Deseo Final

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Luego de que Stiles se fuera de la cabaña, aquel lobo de negro pelaje, aulló y aulló toda la noche de dolor.

Tal vez suene extraño, pero Lobo podía comprender muy bien lo que sucedía a su alrededor. El primer contacto con un ser humano fue aquel día en que el castaño lo rescató.

Desde allí supo que le debía la vida, aunque al comienzo actuó de forma desconfiada ya que no sabía si Stiles —nombre con el cual el chico se presentó—, era parte de algún grupo de cazadores, o si era bueno o malo.

Claro que fue muy difícil para él adaptarse al modo en que vivía Stiles. Aún más difícil se le hizo soportar su constante parloteo.

La única vez que pensó en atacarlo, fue cuando el castaño comenzó a burlarse y a tratarlo como una mascota. Lobo no es mascota de nadie. Ese día casi desgarra el cuello del humano, si no fuera por aquel pedazo de carne, seguro estaría muerto en este momento.

Sin embargo, ahora es diferente, extraña al chico de piel lechosa y abundantes lunares. Extraña su constante cháchara, hasta podría decirse que extraña que lo tratase como mascota. De alguna forma, eso lo hacía sentir que tenía un lazo con el joven.

Pero ahora no estaba, Stiles no estaba, y Lobo no sabía si era para siempre.

El animal subió por las escaleras olfateando el reciente olor de del humano, olía a cítrico, siempre olió a cítrico. Llegó hasta la habitación del muchacho y empujando la puerta de madera, se adentró en esta olisqueando con gusto cada rincón del lugar.

Cada espacio de la habitación le hacía recordar al humano; la esquina de la ropa sucia, el baúl el joven guardaba juguetes y potes extraños, la cama...

De un tosco salto, el lobo quedó echado sobre la desordenada cama del castaño.

Comenzó a frotar su lomo contra las mantas impregnándose con el aroma del joven, realmente le extrañaba, y no podía aguantar los gemidos de dolor que provenían de lo más profundo de su ser.

Pronto, y en medio de sus tristes gimoteos, se quedó dormido entre las sábanas, sosteniendo en su hocico lo que el día anterior había usado Stiles como pijama.

[...]

No tenía noción de nada, lo único que sentía era un vacío infinito en su ser que lo único que hacía era expandirse con forme pasaba el tiempo.

Podría decirse que comenzaba a perder la razón, y más aún cuando pensó verlo parado en el marco de la puerta; sonriéndole con esos hoyuelos que ya acostumbrado estaba de ver.

Aquel lobo estaba entrando en desesperación y furia. Algo comenzaba a recorrer por sus venas, las sentía arder.

Primero destrozó las almohadas, luego fueron las sabanas, siguiendo con la ropa que encontraba a su paso. Y así, una a una de las pertenencias dentro de la habitación del humano, acabaron siendo maltratadas por el animal.

Cuando el lobo acabo con su "berrinche", se dio cuenta del daño que le había hecho a las cosas del joven.

Pequeños hilos de líquido salado comenzaron a caer de sus ojos, no comprendía que sucedía consigo mismo, pero en ese momento, dentro de él se debatía una guerra.

Estaba triste por la partida del humano, furioso porque lo dejó solo en aquella cabaña, culpable por el destrozo en su habitación, y sobre todo, arrepentido por no haberse despedido del castaño antes de que se marchase.

My Strange Love [Sterek - AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora