El final de año escolar... Y el comienzo de uno ¿nuevo?

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Se acercaba el final de décimo grado. Todo el mundo estaba muy emocionado. Menos yo. Tenía dos semanas para recuperar las cuatro materias que iba perdiendo. ¿Cuatro? Cuatro. Matemáticas, español, biología, y química. Pero claro, yo no tenía ni idea de cómo carajo hacer todo eso en dos semanas. Steven intentaba ayudarme, pero yo soy caso perdido. El punto es que no pudo.

<< Quién te manda a perder cuatro materias >>

¿Qué querías? Entré a décimo grado el año pasado en Inglaterra. Se supone que yo debería saber todo para poder entrar a décimo grado, pero al parecer en los Estados Unidos estaban más atrasados que tortugas con veinte cajas llenas de tangas de abuela en la espalda. ¿Por qué de tangas de abuela? ¡Porque son tan gigantes que son tan pesadas como piedras! (Se ríe sola) está bien. Mal chiste.

Faltando tan solo dos semanas para que se acabaran las clases, yo estaba en clase de matemáticas, quemándome el cerebro en unas dimensiones imposibles, cuando a la profesora se le vino a la mente la maravillosa idea de anunciar las notas de cada uno de nosotros en voz alta. Yo me estremecí cuando comenzó a decirlas. Creí que iba a vomitar.
-Steven Bradley, 9.3.
¿¡9.3!? ¿Acaso eso es remotamente posible?
-Sabrina Matthews, 3.4.
¡¿¡¿Qué!?!? ¿Acaso eso es remotamente posible? ¿De verdad soy tan idiota?
De pronto, todas las miradas estaban en mí, pero la de Steven estaba en su cuaderno azul oscuro. Como si él tuviera la culpa. De pronto sentí que iba a vomitar, y en un abrir y cerrar de ojos, yo estaba fuera del salón de clase, sentada en una esquina llorando, con una mano en la cara, como si pudiera esconderlo, y la otra mano en el suelo. Ahí me quedé un rato. Sabía que si perdía por lo menos dos materias, perdía el año. Yo iba perdiendo cuatro. Y una de ellas en 3.4.
-¿triste?
Dijo una voz en frente mío. Yo miré para arriba. Jake. ¿Por qué él ahora mismo? ¿No puede molestar más tarde?
-¿qué quieres?
Le dije entre sollozos.
-No, no, mejor, tu, ¿qué quieres? ¿La solución a todos tus problemas, o vivir debajo de un puente cuando tus padres se enteren de que perdiste el año?
Replicó Jake. Yo levanté la mirada. Esto ya me comenzaba a interesar.

-Te escucho...
Le dije, limpiándome las lágrimas.

-Ahora sí, ¿eh? Bueno... Este es el plan...
Dijo Jake mirando alrededor, entregándome una nota que sacó de su bolsillo, y desapareciendo en el pasillo vacío. Yo la leí. Era perfecto. El plan era básicamente cambiar las notas de la base de datos de la escuela. Yo sabía que estaba mal. Y que me podrían expulsar por eso. Pero haría lo que fuera por no perder el año.

Rápidamente me paré del suelo, y fui al baño a lavarme la cara para poder volver a clase.
Entré al salón con una sonrisa maquiavélica, y todo el mundo me miró otra vez. Pero yo solo me senté más feliz que nunca. La profesora arrugada rodó los ojos y volvió al tablero. Cuánto amor.

(...)

A la mañana siguiente llegué a la escuela con Margo, y Jake me estaba esperando recostado en su casillero. Yo me despedí de Margo diciéndole que tenía que ir a clase, y fui a donde Jake.
-por fin apareces. Vamos.
Dijo Jake, tomándome del brazo y llevándome al armario del conserje. Sip, ahí seguían nuestros uniformes. Yo cerré la puerta, y Jake la cerró con seguro.
-¿qué haces? No es para tanto...
Le dije mientras él revisaba si había cámaras de seguridad.
-¿no es para tanto? ¿Estás bromeando? Nos pueden expulsar por esto.
Dijo, finalmente abriendo su laptop en una pantalla verde con códigos de letras y números.
-¿....pero qué....?
Dije, sin entender un carajo de lo que pasaba. Él me hizo "shhhhhh", yo rodé los ojos, y me senté al lado para poder ver la computadora. Era uno de esos códigos que usan los hackers para entrar en diferentes bases de datos. Aunque yo no entendía nada, yo miraba la pantalla a ver si podía pescar algo.
-¿Ya entraste?
Le pregunté mirando la hora. Él se quedó callado por unos segundos, y después de un click, asintió con la cabeza.
-genial. Date prisa.
Le dije, con una sonrisita.
-Listo.
Dijo él después de unos segundos. De pronto apareció una lista que decía todos los cursos.
-Décimo.
Le dije con la voz nerviosa. Ya había pasado media hora. Yo debía estar en clase hace quince minutos.
-No me digas, yo pensé que preescolar.
Dijo Jake con sarcasmo, abriendo la lista de décimo grado.
Una tabla con las notas y los nombres de todo el mundo se abrió.
-Listo. Ya tenemos acceso a todas las notas. Podríamos poner en 100 las de todo el mundo.
Dijo Jake.
-No. Se vería muy sospechoso. Solo cambiemos las nuestras.
Dije yo, y Jake asintió. Agarré la laptop y busqué mi nombre. Después de bajar hasta la M, le di click a mi nombre, y comencé a cambiar las notas. Ahora no era 3.4 sino 7.0, y las demás las puse en 7.5 y 8.0.

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