11×A Sangre Fría

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—¿Cuánto tiempo tendremos que esperar? —Fran estaba tirado sobre su propio cuerpo en aquel edificio a medio construir, a su lado Andy estaba en la misma posición, pero con un francotirador entre las manos. Fran admiró su cuerpo, acostado, y puso su mano en su espalda haciendo ligeros movimientos— Me aburro, hagamos algo más divertido.

Andy se mordió el labio inferior, disfrutando de los movimientos de la mano de Fran, pero sin dejar de mirar por la mira del francotirador.
— No podemos distraernos, el objetivo tiene que aparecer en cualquier momento. El informe decía que todos los días a las 23.00 salía a correr.

Alex, que estaba al otro lado de Andrea, observando el perímetro con unos prismáticos, puso sus ojos en blanco y no tardó en protestar— ¿Podéis cortaros un poquito? Es incómodo.

Andy miró a Alex y sonrió con sorna— Oh, lo sentimos rubito, a veces se nos olvida que estás ahí.

—Te podías haber quedado en casa con Lydia, aquí está todo controlado.

—Fran, al igual que tu, yo tengo que aprender, y las órdenes de Francis eran claras, trabajaríamos los tres —protestó Alex.

—Pues hasta ahora solo yo me he encargado de todos los objetivos —replicó Andrea— Si tanto quieres trabajar adelante, haz esto tu.

Le cedió el francotirador, y al ver el rostro del chico quedarse pálido de miedo se echó a reír y se volvió a colocar. Alex odiaba aquello, odiaba ser tan débil, odiaba no poder matar y que se rieran de él y sobre todo odiaba que Kahlan no estuviera cerca.

Apenas había pasado unas horas solo con Fran y Andrea y esos dos ya se habían liado. Tenía que admitir que dentro de él tenía una pequeña espina de envidia. Fran se acababa de agenciar a una de las chicas, la que sabía bien le había echado el ojo desde un principio.

Alex sacudió la cabeza cuando se encontró sumido en sus recuerdos, en la primera vez que la vio, saltando aquella vaya de La Cueva dispuesta a pelear por aquel chico. En el beso de su primer trabajo juntos, en cada segundo que se detuvo a admirarla cuestionándose qué le había pasado para ser como era.

Cada pensamiento se opacó por el sonido del francotirador disparándose y los gritos de los pocos transeúntes que caminaban por el parque. Andrea se levantó de inmediato guardando el arma en la bolsa que tenía a un lado.

Fran y Alex la siguieron al trote hasta la furgoneta negra. En menos de unos 20 minutos estaban entrando nuevamente en la casa, y en menos de dos Andrea y Fran ya se estaban encerrando en la habitación.
Aquellos días se le iban a hacer insoportable.

•••

—Pues aquí estamos —Matthew aparcó el coche frente al edificio de la sede, y Ashley miró por la ventanilla como alguno de los trabajadores estaban en la puerta, fumando y bebiendo como si fuese la entrada de una discoteca— Dejadme salir primero, quiero disfrutar la cara que se les quedará cuando os vean.

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