Mi Vaquero Ideal [Gay] *correcciones gramaticales/ortográficas*

Capítulo 11

El canto de las gallos levantaron al somnoliento Norman, este levantó la vista y percibió que el lugar dónde durmió no era su habitación, recordó que durmió en la habitación de Samuel, así que giro si cabeza y ahí estaba él, él chico por el cual temía, solo que esta vez... no le temía, estaba tranquilo, se sentía seguro.
Bajo la mirada y lo miro en bóxer, él tenía toda la sábana enredada en su cuerpo, así que se despojo de ella y la dejo aún lado.

Posó la vista en Samuel y este aún seguía dormido, Norman se fijo en cada detalle; sus ojos, por ende completamente cerrados, su nariz recibía y expulsaba oxígeno. Y los labios color carmesí se encontraban completamente sellados.

Después miró como Samuel dio un pequeño giro quedando dormido de lado, con una almohada sobre su brazo.
Trago saliva y miró la manzana de su garganta moverse, sus labios se abrieron un poco. Norman bajo la mirada hacía la espalda, esta era corpulenta y estaba bien formada.
Ahora Norman trajo saliva.

"¿Estaba nervioso?"

Siguió bajando su mirada encontrándose con el trasero de Samuel. Norman rápidamente aparto la mirada sintiendo sus mejillas arder. Tomó sus tenis del suelo y salio de la habitación.

Después de hacer el desayuno en la casa de la señora Clarisa, se fue directo a la cabaña, su hogar.
Rápidamente se fue a su pequeña habitación, se recostó en la cama para despejar su mente, estaba cansado, solo era eso...
Pero en cinco minutos su tía se levanto y se dirigió a la habitación de Norman.

―Norman, iré a preparar el desayuno.

―No tia, ya lo he preparado.

―Bueno, iré a servirla, ya deben de estar por levantarse.

―Puedo ir yo, quizá debas descansar, no creo que estes bien.

―Tonterías Norman. Me siento estupenda. ―dijo con una amplia sonrisa.

Norman también sonrió, seguramente ya había mejorado.

―Bueno, volveré al terminar. ―dijo Betty saliendo de la cabaña.

Norman estaba algo aburrido, podría ir con Gabriel para platicar, pero no sabia si el querría hablar con él, así que se decidió ir a recolectar fruta cerca del manantial al que acostumbraba ir.

Asi que ahí se encontraba, con una cesta en su mano y su mirada perdida en todos aquellos árboles con su dichoso fruto.

Comenzó a tomar algunas del suelo, ya que no quería que se desperdiciaran, y al cabo de recoletar unas cuantas dio marcha atrás para regresar a casa. Pero se divago en un árbol con una manzana roja, no era solo un color rojo, era un rojo brilloso; un color inigualable con otras manazas.

Dejó la canasta en el pasto verdoso y con unos saltos intento tomarla, pero no podía, ni siquiera la alcanzaba, estaba demasiado alto, no pudo alcanzarl, y como no era codicioso, solamente se resignó y tomo la canasta.
Pero la manzana estaba delante de sus ojos, se la estaban otorgando. Dio media vuelta para mirar a la persona que le daba la manzana, era Gabriel.

―Los conejitos deberían saltar más alto, ¿no? ―dijo Gabriel, con una magnífica sonrisa en su rostro.

―Ho... hola. ―dijo, tomando la manzana y colócandola dentro de la cesta.

―Te estaba buscando.

―Solamente quería un par de fruta.

―Sí. Ya lo veo. ―dijo mientras caminaban a la hacienda.

―¿Trajiste a Albo?, quiero darle una manzana.

―Él ya... él ya no es mi caballo Norman.

―¿Qué?, ¿Porqué? No me digas que...

―No. No claro que no, solo que... lo cambie por una buena causa.

―¿Una buena causa? ¿Qué puede ser más importante que tu propio caballo? ―Norman se detuvo y miró a Gabriel a los ojos, lo notó... nervioso.

―Tú. ―respondió Gabriel cabizbajo.

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