había extendido sus labios creando esa característica mueca de felicidad.
-Buenos días Hannie.-
Y como si el lapsus de tiempo que los separó mientras dormían jamás hubiera existido, Jeonghan sonrió de la misma manera que anoche, justo antes de recibir ese pequeño beso en la frente que lo despedía hacia el mundo onírico.
<< Así fue.... y no nos besamos...>>
¿Decepción o alivio?, el castaño no podía estar seguro, pero decidió dejar los pensamientos de lado y concentrarse en el rostro adverso tan solo por un momento. Que maravillosa cantidad de sentimientos se pueden experimentar tan solo con un segundo junto a la persona indicada.
-Buenos días Cheol.- Dicho esto, entendió que la posición prolongada en la que durmieron era bastante incómoda en ese instante, por lo que decidió con un pequeño esfuerzo reincorporarse, sentándose en el borde del sofá.
Un pequeño vistazo al reloj y SeungCheol se encontraba de pie, listo para colocarse zapatos y chaqueta al advertir lo tarde que se le había hecho para un encuentro.
No tuvieron tiempo de conversar nada, solo un intercambio de sonrisas y una despedida en la puerta.La hermosa sonrisa que Jeonghan dedicó para despedir al mayor, desvaneció en el mismo instante en que abrió la puerta y encontró a su novio llegando a esta. Seungcheol sin querer entorpecer la situación, realizó una reverencia para despedirse de ambos y se retiró con una ligera preocupación. El rostro de Joshua permanecía tranquilo, aunque el joven de cabello largo era capaz de distinguir entre una gran gama de rostros serios que caracterizaban a su novio. No estaba feliz.
Jeonghan invitó al recién llegado a ingresar en el departamento. Este espió con el rabillo del ojo al hombre que se alejaba y luego ingresó sin omitir algún comentario. El dueño de casa sentía la necesidad de dar una explicación por lo ocurrido, mas Joshua no tenía intención de exigir o escuchar alguna excusa respecto a eso. Mas bien venía determinado por otro objetivo. Terminar la conversación interrumpida de la última vez que se vieron.
<<¿Conversación?>> Jeonghan no era capaz de denominar así al horrible pleito inconcluso. Sin embargo, continuó atento a las palabras de su novio mientras lo seguía para sentarse junto a él en el sofá. Apenas unos centímetros entre sus cuerpos se sentían como kilómetros y kilómetros de distancia.
Antes de poder decir algo Joshua ya se había apresurado:
-Sabías desde un principio la decisión que tomaría.- Jeonghan miró los nudillos propios mientras asentía gentilmente.
-¿Cuando te irás entonces?- Su tono de voz se elevaba y el resto de su cuerpo decaía. Decaía en el mismo sentimiento de angustia que lo invadió la primera vez que escuchó la noticia.
Cuando llegó aquella carta que reconocía como Joshua era aceptado en una prestigiosa academia de artes musicales en el extranjero. Una oportunidad milagrosa para cualquier aspirante a músico, es especial para uno que no tenía más posibilidades que la de ambientar una cafetería.Ambos supieron entonces que la maravillosa relación construida llegó a su fin. Joshua no pudo proponer a Jeonghan que fuera con él a Inglaterra y Jeonghan no pudo pedirle a Joshua que se quedara. Que por favor se quedara, porque otras personas a las que amaba ya se habían ido. Seungcheol, su padre y ahora... el chico que le dio su primer beso bajo un paraguas aquel día de lluvia, su primer amor.
-Quisiera que hubiera una manera más fácil, pero ambos sabemos que esto... esto ya acabó.- Y aunque Jeonghan sabía que todo lo que decía era cierto, las palabras dolían como un pequeño punzar en la garganta. Joshua mantenía una expresión serena, pero el dolor reflejado en su tono de voz era cada vez mas evidente para alguien que lo conocía tan bien. -Este último tiempo no hemos hablado y te has dado cuenta de que estarás bien sin mí. No intentes mentirte ni mentirme. Ya no me necesitas, ni me amas, solo me tienes mucho cariño.
-En eso te equivocas.- Apresuró sin siquiera pensar en las palabras que salían atropelladas de sus labios. -Puede que esto ya no funcione Joshua. Y entiendo que debas irte, se que debes irte, pero... no asumas que ya no te amo. Eso es lo único que me debes.
La discusión no se extendió demasiado. Jeonghan pudo mantener la compostura hasta que Joshua se despidió con una respetuosa reverencia y aquella expresión de tristeza oculta tras su gentil sonrisa. Desde la puerta vio la espalda del muchacho que se alejaba para desaparecer tras las escaleras. La misma espalda que observó alejarse, con una sonrisa idiotizada y el corazón palpitante, el día en que ambos se conocieron. La misma escena, pero con distinto guión.
Esta vez, la persona que se alejaba ya no volvería.
Sentado en la cocina, Jeonghan esperaba el ruido que anunciaba el hervor de la tetera. Esperaba preparar café negro para empezar el día.
<<Empezar el día...>>
Una o dos veces repitió la frase en su cabeza. El día había acabado antes de tiempo. Sus ojos estaban absortos en la tetera, mientras que su mente viajaba mucho mas allá de su cocina.
Un laberinto de memorias desbordaban de los ojos del castaño en forma de lágrimas y solo el agudo chillar del agua hervida lo devolvió hasta su silla, mientras des-nublaba su vista con el borde de la mano. El celular vibró una y dos veces. Y aunque el castaño sabía de quien se trataba, su mano no tuvo la intención de levantarlo.

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Always my hero
RomanceA veces, mientras Jeonghan lee un libro o garabatea en sus cuadernos, recuerda fugazmente a su amigo de la infancia. Una sonrisa se dibuja en sus labios y trata de imaginar que será de él, después de que han pasado 10 años. Como iba a saber que Se...