5

533 61 6
                                    



La brisa soplaba grácilmente en aquel invernadero, la pareja de peliblancos se encontraba comiendo amenamente entre aquel silencio tan cómodo, en cambio la chica intentaba buscar las palabras adecuadas para hablar sobre el castaño sin molestar a su padre, que solo disfrutaba de la comida y la compañía silenciosa de su hija, aunque desde que se sentaron en la mesa la sintió distante, cosa que no le importaba mucho.

- Si tienes algo que decirme, dilo- tomo una rebanada de pastel e inicio con su postre

- Deja libre a Laito, Por favor- contesto de lo más tranquila, el jamás le había negado una petición.

- Me lo esperaba- sonrió, quito la mirada de su dulce y miro a su princesa, su viva imagen- lo haré con una pequeña condición.

- Lo que sea, haré lo posible-

- Muéstrame el "whisper"- la pregunta hiso que la joven lo mirara dudosa sola mente había podido usar ese poder una vez en su vida, por el daño que eso provocaba- Mitsuki, muéstrame el poder del "susurro"

- Padre por favor, para que desea verlo- respondió temerosa, su poder le  provocaba mucho daño internamente.

El albino iba articular su respuesta, pero fue detenido por la aparición de tres sirvientes con un rostro de preocupación, aroma a sangre que entro al invernadero, alerto a la peli blanca.

- ¡Su alteza Chista-sama se ha vuelto loca! - grito uno de los que llegaron asustaron a la peliblanca, en cambio el albino no se inmutaba ofreció el antebrazo a su hija, para salir elegante mente de aquel cómodo y tranquilo lugar que le pertenecía solo a él.

A medida que avanzaban la incertidumbre de la chica y el aroma a sangre crecían, que habría pasado para que aquella delicada mujer llegara a esos extremos, en la por los pasillos logro ver unos cuantos cadáveres tendidos en el suelo y a sus pies sangre manchando su blanco vestido, apretó el brazo de su padre este mantenía una mirada neutral, pero por dentro su enojo crecía.

- Padre...

- Sabría que esto pasaría... tsk.-

Al llegar al salón observaron como Subaru intentaba controlar a su madre que sostenía su daga en el cuello de una de las empleadas, la chica se soltó para intentar ayudar, pero fue detenida por su padre que la coloco atrás de los guardias, no permitiría que nada le pasara a su hija.

- ¡Mama por favor baja la daga!

- ¡Aléjate de mí ser impuro! ¡Por tu culpa el no me ama!

- Christa detente! - se puso a lado de su hijo, ella al verlo soltó inmediatamente a la chica

- Cariño, has vuelto a mi

- Sabes que está PROHIBIDO hacer estos escándalos-

- ¡Porque me odias! ¡Yo te amo! Y tú me desplázate por esa niñata que ya no me quieres- se derrumbó en el suelo, Subaru se acercó a ella para intentar consolarla, pero en un rápido movimiento la daga estaba en su cuello-¡¿ si no me quieres a mi será mejor desaparecer lo que me ensucio no?! Así las cosas, serán como antes y me volverás a querer

- Crista suéltalo- enterró la daga en el hombro de Subaru para luego arrojarlo a su esposo y correr a la dirección de la oji negra.

- Nunca, ¡hasta acabar con todo lo que me aleje de ti!

"detente"

el susurro de la oji negra hiso que la mujer de largos cabellos blanco empapados de sangre se paralizara, cada baso sanguíneo cada tendón quedaron congelados no se podía mover, su padre sonrió, ese era el poder de su hija, un único, poderoso y peligroso poder.

- Guardias, encierren a Christa en la torre y no dejen que salga, Mitsuki atiende a Subaru.

.::::::.

Que estaba haciendo, lastime a mi propio hijo, la manera en que me miro soy de lo peor, volví a toser solo me quedan pocas horas quisiera pedirle perdón por todo lo que le hecho a mi Subaru, pero ya no me queda tiempo.

En la mesa había un bolígrafo y una hoja, por un solo momento de cordura quiero remediar el daño que le he hecho a mi hijo.

"Mi amado Subaru, lo lamento

Lamento haber sido una pésima madre, por hacerte daño incontables veces, por decirte y hacerte esas cosas horribles.

Por pedirte que me mataras, por haberte condenado a cargar conmigo... me queda poco tiempo, pero en este corto instante de cordura quiero que sepas que te amo, y lamento que hayas tenido a la peor madre del mundo.

Me alegro haber vivido para poder ver al gran muchacho, amable y gentil en que te has convertido

Eres, has sido y serás lo mejor que me ha pasado

Disculpa.

Te ama mamá."

Las lágrimas bajaban por mi rostro sentía como mi interior se destruía no por el veneno que estúpidamente tome, si no por el dolor al afrontar mis acciones y el daño que le provoque a mi único hijo.

Sentí como la celda de la torre fue abierta dejándome ver nuevamente esa asquerosa figura, en sus manos traía una soga, si iba a morir debo intentar llevarme a esta zorra conmigo.

- Hola Christa

- Adiós Cordelia.

· Queen requiem ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora