Maddie's POV— ¿Te encuentras bien, hija? — Preguntó mi madre al verme entrar por la puerta principal. Estaba bastante frío afuera, por lo que estaba temblando un poco.
Respiré hondo e intenté contenerme, pero terminé envuelta en sus brazos llorando como una niña pequeña. — Lo he perdido, mamá. — Solté entre sollozos. — Perdí a Hunter para siempre.
Ella acarició mi espalda con dulzura, intentando contenerme. — Tranquila, Maddie. — Me alejó por un segundo y tomó mi rostro entre sus manos. — Quizás todo esto es para mejor. — Dijo y yo negué inmediatamente. — Estás en el mejor momento de tu carrera, él está siendo solo un estorbo para ti en estos momentos.
Y me enfurecí. ¿Cómo podía llamar estorbo a el responsable de mi recuperación? ¡Hunter era como mi ángel guardián! ¿En que mundo sería bueno mantenerlo alejado de mí?
— No me entiendes. — Me alejé de ella realmente molesta y limpié mis lágrimas. — Jamás lo haz hecho y nunca lo harás. — Hablé en un tono despectivo antes de marcharme a mi habitación, y encerrarme allí con llave.
Así fue como pasé una semana completa, sola en mi habitación sin querer verle la cara a nadie, sin estar dispuesta a hablar con ninguna persona. La única vez que salía de mi cuarto, era para recibir las bandejas con comida que mi madre o hermana traían, pero la verdad es que no tenía ningún animo de comer, lo que le preocupaba a mi familia. Cada vez que no comía se formaba un enorme alboroto, incluso si la razón no tenía nada que ver con mi desorden alimenticio.
Me había dado por vencida con Hunter, eso había hecho, y no había vuelta atrás. Había arruinado todo, cada parte de lo que éramos, había tirado a la basura todo nuestro esfuerzo por estar juntos, todos esos horribles meses de puro sufrimiento.
Era sábado por la tarde cuando mi madre llegó bastante emocionada a mi habitación, diciendo que querían verme audicionar para una importante película en Inglaterra. Sin embargo, querían hacer una audición para que se viera más justo, ya que tenían pensado el papel protagonico para mí.
— ¿Cuándo debemos ir? — Pregunté fría.
— El lunes por la mañana tenemos que estar allí. — Me informó. — Significa que tenemos que armar nuestras maletas, para irnos mañana.
Asentí algo deprimida, no podía alegrarme ni siquiera con una noticia como esa. — Está bien, ahora las hago. — Finalicé para que se marchara.
Entonces apareció la silueta de mi -ahora no tan pequeña- hermana por la puerta de mi habitación. Ella hace poco había cumplido los catorce, aunque muchas veces actuaba como una chica de dieciocho para su corta edad.
— Supongo que planeas arreglar las cosas con Hunter antes de irte. — Habló seria sentándose en mi cama. — Creo que sería lo correcto.
Su comentario me dejó pensando profundamente en mis acciones, definitivamente no me podía ir sin arreglar las cosas con Hunter, tenía que explicarle todo, incluso si no volvíamos a ser una pareja, no podía dejarlo tan herido pensando que yo no lo quise de la misma manera que el a mí.
Pero mi teléfono vibró antes de que pudiera responder a Kenzie, era un mensaje de Kendall. No era simplemente un texto, había una imagen incluida. Era Hunter, su amigo Blake abrazando a Kalani por la espalda, y había una chica, no la reconocía, pero parecía tenerle mucho cariño a Hunter, pues lo estaba rodeando con sus brazos y depositando un beso en su mejilla.
— Me iré sin decirle nada. — Contesté aguantando mi furia. — No quiero molestarlo más, ¿sabes?
— ¿Molestarlo? — Mackenzie alzó las cejas confundida. — Debe estar igual de destruido que tú.