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Leer era lo único que podía hacer aquí, después que padre me reprendiera por alejarme de los guardias y advertirme nuevamente del peligro que me asechaba me recomendó que me quedara encerrada en mi habitación, por lo menos estaba en paz, sin guardias sin madrastas locas, sin tío que me exija buscar poder, en fin.

Un buen libro, una taza de té y una hermosa vista es lo necesario para despejarme de todo, pero simplemente no puedo concentrarme, me siento observada cada vez que pestañeo me siento insegura

-          Se puede-

-          Uno no pregunta "se puede" cuando ya está en medio de la habitación- suspire, de todo el mundo jamás creí que el viniera a mi habitación- a que se debe el honor Shuu-san

-          No uses el honorifico es molesto- se acostó en mis piernas- eres cómoda

-          Párate por favor, esto no es bien visto- se rio, ¿se burla de mí?

-          Eres interesante- lo mire incrédula y le levante del sofá haciendo que el callera al suelo

-          Que haces aquí- le tendí la mano para ayudar a levantarlo

-          Necesitaba escapar de los estudios de mi madre, y aquí sería el último lugar donde me buscaría- suspiro y se volvió a costar en el sofá- ¿ese violín es tuyo? No sabía que tocabas

-          Si fue un obsequio del tío Richter, además hay muchas cosas que no sabes de mi- le ofrecí una taza de té- oni-chan

Sonrió su compañía se me hiso muy amena, estuvimos un largo rato hablando de temas irrelevantes me contaba de los escondites que solía usar para escapar de sus deberes o de los pasadizos que llevaban a lugares que usaba para dormir. Él era todo lo contrario a lo que Reiji me había contado de él, Shuu es un ser agradable. Le narraba de las veces que intente escaparme para jugar cuando la puerta fue abierta dejando ver al mayordomo que se me había asignado.

-          Señorita, o lamento no sabía que estaba acompañada- hiso una corta reverencia para luego acercárseme al oído- ha sucedido algo.

-          Pasa algo, Mitsuki- mire al mayordomo, este se acercó y me conto algo de verdad preocupante

-          Shuu, quédate aquí nadie te encontrara pronto vuelvo- ordene al mayordomo que fuera por vendas y agua caliente.

Al contrario de mis hermanos conozco a papa desde pequeña, el me crio los primeros 6 años de mi vida, aprendí todas sus mañas y manera de castigar que no son nada ortodoxas.

Al llegar al calabozo lo vi, su cuerpo estaba suspendido por las esposas, en su torso desnudo resaltaban las marcas rojizas que brotaban sangre. Cuanto tiempo llevaría aquí.

-          Nfu nfu nfu, hime-sama ha venido a visitarme- levanto su rostro para mirarme con esa típica ladina sonrisa

-          No creí que llegaras a esos extremos Laito, ábranme y déjenos solos- vacilaron un poco, pero cumplieron mis ordenes y se marcharon dejándome en compañía del mayordomo y Laito- lo que hiciste fue realmente estúpido, en que pensabas

-          Yo la amo...- su mirada se oscureció y silenciosas lagrimas bajaron por sus mejillas- ella me ama...- me miro atentamente, como buscando una respuesta en mi-ella me dijo que solo me ama a mí, yo soy lo único para ella

Conté hasta mil internamente para no abofetearlo, me acerque a su maltratada espalda y le quite los restos de su camisa, para iniciar mi trabajo de limpiarle las heridas, pase la esponja mojada por todo su torso él se mantenía sollozando de dolor, pero no el de las heridas, si no el dolor de su corazón. Papa me había contado de la actitud promiscua de cordelia, pero acostarse con su hijo, era algo espantoso ¿! ¿¡Qué esperaba ganar con eso!?

-          Qué puedo hacer Mitsuki- susurro muy bajo, pero pude entenderlo, termine de ajustarles las vendas y me separe de el

-          Olvida esa tonta idea, ¡ella es tu madre! Además, ¡como dices amarla si no te amas a ti mismo! ¡Mírate, no te importa haber recibido mil azotes, haber estado una semana sin ingerir alimento, solo por ella! ¡Ella no te ama! ¡Ya que, si lo hiciera hubiera evitado que flagelaran así tu cuerpo, en vez de revolcarse con un hombre frente a ti mientras tu sufrías de hambre y dolor! Apréciate un poco- Estalle, no soportaba escucharlo, cada dia mas mi odio por esa mujer incremente, como puede hacerle eso a su hijo, como destruye su futuro que clase de madre le haría eso a su hijo, sin contar como manipula a los otros dos.

-          Ella me ama, me lo dijo cuando estábamos...-

-          Silencio- lo calle, no podía seguir aguantando esto, me aleje de el con rumbo a la puerta de la jaula- Hablare con padre para que te reduzca el castigo, acepta mi consejo no puedes amar a alguien si no te amas a ti mismo- los guardias entraron y cerrón la reja antes de salir del calabozo vi cómo me miraba sorprendido- eres mi hermano y el tercer príncipe de la familia Sakamaki, respétate a ti mismo... si quieres cambiar sabes dónde estoy.

-          Eres una tramposa, hime-sama

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Los ojos esmeraldas brillaban con felicidad la ver el pálido cuerpo de la albina, había caído pronto, solo unas gotas de cantarela en su té y listo, moriría en unas 72 horas, el arsénico mezclado con opio y especiado con elevadas dosis de ácidos, a un humano normal lo mataría en 12 horas, pero por su estado inmortal sufriría mucho antes de morir.

-          Maldita...

-          Que esperabas, que de verdad te dejara ganar,jajajajaja, lo lamento querida, la corona es mía- vio como la albina escupió sangre- si quieres el antídoto tráeme la cabeza de esa mocosa

-          Cordelia esto es entre nosotras dos-

-          Pues adiós- se dirigió a la salida antes de salir la miro nuevamente- tienes 72 horas, si la matas te lo daré, ¡nos vemos Christa!

La de cabellos blancos se abrazó a si misma, quería vivir no quería apartarse de su amado esposo ni hijo, si tendría que mancharse las manos no sería de la suya.

· Queen requiem ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora