16×Una Parte de la Verdad.

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Eran cerca de la una de la mañana cuando el sedante empezó a menguar dentro del cuerpo de Ashley. Se había pasado tanto tiempo durmiendo que los ojos se le abrieron solos.

La oscuridad de la habitación le hizo más fácil acostumbrar a los ojos y mantenerlos abiertos por más tiempo. La ventana estaba abierta y por ella se colaba la brisa nocturna y la luz tenue de la Luna. Ashley se removió, queriendo sentarse, pero algo sujetaba su mano.

Giró el rostro hacia su lado, una sonrisa apareció en sus labios cuando se encontró a Ashton ahí, dormida en la silla. Se percató apenas unos segundos después de que él sostenía la mano de ella con cuidado, pero con firmeza.

No supo cuánto tiempo estuvo observándolo, sus facciones, como respiraba tranquilo al dormir. Lo cierto era que desde que vivía en este mundo de muertes y delincuencia, no se había podido detener ni un solo segundo para admirar a un chico de esta manera.

Su vida parecía ir siempre al doble de velocidad que el resto de las vidas se había topado con muchos hombres a lo largo del tiempo, unos muy guapos, otros simplemente haciendo un papel de diversión para su cuerpo. Pero al final del día todo se resumía en que ella estaba sola, no había podido vivir ese amor que el resto de las chicas de su edad había vivido.

Eso nunca le había afectado porque se sentía bien haciendo lo que hacía casi la mayor parte del tiempo. Aun recordaba la adrenalina de la primera vez que tumbó al suelo a un hombre adulto, ella apenas tenía 16 años. Pero con el tiempo las cosas ya no la entusiasmaban tanto, y se dio cuenta de todo lo que estaba perdiendo.

No podía fiarse de nadie, su cabeza estaba constantemente en una pica así que debía cuidarla. No había tenido nada serio con ningún chico, y jamás en los años que llevaba ahí, jamás le habían sostenido la mano de esa manera.

Lo vio removerse, el gesto la asustó pues no quería que la viera observándolo así que apartó la mano con demasiada rapidez. Ashton abrió los ojos poco a poco y se irguió en la silla cuando se despertó del todo.

—Ash... —su voz era somnolienta, se pasó la mano por los ojos y bostezó— ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?

Se inclinó hacia delante, Ashley sonrió y se sentó en la cama con cierta dificultad.
— Agua —dijo, y no se sorprendió cuando su voz salió casi en un susurro, ella y los sedantes nunca se habían llevado bien— Necesito agua.

Ashton no lo pensó, se levantó corriendo y salió de la habitación para volver unos minutos después con un vaso de agua. El sonido de los hielos chocando con el vaso le dieron más ganas a Ashley de beber.

Le entregó el vaso y ella se tomó el frío líquido casi de un trago. Cuando terminó le devolvió a entregar el vaso y Ashton lo dejó sobre la mesita de noche.

—¿Necesitas algo más?

Ashley negó, cuando quiso levantar su mano para apartar su pelo el dolor de la herida la hizo quejarse.

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