Cuando te enamoras profundamente de una persona, simplemente quieres dar todo lo mejor de ti para que todo funcione, pero cuando padeces un trastorno mental aveces es muy difícil, tu humor cambia de repente, te auto lesionas, te sientes víctima en todos los aspectos cuando no lo eres, cuando tienes tan baja autoestima que crees que todo lo malo lo mereces, quieres llamar la atención pero por más que lo haces nadie te ayuda, aparentemente eres invisible para todos.
Así me sentía yo, hasta que un día iba caminando a la escuela y ahí choque con el, era un chico encantador, esa sonrisa que lo caracterizaba, sus dientes un poco imperfectos pero eso lo hacía mucho más atractivo, al menos para mí, esos ojos que te penetraban hasta el alma, solo me disculpe con él y seguí mi camino, sentí su mirada clavarse en mi.
"Él jamás te amara, eres una niña muy débil, das asco"
Esa voz, esa maldita y estupida voz que me atormentaba desde mi niñez, un día solo apareció y no se ah ido, esa voz, siempre esa voz me hacía cometer estupideces, por esa voz empecé a auto lesionarme, me rasque nerviosamente uno de mis brazos, eso solía hacer, pero en ese momento aquella voz que susurraba cosas se callo pude imaginar que sonrío, baje la mirada y supe el motivo, mi brazo ahora sangraba, no me importó y seguí caminando a la escuela.
Los días, meses, transcurrían normales, bueno hasta cierto punto, era más torpe de lo normal, ¿el motivo? Aquel chico, siempre que lo tenía cerca me ponía más nerviosa, nos fuimos haciendo amigos con el tiempo, fue la primera persona en la que confíe, le contaba todo incluso sobre mi trastorno, también me daban ataques de ansiedad, el me cuidaba y curaba cuando me lastimaba, era simplemente el hombre perfecto.
"Nunca confíes en nadie, aunque parezca un ángel, recuerda, el diablo alguna vez lo fue y traicionó a Dios"
Cállate... -murmuré para mí misma en clase, esa voz no dejaba de atormentarme, siempre me molestaba, mire a todos lados pero parecía que esta vez nadie me había escuchado, suspire y seguí concentrada en aquel aburrido tema escolar-
El día transcurrió terriblemente lento para mi gusto, al final del día salí de mi salón, normalmente llevaba mis muñecas vendadas dado a las lesiones, al salir una de ellas se atoró con la puerta, maldije para mí misma y me acomode la venda de inmediato, comprobé la hora en mi reloj y corrí, Tatsuya estaría esperándome y yo llegaría tarde, cruce el enorme corredor de la escuela cuando me tropecé, pero esta vez no fue por mi torpeza alguien me metió en pie, al caer metí las manos pero me las torcí, al impactar de lleno el suelo, todos se burlaron de mi, no me importaba que se rieran siempre me molestaban, me levante y camine ahora lento.
"¡Mátalos! Solo piénsalo, nadie extrañara a esas bolsas de basura, deberías matarlos"
Sacudí mi cabeza para despejar esos pensamientos, sonreí al ver a aquel chico ahí esperándome con una rosa azul, me la extendió y sonreí un poco sonrojada.
Debo decirte algo Yuuki -tomo mis manos entre las suyas con esa sonrisa que me derretía- sé que llevamos poco tiempo de conocernos, pero me gustas y quiero preguntarte algo, ¿quieres ser mi novia?
Me quede estática ante esa declaración "miente, ya veras, él nos hará sufrir, nadie te quiere, nadie te va a querer nunca, no vales nada" sacudí nuevamente mi cabeza y como respuesta lo bese, pero quien pensaría que ese sería el principio del final.
Los años iban pasando, si, años, ya teníamos 5 años de relación, él era un importante empresario con un gran amor a la batería, yo, por otro lado, era su esposa, me dedicaba a mi hogar, no teníamos hijos, pero si me mantenía constantemente ocupada en mi hogar, éramos aparentemente la pareja perfecta.
"Por qué si son tan perfectos, siempre estás llorando y tienes mas marcas que cuando no lo conocías"
Teníamos pocos meses de haber decidido casarnos, estos meses, han sido los peores de mi vida, Tatsuya había cambiado, ya no era el detallista protector del que me enamore, al contrario, se había vuelto frío, insensible, me golpeaba constantemente desde el primer momento que pisamos nuestro nuevo hogar.