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"La señora Christa se ahorco, ya que le dolía el corazón por cargar con sus horrorosos pecados"

Acariciaba la blanca cabellera de Subaru, al fin había logrado que durmiera, después que encerraran a Christa-sama en la torre intente curar la herida en el hombro de Subaru, a lo que el evadió y corrió a hablar con su madre encontrándose con su cadáver colgando de una soga.

Lo que vio lo desequilibro destruyo todo a su paso incluyendo el bellísimo rosal, entre Reiji Shuu y yo intentamos razonar con el haciendo que se dejara curar y dejara de destruir todo, luego que estuviera a solas con el rompió en llanto, después que llorara por horas se había dormido en mi regazo, siento culpa de esto. Si no hubiese llegado a este lugar nada hubiese pasado, cuando padre anuncio la muerte de la rosa blanca del reino, ella se rio cosa que me hiso sospechar automáticamente de ella, puede que ella haya influenciado a que crista enloquesiera.

- Como sigue- la voz de Shuu acompañado de Reiji aparecieron en mi habitación

- Al fin durmió, su herida ya curo- conteste, a la par que acariciaba su cabello- me siento culpable, si yo no...

- Si tu no hubieses llegado las cosas estarían peor- me contesto Reiji mientras revisaba la herida del hombro de Subaru- si fueras la reina, la paz llegaría a este reino- me miro severamente, el comprendía mi desinterés por la corona, pero no soportaba el infierno que se estaba desencadenando en el castillo

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Un mes después de ese incidente las cosas no habían cambiado mucho pronto cumpliría mi primer año en este lugar, las constantes luchas entre cordelia y Beatrix crecían, y los intentos de hacerme daño también, caminaba por los pasillos de la mansión en busca de Subaru y Laito desde ese incidente no me gusta dejarlo solo y a Laito lo buscaba para entregarle su obsequio de cumpleaños.

Siempre me pregunte si son trillizos porque habrán nacido en fechas diferentes, mire por la ventana y vi a Subaru iniciando a plantar nuevas rosas para remplazar las destruidas lo admiro por saber cómo lidiar con su dolor y saber seguir a delante después de entregarle el obsequio al cumpleañero intentaría ayudar a Subaru a sembrar las nuevas rosas.

- Rata alvina-unas manos me levantaron por loa aires haciendo que me espantara y soltara la cajeta

- Bakayato!!, casi me matas de un...- no pude continuar por que me tapo la boca con sus manos, para guiarme a una habitación- que pasa!

- Cállate, ayuda a cocinar algo para el pervertido

- Olvidaste el cumpleaños de tu hermano, cierto- me quito la cara, obviamente acerté-

- Teddy Ayato no fue el único en olvidarlo- mire a mis espaldas nos habíamos metido a la habitación de kanato, suspire esta clase de hermanos.

Al llegar a la cocina luego de colocarnos los con mandriles para no quemarnos la ropa o algo parecido, iniciamos a planear que cocinarle a Laito, pero por más que pasaban los minutos kanato y Ayato no se decidían en que prepararle. Kanato gritaba pastel, Ayato gritaba takoyakis, yo solo apuntaba mañana y pasado era el cumpleaños de ellos ya tendría listo sus regalos. Después de una hora y gracias a mi intervención nos decidimos a prepararle algo que vimos en un libro de postres, el color vistoso nos llamó la atención

- Que dice la cosa- me grito Ayato, su rostro estaba empapado de harina que hace un momento accidental mente kanato había dejado caer en su rostro

- Dice batir las claras- me miro sin entender, yo tampoco entendía mucho de lo que decía.

- Teddy te gusta las aguas termales- mire la olla con agua hirviendo donde nadaba el susodicho peluche.

Después que casi nos matáramos en esa cocina recurrimos a llamar al chef para que preparara el obsequio de Laito. Luego que viéramos como se preparaba e intentáramos ayudar terminamos embarrados de masa, si mi tío me viera así me mataría y más que este es el vestido que me regalo en mi cumpleaños pasado.

Después de cambiarme con unos vestidos que kanato tenia confeccionado nos dirigimos a la habitación del cumpleañero, que al parecer aún no se había levantado. Me senté en uno de los sofás mientras Ayato lo levantaba, esperaba una muestra de cariño, pero solo se limitó a lanzarle agua en la cara

- ¡No!! ¡No sé nadar! - se levantó agitado, provocando que sus hermanos se rieran yo no entendía el motivo de sus risas, le pase un pañuelo para que limpiara- Ayato-kun que malo eres

- Feliz 117 anocheceres- dijimos los tres Ayato le entrego los "macarrones" cosa que le encanto, en verdad eran deliciosos, jamás había probado algo tan rico

Pero aquel feliz momento no duro lo suficiente, cordelia entro a la habitación con un rostro de pocos amigos haciendo que Laito bajara la mirada, su mirada se dirigió a mí me miro con un profundo odio, cosa que ignore.

- Se puede saber qué haces aquí- me pregunto

- Felicitando a mi hermano mayor, ¿que acaso es indebido?

- ¡Claro que sí! No te acerques a mis hijos- levanto su mano con dirección a mi mejilla, pero no recibí el impacto Ayato le había sostenido la mano- ¡Ayato!

- Mitsuki no ha hecho nada malo, tiene todo el derecho de hablarnos, no nos involucres en tus pleitos-

- Me retirare chicos- dije antes que ella mi presencia le causara más problemas a los trillizos, deje el obsequio en la cama y me dispuse a salir- odio el olor a zorra mojada...

· Queen requiem ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora