Salvación

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Tú...

Estás vivo?

Fue el único pensamiento que se apoderó de su cabeza...

Un dolor que se regocijaba en su corazón, un dolor que lo oprimía muy fuerte al respirar, un dolor que olvidó hace un tiempo...

Ya no era necesario decir algo más, las cosas estaban más que claras. Mikaela respiró profundamente y en cuestion de segundos tomó el cuerpo de Yuu en brazos, lo llevó cargando hasta el auto y lo sentó con mucho cuidado en el asiento de al lado, rápidamente encontró las llaves de éste y lo encendió.

Ninguna cosa era impedimento para él, y así atravesó sin problemas todo el camino hasta llegar al hospital.

Frenó con impaciencia y rudeza, retiró las llaves del mando y desabrochó el cinturón de seguridad del frágil cuerpo de Yuu; Abrió la puerta y se bajó del auto y en 8 pasos ya estaba abriendo la segunda puerta delantera del mismo.

Con una sigilosa esperanza en sus ojos, sonreía estrechando sus labios que duramente se cerraban perdiendo la poca fé que le quedaba.

Tsk... -crujió los dientes-

Lo cargó nuevamente y de un golpe cerró con el talón derecho cerró la puerta.

Corrió casi sin respirar hasta llegar a la entrada del hospital, y una vez dentro comenzó a girtar por ayuda, a estas horas de la noche la mayoría de pacientes dormía y alguna que otra visita rondaba por el primer piso, pero ante los gritos de dolor y desesperación que éste emitía no había quién se apiade...

Rápidamente una enfermera junto a un ayudante del hospital fueron a socorrerlo, y aunque él no quería separarse de Yuu, tuvo que dejarlo ir en los brazos de otro hombre.

La enfermera comenzó a tratar de hacerle entrar en razón ofreciéndole un vaso con agua, pero éste lo rechazó inmediatamente, luego lo llevó con calma hasta la sala de espera y le dijo que tenía que enfríar la cabeza, que todo saldría bien...

Pero estás eran palabras sin ningún sentido para él.

Ella se fue para traer los papeles correspondientes de inscripción y estadía, y también para ver como iba todo con el paciente.

Mikaela sacudió la mano de arriba hacia abajo como señal de que se vaya sin problemas, se sentía demasiado agotado como para tener que soportar malas noticias, y así ella simplemente se fue.

Pasaron 30 minutos mientras el silencio se adentraba en la habitación, algo insoportable para una persona impaciente, no podía más, sacudía el pie derecho en su mismo lugar y luego esto se fue hasta las rodillas, sin más se puso de pie y decidió ir a ver que estaba sucediendo, y justo cuando ya estaba a mitad de camino... la enfermera a cargo apareció detrás de él.

-Joven Hyakuya, por favor acompañeme... -susurró con una ligera sonrisa en su rostro-

-Eh...?

-No...

-El... -se decía reflejando una mirada desgarrada-

-Por favor, no se alarme... como dije antes todo estará bien. -agregó guiñando un ojo-

Mikaela era desconfiado, pero aún así decidió seguirla por instinto.

-Uste sabe... -decía mientras enfocaba los ojos en su registro-

Este es un pueblo pequeño, y todos se enteran de lo que sucede muy a menudo... creo que debería ser un poco más consciente cuando vuelva a entrar a un centro de servicio público y evite armar un espectáculo como el de hace un momento...

-Qué es lo que se supone que debería de hacer si él...

si mi hermano se está muriendo? -retifició afligido-

-Eso es algo que nuestro equipo determinará, así que por favor conserve la calma -añadió sonriendo gentilmente-

Dieron unos 20 pasos más y llegaron hasta la puerta de la habitación de Yuuichirou.

-Con permiso... -dijo la enfermera abriendo la puerta-

y detrás de ella venía Mikaela con el rostro quebrado.

-Oh, adelante enfermera... y usted es debe ser el pariente del paciente Hyakuya -dijo el médico perpizcasmente-

-Sí... -respondió Mikaela con seriedad-

-Muy bien, antes de decir lo que usted quiere saber primero debo pedirle a la señorita enfermera que revisé nuevamente el pulso de su hermano, joven Hyakuya -mostró una cálida sonrisa-

- . . . como usted diga -agregó soltándo un fuerte suspiro-

La enfermera se acercó y al pie de la letra, revisó con cuidado el cuerpo de Yuu, pero algo le incomodaba, pudo sentir claramente cómo una fuerza irritada le clavaba odio por la espalda cuando tocaba alguna extremidad del paciente, y teniendo en cuenta esto, porcuró terminar lo más rapido que pudo.

-Doctor todo se encuentra en orden - dijo mientras una gota de sudor se derramaba por su frente-

-Gracias por su trabajo, puede retirarse .

Y sin decir nada, la enfermera se marchó.

-Ahora... Joven Hyakuya, su hermano sufrió de una fuerte hipotermia grado 2 al ser expuesto por mucho tiempo al ire libre, por ende la deshidratación con la que ya se encontraba no ayudpo mucho a que aguante esta exposición, los exámenes revelaron que sus orgános están en perfecto estado más no con el funcionamiento correcto, y sobre las lesiones en sus muñecas y tobillos desaparecerán con el debido tiempo y tratamiento.

Pero algo que si quería mencionarle, podría decirme usted si el paciente estaba atravesando algún cuadro psíquico? -dijo con curiosidad-

-Eh...? A qué se refiere con eso?

-Oh, creo que es muy buena hora para decírselo. -agregó entusiasmado-

El médico se dió media vuelta y se acercó hasta la mesita de noche que estaba al lado del futón de Yuu, sobre ella habían un par de radiografías y por consiguiente las tomó para así regresar hasta Mikaela y mostrárselas.

-Observe con cuidado -dijo señalando uno de ellos-

Como podrá ver, el paciente digo su hermano ingresó aquí sin conocimiento... y por eso antes de hacer la primera interveción realizamos unas cuantas tomas necesarias para comprobar que el interior se encontraba bien, pero para nuestra sorpresa... hayamos una contusión en el hueso occipital, luego de someterle al suero y a las inyecciones de adrenalina volvimos a tomar muestras...

-Eh...? -dijo casi mudo-

-Mmm... mire por usted mismo -dijo el médico señalando con su dedo la siguiente imagen-

-Qué esto? -agregó Mikaela confundido-

-Esto es la misma parte afectada por la contusión, solo que ésta ya no esta -dijo mostrando una sonrisa-

Felicidades joven Hyakuya su hermano recordará todo perfectamente! -le dió una palmada en el hombro-

Los ojos de Mikaela se hincharon por la cantidad de sentimientos encontrados que llegaron y golpearon a su corazón, perplejo y sin tener idea de qué hacer, llevó la vista hasta donde yacía Yuu.

Y en un susurro, dijo:

-Lo siento.

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