Capítulo 10
"Sans échec, pas de morale."
"Sin fracaso no hay moral. "
Las cicatrices de lo que las akumas le habían hecho a Adrien aún rondaban en su mente. No era capaz de dormirse incluso luego de haber estado hablando con Nathanael, por un lado sabía el por qué no podía caer dormida. Lo que su pareja le había contado por momentos cobraba sentido, Adrien se veía confundido con todo lo que ocurría a su alrededor. Quizás hasta él mismo se hubiese hecho esas heridas... Pensó y pensó. ¿Y si Hawk Moth lo podía controlar? Se giró y vio en la cama contigua a Alya quien roncaba y susurraba cosas inentendibles. Lo único que le hacía relajarse era pensar que mañana era su aniversario y había tenido el tiempo de comprarle un regalo: Se trataba de una caja de madera con kits de acrílicos y acuarelas entre otras cosas.
Posó sus manos sobre su pecho y entrelazó sus dedos, ahora observando el techo.
—Marinette... —susurró una voz aguda.
—Tikki... —respondió como si estuviese en una misión secreta.
—...Te extraño...
La joven se dio vuelta y vio a la pequeña criatura debajo de las cobijas como si fuese un gato. Sonrió levemente y la tapó.
—Yo también...
***
Al otro día, las dos amigas recorrían todo el departamento envolviendo el regalo de Nathanael y eligiendo ropa. Marinette no sabía qué ponerse y su novio pasaría a buscarla en media hora, a las cinco de la tarde. Irían a ver una película y además de eso, el pelirrojo no le había contado nada.
—¡Cálmate Marinette! ¡Cálmate Dios! —exclamó alzando sus manos y viendo que la asiática había sacado toda su ropa del armario.
—Esto me hace gorda. Ay, Alya, cuando éramos adolescentes todo se veía tan tierno en mí y ahora... —dijo preocupada mirando una de sus prendas.
La morena se cruzó de brazos y negó con su cabeza. Se acercó con cariño hacia su compañera de cuarto.
—Nononono. Marinette, ¡te has desarrollado! ¡Mira los pechos que tienes! ¡Y tu cintura! Chica, creo que si no me haces caso te pegaré con una percha —amagó tomando una del closet y antes de llegar a pegarle soltó una risita—. Eres una mujer.... —de pronto unas lagrimitas aparecieron en el rostro de Alya y comenzó a llorar. Se acercó a abrazarla—. ¡ERES UNA MUJER! ¿ENTIENDES LO QUE SIGNIFICA ESO PARA MÍ? YA NO ERES MI PEQUEÑA MARINETTE.
Marinette rió y le devolvió el abrazo, ahora dándole palmaditas en la espalda.
—Tú también dejaste de ser mi pequeña Alya —se separó y le dio un beso en la frente—, ya no llores tonta —dijo con una sonrisa quitándole las lágrimas y la pelirroja también sonrió e inhaló para luego exhalar con fuerza.
—¡BIEN! Tenemos una misión y con todo este drama hemos perdido... —consultó la hora en su reloj y la miró—. Perdimos cinco minutos, ¡vamos a elegir algo muy lindo! Te peinaré y te maquillaré, te verás preciosa.
Luego de un rato de probarse millones de prendas, Alya escogió un vestido para Marinette color rosa pastel ajustado en la cintura y con el escote en "v". Los volados en las puntas del vestido volvían a la joven risueña, sacada de una película romántica. En el cabello, pequeñas trenzas al poco tiempo se transformaron en un rodete y acompañaban los clásicos aros que siempre llevaba la chica.
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Sexto Sentido (Miraculous LadyBug)
FanfictionEn un departamento de Paris viven dos chicas de veinticinco años. Dedicadas a su trabajo pero disfrutando el tiempo juntas, viven una vida tranquila: Marinette, ahora diseñadora, comenzó a hacerse muy conocida en el mundo de la moda. Y Alya, periodi...