twenty-three

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Maddie's POV

Hunter se marchó inmediatamente luego de que mi madre se presentara en el momento equivocado. Avergonzado y rojo como tomate se marchó de mi casa sin siquiera darme un abrazo de despedida, pues le pareció prudente mantener cierta distancia conmigo ahora que ya nos habían descubierto. A mi madre solo le hacía algo de gracia lo nerviosos que nos pusimos los dos, mientras que Hunter y yo solo queríamos que nos tragase la tierra.

— ¿Vas a explicarme que fue todo eso?— Preguntó mi madre de brazos cruzados frente a mí, yo me encogí de hombros. — Además, siento que este chico se ha escabullido a tu habitación otras veces.

Abrí los ojos como platos. — No mamá, claro que no. — Mentí.

— Está bien, te creeré por ahora, pero si los sorprendo de la misma forma una vez más, habrá consecuencias. — Estableció seriamente. — Y desde ahora, esta puerta permanecerá abierta cada vez que Hunter venga. Abierta ¿Me oíste?

— Sí. — Asentí algo avergonzada.

Ella suspiró y se sentó junto a mí en la cama. — Quiero que volvamos a ser igual de cercanas como eramos antes, hija. — Acarició mi cabello con dulzura. — No quiero que me ocultes cosas.

— No volverá a suceder, lo prometo.

— Más te vale que cumplas esa promesa, señorita. — Me apuntó con el dedo antes de salir de mi cuarto.

Lo que siguió a eso fue que Mackenzie se burló de mí durante varios minutos mientras me preparaba para ir a la cama.

No hablé con Hunter de nuevo hasta el día siguiente, cuando me envió un mensaje para decirme que fuera a su casa, que tenía algo que mostrarme.

Hice caso y me preparé para salir a la casa de mi novio, no tenía idea que clase de sorpresa tendría para mí esta vez, probablemente solo me lo dijo para hacerme ir hasta allá, pues estaba demasiado avergonzado como para venir a mi casa y ver a mi madre, era demasiado pronto.

Al llegar a su casa, su madre me recibió con un cálido abrazo y me dijo que fuera a su habitación, allí me encontré a Hunter y un chico medio rubio de ojos claros, jamás lo había visto antes.

— Hola princesa. — Me saludó Hunter antes de depositar un beso en mi mejilla. — Te presento a Blake, mi mejor amigo de Arizona. Ha venido de visita.

— Mucho gusto, soy Maddie. — Estreché mi mano hacia el chico.

— El gusto es mío. — Respondió él tomando mi mano para presentarse. — Hunter no ha dejado de hablar de ti desde que se mudó a Los Angeles.

Solté una pequeña risa y Hunter tomó mi mano entrelazando nuestros dedos. — No pude evitarlo, aunque solo le conté la parte buena de la historia. — Me guiñó el ojo.

Blake pareció algo confundido pero no preguntó. — Entonces ¿Qué vamos a hacer para tener algo de diversión? ¿Me van a presentar a alguna bailarina de por aquí?

Hunter rodó los ojos en respuesta mientras a mí se me ocurría una gran idea. — Creo que conozco a alguien a quien le encantaría conocerte. — Sonreí.

— ¿Quién? — Preguntan Hunter y Blake al unísono.

— Kalani.— Respondo animada.

Luego los tres nos encaminamos al estudio de baile a pesar de que sea sábado. Kalani siempre iba los fines de semana, pues se saltaba algunos días de la semana. Blake a diferencia de Hunter, no bailana. Aunque Hunter lo estaba dejando también.

FRAGILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora