Capítulo 14

29 2 2
                                    

En este capítulo me esmere un poco más, así que espero que lo disfruten.

~~~~~~~~~~~~~~~

Kaia:

Tras pasar los siguientes minutos convenciendo a ambos llegó el doctor por fin con los papeles.

―Estas lista?

―Por supuesto.―respondí firme―Cree que pueda ir al cine y a comer con mis padres?

―Como doctor te diría que descanses todo lo posible... pero como paciente entiendo que el ambiente es algo asfixiante.

―Doctor...!?―exclamé.

―De acuerdo, ésto es lo que haré: te daré mi teléfono en caso de que algo pueda llegar a suceder. Si te sientes mareada o débil me llaman. Ok?

Mi boca esbozó una gran sonrisa; le agradecimos al especialista y nos retiramos. Al llegar a la salida mamá me abrazó y, mientras seguíamos caminando, preguntó :

―Y Qué película será?

―No lo se, creo que en la televisión vi la propaganda de una película de las que le gustan a papá.

―La de soldados y armas?

―Si, además escuché que tuvo muy buenas críticas.

―Entonces soldados serán!―respondió ella.

Nos dirigimos al estacionamiento y fuimos rumbo al cine. Fue tan placentero viajar sostenida por el cuerpo de ella, tanto que recosté la cabeza sobre su hombro al tiempo que tomé su mano para relajarme aún más. Era tan cálida y relajante que desee con todo el corazón que ese momento no terminara jamás. Grabé en mi memoria todo lo que pude: el perfume con aroma a jazmín, su piel suave y tersa; el aroma a café con cigarro de papá y el tono de sus voces.

Me mantuve relajada y con los ojos cerrados la mayor parte del trayecto memorizando cada pequeña cosa de las dos personas más importantes de mi vida y a las que no volvería a ver jamás. 

Desearía haber aprovechado más el tiempo con ellos en lugar de haberme encerrado en mi imaginación.

Llegamos al cine y, mientras papá conseguía las entradas, nosotras fuimos por comida y bebida. La pelicula en si no la vi por que me la pasé sintiendo sus pieles, cada segundo era más y más agónico. No quería soltarlos. La película terminó; nosotras no entendimos la mayor parte de la proyección pero papá estaba muy contento, tanto que se la pasó hablando de la misma hasta que llegamos a donde íbamos a cenar. Elegí este lugar por que es el favorito de mamá y por que es el lugar al que vamos a cenar como familia cada vez que hay una ocasión especial.

Entramos al lugar y cada rincón era elegantemente bello. Nos recibió la recepcionista quien nos guió hasta la mesa en la que, la mayoría de las veces, comemos; está ubicada en la esquina izquierda del local bajo unas hermosas cortinas bordó. La mesa es pequeña, cuadrada y está en medio de dos asientos largos pegados a la pared. Tras acomodarnos nos mostró la carta de menú pero no tardamos mucho en hacer nuestra orden. Mamá pidió su plato de pasta favorito, papá un filete con guarnición y yo, algo más liviano dada la situación de no poder comer nada, pedí una ensalada. 

Fue una reunión distinta de las otras, al menos para mi, por que es la última. Los minutos pasaban sin que tuviéramos noción de ello debido a lo entretenidos que estábamos con la compañía. Pedimos el postre luego un café para terminar con la reunión.

«Marco... iré contigo, pero debes ayudarme. Cómo haré para no hacerlos sufrir?»

«Confías en mí?»

«¿Tengo otra opción?»

«Entonces deja todo en mis manos»

«Ok, pero qué harás?...»

Transcurrieron segundos, luego minutos y Marco no respondió.
Papá pidió la cuenta para poder retirarnos del establecimiento y poder seguir con el tranquilo día en familia. Son las 20 hs. y ya no queda mucho tiempo.

―Podemos ir al parque ahora?

―Pero... cómo te sientes?

―Estoy bien papá, vamos.

Nos dirigimos al parque y, mientras viajabamos, se podía ver el hermoso paisaje verde con pequeños colores que correspondían a flores y plantas. Mamá me tomó la mano para ayudarme a bajar del vehículo y colocarme en unos bancos que se encontraba a unos cuantos metros mientras que papá nos siguió luego de estacionar el auto.

La noche estaba bellamente acompañada por una hermosa brisa aromatizada de naturaleza y un pacífico lago oscuro. A lo lejos había personas trabajando en lo que se parece a sus rutinas diarias como por ejemplo correr o hacer ciclismo y también había quienes compartían nuestra misma actividad. Papá fue a un puesto a comprar unas bebidas frescas y mientras venía hacia nosotras casi lo atropella un hombre en bicicleta que venía escuchando música y muy concentrado en su actividad. El sujeto no se detuvo ni siquiera para ver que papá estuviera bien o que no haya golpeado a otras personas que caminan por el mismo lugar sólo levantó un brazo en señal de disculpa y siguió con su marcha. 

Papá trajo los refrescos que casi derramaba por accidente para colocarlos en medio del círculo que formamos concentrando ambos su atención en mí y yo en ellos.
El cielo estrellado nos abrazaba; el maravilloso día se estaba yendo y mi tiempo con él.

―Es hora de regresar a casa.―soltó él mientras comenzaba su marcha para preparar el auto.

―De acuerdo, vamos!

Llegar a casa no nos tomó más de 20 minutos, al menos eso indicaba el reloj que papá tenía en su muñeca, pero para mi parecieron segundos. Al entrar aprecié el aroma del ambiente y los recuerdos paseaban en mi memoria; el día que compramos la casa tenía tan sólo 7 años y lo primero que hicimos como familia fue tirarnos en la alfombra del living para hacer Ángeles imaginarios de nieve; mi primer día de clases en el primario mamá me peino con dos hermosos moños a los costados de la cabeza y me regaló en elegante broche que colocó en el lado izquierdo del pecho; también recordé el día en que tuve varicela y papá me mimo con helado y televisión. Hay tantos recuerdos maravillosos que hacen mis ojos humedecer de tristeza lo que papá notó.

―Cielo, estas bien?

―Si si... No es nada, sólo que extrañaba estar en casa...

―Estas actuando extraña últimamente... hay algo que debamos saber?

―... Si. Debo decirles algo muy importante.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hasta yo estoy intrigada y sorprendida.

July♡

.

El Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora