Esta no es la historia que quería.

Emma: Poemas.

Acabo de oír como Malen me grita al verme llegar, todo el mundo lo habrá oído la verdad. Mientras Malen me habla veo a una chica con una cámara, me mira a mi y me sonríe, nadie la mira a ella. ¿Será real?
Dejo de mirarla para comprobar el poema que voy a leer, siempre tengo la manía de mirarlo 4 veces antes de subir.
El primero en subir al escenario es un chico alto y rubio, pero no llego a escuchar su nombre. Termina con un repentino "no fuiste tú quien decidió matarme, yo ya soy suficientemente egoísta como para ello". Pasan varias personas antes de escuchar el nombre de Malen. Mierda, no me queda mucho tiempo.
Al fondo del escenario vuelvo a ver a la chica de antes, está sacando fotos, ¿encima me van a fotografiar?
Mirando a la chica que nadie más mira se me olvida prestar atención a mi amiga. Cuando baja la abrazo fuertemente. La fotógrafa ya no está. Empiezo a pensar si a la mañana me he tomado la pastilla, bueno, ya no puedo hacer nada.
Me toca subir al escenario.
-¿Ya?
-Sí, venga sube, lo harás bien.
-Voy.-Intento sonar segura, más bien para mi misma que para Malen.
Subo al escenario, localizo a Malen, pero la fotógrafa no está, "es sólo un juego de mi cerebro, relájate" me digo a mi misma.
Me hundo en el poema sin pensar en todas las personas que tengo alrededor.
"Creía haber encontrado algo,
salí en busca de tu inexistencia,
corrí en las zapatillas donde echábamos los cigarros después de cada polvo.

Podríamos haber elegido querernos,
en vez de torturar al fuego
en los cigarros medio fumados
de nuestra habitación.

Y me declaro con el derecho a decir nuestra,
por una vez.

Que estoy harta que el neologismo rompa los esquemas,
mientras yo quiero estamparte contra cualquier pared
y está vez si,
hacer sólo tuyos mis gemidos
y subir el volumen de los tuyos,
por si alguien no sabía
que el amor dejo de existir
cuando llegaste a mi vida.

Así, sin más,
Como si los precipicios
hubieran dejado de gritar nuestro nombre
y los ríos ahora dejasen escapar tus suspiros
cada vez que te rozo.

Te prometo que no me iré.
Todavía.
Pero el cuento nunca me hizo caso
y la vida aún menos.

Que no,
que la película nunca fue la mía,
pero la tuya tampoco,
así que ¿huir a un Estado de incongruencia, sería mucho pedir?

Mis zapatillas se desgastaron
la primera vez que te desnudaste delante mía
o a escondidas,
da igual,
yo siempre voy descalza,
ya me he acostumbrado al dolor
de los cristales de alcohol roto
o a los mecheros ardientes.

Mi lengua siempre estará a disposición tuya,
pero no puedo prometer controlar mis ganas,
cada vez que te toque."

La gente empieza a aplaudirme, lo he logrado. Bajo del escenario y la gente me sonríe.
Malen se me acerca y me da un abrazo.
-Has visto, te dije que ese tío no vendría.
-Me alegro, no hubiese soportado que nadie se riese.
Alguien se me acerca por la espalda. Me giro para ver quién es.