Maddie's POVEstaba a dos días de irme a Florida, en realidad no quería hacerlo, pero no quería seguir dañando a los que se encontraban a mi alrededor. Una enfermera del hospital me dijo que el primer paso de la recuperación es admitir que algo esta mal, y ya lo había hecho, por lo que me sentía orgullosa de mí misma.
Ese mismo día me iría a casa, para pasar mis dos últimas noches allí con mi familia. Mi doctor no estaba muy seguro de dejarme ir, pues seguía frágil, pero al fin y al cabo debía acostumbrarme a eso, ya había logrado sobrevivir por mucho tiempo sin ayuda del hospital.
Las enfermeras se habían encariñado conmigo, a pesar de mi insoportable actitud, y estaban tristes de tener que dejarme ir, pero felices de que pronto comenzaría mi recuperación. Me despedí de todos en aquel hospital que había sido mi hogar por casi tres largas semanas. Aquel lugar que había sido testigo de mis crisis, lágrimas, peleas y vergüenzas.
El camino a casa fue largo, me sentía libre, no había salido desde hace mucho. Mackenzie acompañó a mi madre al ir a buscarme, y me fui charlando con ella todo el camino, la había extrañado muchísimo, ya que a ella no le gustaban los hospitales y no le gustaba verme a mí tan débil allí, por lo que no me visitó muchas veces.
Al llegar a casa, mamá y Kenzie parecían más emocionadas de lo habitual, no entendía la razón, pero supuse que solo era por tenerme devuelta en casa. Estaba equivocada, al abrir la puerta un montón de gente alegre apareció.
— ¡Sorpresa! — Saltaron todos. Durante varios minutos estuve recibiendo abrazos de mis amigos de la escuela y del estudio de baile. También estaban allí las Dance Moms y Abby.
— ¿Qué es todo esto? — Pregunté finalmente cuando me senté en el sofá, pues no podía estar mucho tiempo de pie sin sentirme mareada o cansada.
— Es algo así como una bienvenida y fiesta de despedida al mismo tiempo. — Me explicó Kendall antes de envolverme en otro abrazo. — Haz vuelto a casa pero tienes que irte pronto, así que mezclamos las dos fiestas.
— Sí, no queremos dejarte ir, pero es por tu propio bien. — Habló Kalani. — Además, volverás mejor y más fuerte que nunca.
Yo asentí ligeramente. — Lo haré.
— Lo sentimos, Maddie. — Dijo de pronto Nia, hablando por el resto del grupo. — De verdad.
Les di una mirada extraña. — ¿Qué? ¿Qué sienten?
— No haber podido ayudarte antes. — Kalani dijo tristemente. — No sé como no nos dimos cuenta.
— Somos unas terribles amigas. — Brynn se incorporó. — Tú siempre haz estado cuando nosotras te necesitamos, y nosotras te fallamos. — Bajó la mirada avergonzada.
La envolví en un abrazo. — No es verdad, ustedes son las mejores amigas del mundo. — Les dije a todas las chicas. — Yo lo oculté demasiado bien, y no quise decirle a nadie.
— Aún así. — Kalani me miró. — Por favor ¿Nos perdonas?
— ¡Claro que sí! — Dije y todas nos dimos un fuerte abrazo grupal.
Nos pasamos el resto de la tarde haciendo tonterías, riendo y pasándola increíble. Casi parecíamos volver a ser las de antes, pero la verdad era que nada era igual, yo no era ni jamás volvería a ser la misma Maddie que fui antes.
Mi madre luego trajo pastel para todas, después de todo era una fiesta. Claro que cuando yo apenas lo toqué nadie me dijo nada, pues ahora entendían por lo que yo estaba pasando.