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Capítulo 7

"Tout le monde a de l'enfance qui ronronne, au fond d'une poche oubliée."

  "Todo el mundo tiene una infancia que ronronea al fondo de un bolsillo olvidado. " 



Viviendo junto a Alya, podía contar con los dedos de sus manos cuántas veces podía hablar con tikki. La extrañaba, era difícil no poder tener una conversación con ella todos los días como ocurría cuando era más joven.

Al abrir la puerta del departamento y gritar el nombre de su amiga, se alivió al notar que no había llegado aún. Colgó su abrigo y arrojó su mochila sobre su cama, se quitó tranquilamente la bufanda pero dio un sobresalto al escuchar una voz aguda.
—¡Te extrañé tanto, Marinette! —exclamó entre sollozos de felicidad revoloteando a su alrededor.

—¡Tikki! —dijo sorprendida, volteando su rostro a medida que su pequeña amiga se movía de un lugar a otro—. ¿Cómo supiste que Alya no está aquí?

—No escuché su voz. ¡Marinette! Ay, hace mucho que no hablamos. Ya no es como antes —le confesó un poco abrumada.

Marinette juntó las palmas de sus manos.

—¡Lo sé! ¡Lo sé! Lamento que la última vez que hablamos fuese hace una semana pero... Es que viviendo con Alya todo se complicó para nosotras.

—Lo entiendo —Tikki en cuestión de segundos cambió su expresión por una llena de felicidad—. ¡Cuéntame todo lo que te ha sucedido!

—¿Todo? Uff... —Marinette se sentó en la cama y luego terminó por acostarse, ahora observando el techo—... He visto a Adrien... A Chat Noir.

—¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? —su voz se tornó más aguda y sus ojos brillaron con intensidad—. ¿Y qué pasó? Oh, Marinette, mira todo lo que me he perdido.

—Es totalmente diferente al de antes... Y dice que en realidad, las cosas que hace, son para protegerme —la joven volteó su rostro y miró a la criatura roja—. ¿Tú qué piensas? —pasó la palma de sus manos por su rostro y pataleó—. ¡Me pone tan nerviosa! Y Nathanael... Él me ve como su esposa pero no estoy nada preparada para eso.

—¡Tranquila! Vamos tema por tema —le calmó ésta ahora sentándose a su lado—. Quizás lo de Adrien sea verdad, él es un buen chico. Y sobre tu novio —remarcó colorada por hablar de ese tema—, deberías decirle cómo te sientes.

—¿De quién crees que me esté protegiendo Adrien?

En aquél momento el sonido de un portazo y la voz de Alya retumbó por todo el departamento. Tikki soltó un suspiro y volvió a desaparecer. Marinette y Alya cenaron como era de costumbre y antes de acostarse, le contó todo lo que había sucedido con Nathanael pero ni la propia Alya encontró una sola respuesta aunque los deseaba ver juntos.

Al día siguiente se levantó temprano y fue al baño a darse una ducha. Debía ir a la compañía del concurso porque hoy comenzarían a sacar las fotos oficiales a los concursantes. Como Alya continuaba durmiendo, decidió dejarle una nota y salir del departamento a tomar el bus más cercano.

Las puertas corredizas se abrieron automáticamente ante ella en cuanto pisó la alfombra del edificio que decía "Bon Vivant", el nombre de la compañía. Consultó con la recepcionista a que piso debía ir porque la institución tenía más de lo que pensaba, alrededor de unos veinte. Un hombre delgado la acompañó al elevador con varios papeles debajo de su brazo y esperaron hasta llegar al séptimo piso. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, un lugar amplio, típico de un estudio de fotografía se dejó ver ante ella. A un costado pudo ver una mesa con comida donde por su puesto estaban los concursantes tomando algo y hablando entre ellos. Empalideció al reconocer a Adrien, sabía que quizás él también participaría pero en ese momento sentía que siquiera podía acercarse y saludarlo. Por suerte, el hombre que antes la había acompañado, decidió tomarse el tiempo de presentarle con el fotógrafo y el resto del equipo.

Observó a los participantes de reojo, había dos chicas que, muy risueñas, intentaban mantener una conversación con Adrien. Luego, un muchacho fornido de cuerpo y moreno se servía un trozo de pastel mientras hablaba con Adrien y con otro chico más que se caracterizaba por ser escuálido. Pero de todos, el que más resaltaba era el rubio de ojos verdes. Llevaba un espléndido traje y le enojase que le quedase tan bien.

Tomó distancia del grupo y se dedicó a observar qué clase de comida había sobre la mesa.

—Tendremos una sección de fotos juntos —Una mano apareció por sobre su hombro y robó una cereza del pastel que Marinette iba a probar. La joven se dio vuelta y lo vio allí de pie ante ella, con una mano en su bolsillo y la otra sosteniendo la cereza con las cejas alzadas, era una pose para una persona con demasiada confianza.

—Pareces feliz por ello.

—Lo estoy, no me malinterpretes —comió la cereza y observó a la chica con sus profundos ojos verdes—. No pensé que aceptarías participar.

—Bueno, luego de tener que "rechazar" el contrato con tu padre, no iba a negarme a esto —respondió con una ceja alzada—. ¿Por qué siento que te diviertes cuando hablas conmigo?

—Me divierto. Vaya, antes no eras tan directa —La miró algo sorprendido.

—No, no me refiero a eso. Siento... Que me estás tomando el pelo.

—En absoluto —se acercó hacia ella y extendió su mano lo suficiente para tomar las servilletas que se encontraban justo detrás de Marinette. Aquellos movimientos la dejaban sin aliento—. Se supone que ahora somos oponentes, bueno, nunca tuve idea qué soy exactamente de ti —Adrien bajó la mirada en la servilleta y limpió sus manos. Levantó la vista con un tono provocador—. Aunque podríamos haber sido mucho.

Marinette lo miró incrédula, era como si estuviese hablando con Adrien y Chat Noir a la vez. Esas sonrisas de lado, traviesas, pero a la vez la elegancia y la simpleza... Todo la confundía, se sentía ciega.

Ante todo, lo único que salió de su cuerpo fue cruzarse de brazos.

—Sí, absolutamente estás jugando conmigo —replicó enojada y se apartó de él, ahora caminando hacia otro lado.

Adrien observó por sobre su hombro de forma disimulada y caminó a su lado, intentando tranquilizar a la chica. No tuvo otra opción que quitar su mano de su bolsillo y detenerla tomando con suavidad su muñeca.

—Oye, no te enojes —se paró delante de ella y la miró de forma comprensiva—. No estoy jugando contigo, Marinette.

—¿No? Porque eso es lo único que parece —susurró molesta—. Tienes varias chicas por ahí con las cual jugar y derretir sus cerebros pero no seré yo.

—¿Te derrito el cerebro? —preguntó con una risita, no parecía ser consciente de cuántas emociones podía provocar en la joven.

—Algo así. ¡Argh! Apártate, de verdad. Estamos llamando mucho la atención y no quiero que luego salga algo en las revistas y tener problemas con mi novio.

Adrien la soltó, se miró algo apenado.

—Sí, disculpa. ¿Quién es él?

—¿Él?

—El chico con el que sales.

—¿Por qué quieres saber eso?

—Si se publica algo en las revistas quizás sería bueno saber quién es para poder explicarles las cosas.

—No Adrien, el hecho es que no tiene que publicarse nada en las revistas. Tú y yo solo somos conocidos, contrincantes... Como quieras llamarlo.

El rubio pasó saliva en sus labios y luego, con su mano acomodó su cabello. Miró por un momento el suelo y volvió la mirada en la chica de veinticinco años.

—¿Mantendrás distancia luego de tantos años? Eso es algo que haría una adolescente.

—No, es algo que hace una chica que no quiere arruinar su relación —contestó, en sus ojos azules se podía notar la seriedad con lo que lo decía.

—La nuestra ya está rota.

—Quizás siempre lo estuvo.

—Quizás simplemente nunca empezó —añadió Adrien.



Sexto Sentido (Miraculous LadyBug)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora