Miedo

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Osaka-24:00 horas

Discoteca ZIAN

-Ah...

Delgada...

de una piel color palo rosa...

tan suave y tan delicada...

Su rostro era lo más parecido al de un ángel caído, complementados cromáticamente con esos cabellos rubios y ojos verdes...

Tú...

me engañaste?

-Mi buen amigo Ferid, qué es lo que te traes ahora? -dijo una voz con símpatia-

-Oh...! Crowley...

Te refieres a mi? -dijo sonriente-

-Pues a quién más?

-Eh...? -respondió indignado-

No ves que estoy feliz de la vida aquí tomando un trago? -alzó un pequeño vaso con su mano derecha-

-Si puedo ver eso, pero es saludable para ti decir eso? -dijo con ironía-

-Ja...? -alzó las cejas perplejo-

-Tch... Ferid, te conozco mejor que a nadie...

Y puedo afirmar que no estás en tus sentidos, otra vez hablando solo? -cruzó los brazos-

-Exactamente... -dijo esquivando su mirada-

-Verónica? -dijo con seriedad-

-sí... -respondió torciendo los labios-

-Mmm... qué sucedió? Ya se viene su cumpleaños o aniversario de ...

-Está viva. -dijo con un tono frío-

-Qué? Ferid... creo que has tomado demasiado, ven ... -dijo acercandose y colocando su mano derecha sobre el hombro de éste-

-Nah... -dijo haciendo a un lado su mano-

-Mmm... no estarás delirando? -agregó rascando su cabeza-

Incluso te acompañé el día de su entierro, su hijo... no estuvo presente...

Mejor dicho, nadie lo estuvo .

-Dime Crowley... llegamos a ver su cádaver...? -dijo con los ojos desechos-

-Ferid... -susurró atónito-

-Ah... lástima... creí que

-Ferid, venga ya olvídate de lo que estás diciendo! -dijo dándole palmadas en la espalda-

SLAP!!

Ouch... oye si vas a estar así mejor vete arriba y duerme.

Ferid arañó la muñeca de Crowley en el momento que intento detener el acto empático que estaba a punto de realizar.

Por lo que, soltó un suspiro y levantó la mirada hacia él, clavandole sus ojos dejando en claro que la última pizca de "cordura" en él había desaparecido.

*ZUM* *BOOM*

El ruido disonante que salían de los enormes parlantes ubicados en cada esquina del lugar, las interminables luces que parpadeaban agitadas y los constantes gritos y gemidos de las personas en la euforía, hacían que el esbelto y alto cuerpo del fantasma que andaba caminando solo e inconsiente de sí mismo, se perdiera inevitablemente.

Rápidamente Crowley tomó un trago y fue hasta él, lo sujetó y colocó su hombro detrás de su cuello sirviendole de apoyo, subieron las escaleras paso por paso, porfin habían llegado a una habitación.

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