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—¿Se puede saber por qué no habéis hecho nada? —Alex seguía ahí, con las manos en las caderas, de un notable mal humor— Mira a Lydia, por Dios, casi la mata.
—No exageres, tampoco es para tanto —dijo Fran señalándola igual, ganándose la mirada asesina de Alex y la de ellas dos— Venga, ella se lo ha buscado. Llegó insultando y con ganas de pelea.
—Además tío, tu mejor que nadie conoces a Kahlan —siguió Ashton, encogiéndose de hombros— Meterse en esa pelea era un suicidio.
—Eso sin hablar de Andy y Ash —volvió a hablar Fran— Si llegásemos a meternos ellas también nos iban a patear el culo.
Alex se pasó la mano por la cabeza, cabreado. Y la realidad era que no le cabreaba el hecho de que Lydia había sido dañada, la conocía y sabía lo irritante que podía llegar a ser, además conocía la poca paciencia de Kahlan. Lo que realmente le molestaba era la forma en que su presencia le afectaba en la relación con Kahlan, y de alguna manera también el hecho de que ella le llevase la contrario. Habían discutido e incluso habían metido a Francis en el tema y él había salido ganando, pero lo que acababa de suceder le molestaba muchísimo.
—¿No piensas venir y preguntarme si estoy bien al menos? —habló una cabreada Lydia, Alex se giró hacia ella, y vio su rostro maltratado— ¿Qué coño te pasa Alex?
Este suspiró, se acercó a ella y se sentó a su lado, inspeccionando sus heridas— Lo siento, me ha cabreado que te pegara —mintió— Claro que me preocupa que te pasa, por eso te dije que no vinieras, o que me llamases antes.
Lydia apartó la mano de Alex de un golpe, cabreada— Soy tu novia, nunca he tenido que pedir permiso para venir a verte. Y esa zorra, la pienso matar.
—Deja eso de una vez Lydia.
—¡Me ha amenazado de muerte Alex! —Alzó el tono de voz, pero Lydia ni se imaginaba el nivel de verdad que había en las palabras de Kahlan— Esto no se va a quedar así.
—Bien dicho —intervino Erika, que se había levantado para abrazar a Ashton— No sé quién se cree esa, pero no me cae bien. Y las otras tampoco.
Alex se levantó una vez más cuando escuchó a las chicas salir de la habitación de Kahlan. Los tacones sonaban cuando caminaban, y al aparecer en el salón los chicos no pudieron evitar contener los pensamientos ni las miradas. Estaban jodidamente hermosas. Kahlan sonrió.
—Nos vamos, espero no habértela golpeado mucho, aunque con lo amargada que está dudo que incluso folléis un poco —se rieron las chicas, incluso Fran, pero los demás seguían serios, y Alex mucho más furioso, pues sentía que la relación con Kahlan retrocedía diez pasos— Adiós, pringados.
Se dirigieron a la puerta, y antes de que Kahlan pudiera salir, que era la última, Alex la agarró del brazo— ¿Qué coño te pasa? Habíamos hablado con Francis, te dijo que no le hicieras nada.
