10.×A Nueva York

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Travis Fimmel era el médico oficial de la Organización de Francis, pero más que eso, era el hombre más apuesto que ninguna de las tres habían visto jamás. La época en que Ashley y Andy se sonrojaban con la presencia de un chico guapo había pasado hacía muchos años, y Kahlan jamás había sufrido de aquel sentimiento.

Pero cuando Travis estaba presente las cosas eran totalmente diferentes, y las tres parecían adolescentes hormonadas con la decencia de un albañil.

—Joder, a este le dejaba que me hiciera trillizos —comentó Andrea, sentada en el sofá a un lado de Ashley, mientras el médico examinaba a Kahlan.

Ashley se mordió el labio inferior mientras lo observaba detenidamente— Dios, ser tan sexy debería ser ilegal.

—Chicas, ¿Sabéis que podemos oír todo no? —Francis, que permanecía de pie esperando el diagnóstico, terminó por protestar— ¿No os da vergüenza?

—¿Vergüenza? —Kahlan frunció el ceño— ¿Vergüenza por qué? Si está bueno, está bueno.

Travis sonrió, alejándose de la morena y quitándose los guantes— Tranquilo Francis, digamos que me he acostumbrado a ellas.
Se rieron, pero los ojos azules de Travis solo se centraban en la rubia. Francis negó con la cabeza— Bueno, ¿Todo está bien?

—Sí, solo tiene una costilla fracturada, pero parece ser leve, se curará en unas semanas con un reposo intensivo.

—Travis, me caes bien, no hagas que eso cambie.

—Lo siento Kahlan, pero así son las cosas —recogió su Kit de exploración y se giró hacia Francis— Es importante que se cuide, sí la fractura empeora podría llegar a perforar un pulmón y podría terminar en exitus si no se trata a tiempo.

—Háblanos en cristiano Travis —pidió Ashley.

—Que puede morir, pero no va a pasar ¿cierto Kahlan? —la observó, como una niña pequeña resoplando— Ya sé que adoras verme, pero no me gustaría hacerlo con la condición de que estés en peligro.

—No pienso hacer reposo...

—Tú vas a hacer lo que se te ordene...

—Francis, no me jodas —se incorporó, y una mueca de dolor le atravesó el rostro— Dejaos de gilipolleces, yo puedo trabajar perfectamente y voy a hacerlo.

Francis se pellizcó el puente de la nariz con frustración— Por favor, dejadnos solos.

Kahlan se volvió a recostar de brazos cruzados. Andy no dijo nada, simplemente se perdió por el pasillo. Ashley en cambio se acercó a Travis— ¿Un café?

Travis le regaló una sonrisa de labios cerrados— Si es hecho por ti, claro que quiero.

La rubia se sonrojó, y cuando le dio la espalda se maldijo a sí misma por esas reacciones. No estaba acostumbrada a que sus mejillas tomasen el mando de sus sentimientos, sonrojándose sin remedio. Ella sabía siempre cómo comportarse delante de los hombres, pero Fimmel, él era un mundo aparte, un mundo que había tenido el gusto y el privilegio de recorrer de arriba a abajo.

—No sabía que te gustaba tanto mi café.

—No solo tu café —él se apoyó en la encimera, y Ashley tuvo que volver a esconder su rostro— Pero eso ya lo sabes.

—Travis...Travis... Estás jugando con fuego...

Sonreía, mientras servía el café en la tasa. Ni siquiera notó cuando él se había colocado a su lado— Sabes que a mí me encanta quemarme.

Ashley se sobresaltó, y unas gotas del negro líquido manchó el mármol de la encimera. Se echaron a reír, y ella limpió el derrame con un paño azul que lanzó a un lado. Le entregó la tasa de café, y él no despegó la mirada de ella ni un segundo, cosa que la dejaba sin respiración.

—Que sutil.

—No me digas que te sorprende —se encogió de hombros— Tus comentarios son aún peores.

—Lo sé, no sé por qué causas esto en mi —se acercó un poco más, y ni siquiera se percató de que Ashton había entrado en la cocina— Es que eres jodidamente guapo.

—Tú no te quedas atrás....

—Sí, ella es muy guapa...

Ambos se giraron, pero apenas pudieron decir nada cuando Francis alzó la voz, llamando a todos. Travis se despidió de todos, y de Ashley en especial con el pedido de que se volvieran a ver. Cuando se reunieron en el salón, Kahlan mantenía su mala cara, lo que le decía a Ashley que no le había quedado otra opción que quedarse descansando.

—Bien, esto es lo que vais a hacer —Francis se quedó de pie, mientras los demás se acomodaban donde podían— Os vais a dividir, tengo varios trabajos aquí que no se pueden dejar de lado, pero también tengo problemas en Nueva York. Kahlan no puede moverse mucho, por eso se irá a Nueva York, Ashley y Ashton la van a acompañar. Los demás, os quedáis aquí haciendo los otros trabajos.

Ashley dio palmadas de alegría, y Andrea resopló, totalmente indignada— Eso no es justo Francis, ellas se van de vacaciones y yo me quedo aquí, con estos dos inútiles.

Francis no quitó su semblante serio en ningún momento— Esto no son vacaciones Stonem —dijo, y Andrea cerró la boca de una vez— Además, si te dejo aquí sola con ellos dos es porque sé que te sobras tu sola para hacer los trabajos, y así aprenderán. Y no puedo enviar a Kahlan sola a Nueva York porque sé que no cumplirá mis órdenes, por eso Ashley irá con ella, es la única que puede controlarla —Ashley le lanzó una mirada divertida a Kahlan, y esta le sacó el dedo del medio— ¿Alguna objeción más? —nadie dijo nada— Bien, preparad las maletas, esta misma noche voláis a Nueva York.

•••

Viajar a Nueva York tenía su propio significado para ellas. Francis tenía varios centros en diferentes países, cosa que lo convertía en el más importante de todo el mundillo. En Nueva York, como en los demás lugares, tenía asignado a un líder que dirigiera las cosas cuando él no se encontraba. Pero este en especial ellas lo adoraban. Marcial Piers.

Habían tenido que ir unas cuantas veces antes, cuando Marcial había metido la pata, para arreglar el desastre que se armaba. ¿La diversión de todo aquello? Ellas se llevaban a matar con Marcial, y cuando llegaban ahí, el poder que se le había concedido a él se esfumaba en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Que se supone que vamos a hacer ahí?

Cuestionó Ashton, mientras se comía con cierto desespero los cacahuetes que la azafata había dejado minutos antes. Kahlan lo miró con desprecio, sentada en su cómodo sillón de aquel avión privado.

—Poner orden, básicamente —le dio un trago a su whisky sin hielo— Deja de comer así, ni que se fueran a acabar.

—Según el informe que nos pasó Francis, parece ser que Marcial está dejando de lado su responsabilidad en la empresa, y la anarquía empieza a adueñarse de todo —esta se cruzó de piernas en el asiento, ya estaban en el aire y ella adoraba ponerse cómoda— Lo que no entiendo es por qué sucede esto, Marcial suele tener bien presente su cargo.

—No sé, pero nos encargaremos de que se centre, o de lo contrario por fin le llenaré la cabeza de plomo. —protestó Kahlan.

—¿Marcial es el que está al mando no? —Ashley asintió— No os cae bien ¿No?

—Ese idiota nos jodió al principio, nos debe unas cuantas, y juramos cobrarlas, pero por el momento Francis nos lo prohibía —respondió Ashley— Aun así, cada vez que nos envían a Nueva York le quitamos del trono, y eso lo adoramos.

—¿Por qué Andrea decía que era como unas vacaciones?

—Porque en parte lo son —Kahlan le dio otro trago a su whisky, para sacar luego un cigarro de la cajetilla de metal. Ashley le hizo un gesto para que le diera uno y ella se lo lanzó— Así que es tu día de suerte novato. Vas a disfrutar de las libertades de jefes antes de siquiera haberlo ganado.

—Eso es cierto, Nueva York es vuestro destino final —Ashley encendió el cigarro, y cuando le ofreció a Ashton este negó— Así que pon atención a todo lo que pase, porque vosotros seréis quien destronéis al idiota de Marcial.

Las dos chicas compartieron una sonrisa macabra. Quizás después de todo, el hecho de que Kahlan no pudiese moverse mucho era una buena noticia. Pasaron los minutos, y la morena se había quedado dormida por los antibióticos y los antiinflamatorios cuando Ashley se levantó del asiento, cerrando el libro que había empezado a leer para buscar algo de beber.

Se acercó tranquila al bar del avión, y le pidió al camarero que le sirviera un vaso de agua, se apoyó en la barra mientras le servían.

—¿Agua? Pensé que eso lo teníais prohibido —bromeó Ashton, que se colocó a su lado, con una pequeña sonrisa— Veo que es un mito.

—Muy gracioso —ni siquiera lo miró— Quiero estar sobria, si bebo alcohol Kahlan podrá manejarme, y tengo que cuidar de ella.

—Tiene gracia, pareces su madre —la miró de arriba a abajo, disfrutando de la vista y de que ella parecía ignorarlo por completo— Ojalá yo tuviera una madre tan...sexi.

—Para —la voz de la rubia era cortante, seca y fría como un témpano de hielo— Para de intentar ligar conmigo, no sé qué pretendes conseguir con eso, pero no te va a funcionar.

Ashton se empezó a reír nervioso, y se rascó la cabeza inquieto— ¿Qué...? Yo...no...

Ashley sonrió— Relájate, solo quería dejártelo claro —le dio unas palmaditas en el hombro— Mejor si entiendes desde ahora que no me van los que son como tu...

Auch, eso le había dolido más de lo que esperaba, no estaba acostumbrado a escuchar palabras hirientes de Ashley, que era la única que parecía tener un corazón en el pecho. — ¿Y cómo se supone que soy?

—Inmaduro, lento, inútil, engreído... —Ashley había abierto la boca para responder, pero había sido Kahlan quien respondía—... Torpe, inculto, cobarde, débil, ¿Dije ya lo de lento?

Los tres se giraron, descubriendo a la morena con el vaso vacío en una mano, y la otra sosteniéndose el costado de la costilla rota. Ashton negó con una sonrisa falsa, no soportaba los comentarios de Kahlan, pero a Ashley parecía divertirle de verdad.

—¿Que tal te encuentras? —le preguntó.

—Me encontraré mejor cuando me llenen este vaso nuevamente —se acercó a la barra y dejó el vaso sobre esta, haciéndole un gesto demandante al camarero que se apresuró en atender sus órdenes— Me muero por llegar y darme un buen baño.

—Falta menos de una hora para el aterrizaje —habló Ashley, mirando el reloj de su móvil— Hace un rato me llegó la confirmación del conductor, nos esperan.

Kahlan asintió, y tras hacer un gesto con el vaso lleno de whisky se dio la vuelta, regresando a su asiento— Si el novato sigue molestando córtale los huevos.

Ashley sonrió, lo miró atentamente— Tranquila, no hará falta —dijo en voz alta, para luego hablar solo con la intención de que él la escuchara— Puede que lo necesite entero.

•••

Cuando el avión aterrizó por fin, Ashton no se imaginaba el trato que recibiría una vez hubiese puesto un pie en Nueva York.
La primera en bajar del avión a la fresca noche fue Ashley, y Ashton había notado como todo en ella cambiaba, pareciendo aún más altiva, más importante. En el final de la corta escalera, un hombre de traje hizo un gesto con su cabeza a modo de saludo mientras ofrecía su mano a Ashley para que bajara. Ella la aceptó.

—Bienvenida de nuevo, señorita Park —cuando fue el turno de Kahlan para bajar, el hombre hizo el intento de tenderle la mano, pero la morena lo ignoró, bebiendo de la botella de whisky que había cogido del avión— Bienvenida de nuevo, señorita Reedus.

Cuando Ashton bajó, el hombre se quedó en blanco, mudo, sin saber que decirle al rubio. Este se sintió algo decepcionado. Kahlan se acercó a él y se apoyó en su hombro— Este es Ashton Irwin, más te vale empezar a hacerle la pelota desde ya, porque pronto será uno de tus nuevos jefes.

El hombre le sonrió nervioso, hizo el mismo gesto que a ellas— Bienvenido, señor Irwin. Un placer tenerlo aquí.

Cuando empezaron a caminar hacia la camioneta negra, Ashton había recuperado la sonrisa— Creo que me podría acostumbrar a esto.

Kahlan soltó una risa que sonaba tan amigable que lo hizo dudar. Pero al verla caminar haciendo pequeñas curvas se dio cuenta de que quizás su amabilidad era inducida por el alcohol.

Se subieron a la camioneta, y Ashley se adueñó del asiento de copiloto, así que Ashton quedó relegado al asiento trasero junto a una medio borracha Kahlan. Esta en cuanto se sentó, entrecerró los ojos en dirección al conductor, intentando reconocerlo entre la oscuridad de la noche.

—Enciende la luz —exigió, y el conductor no dijo nada, solo alzó la mano para darle a un botón del techo que hizo iluminarse todo el interior con una luz amarilla. Los ojos de Kahlan brillaron y Ashley hizo un gesto de asombro— ¡Matthew!

Chillaron las dos al mismo tiempo, Ashley se lanzó sobre él para abrazarlo, y cuando Kahlan se inclinó hacia delante para hacer lo mismo, una punzada se dolor en la costilla rota la hizo gruñir.

—Yo también me alegro de veros —el chico sonrió, y se dio la vuelta para mirar hacia atrás, pasando por completo del desconocido que era Ashton para él— Por Dios, Reedus, ¿Qué diablos te ha pasado?

Los ojos miel del chico pasaron de alegres a preocupados en un instante. Pero fue Ashley quien sofocó sus dudas— Ya la conoces, siempre metiéndose donde no debe y haciendo estupideces.

Kahlan sonrió, como si lo que su amiga acababa de decir fuese un buen cumplido. El tal Matthew, que Ashton jamás había visto antes, sonrió de nuevo— ¿Como supiste que era yo? Estaba todo oscuro.

—No estaba segura, solo sospechaba —le dio un trago a la botella de whisky— Fue tu olor a VIP 212 tan típico el que me guio.

Matthew negó, minimizando su gesto alegre— Os eché de menos, venga, os llevaré a vuestro hotel.

—Ah, por cierto —incluyó Kahlan— Este es Ashton Irwin, el futuro jefe de la sede de Nueva York.

—Encantado tío, yo soy Matthew Daddario —puso en marcha el coche y empezó a conducir fuera del aeropuerto— ¡Bienvenidos a Nueva York!

•••

—¿Que se supone que vamos a hacer ahora? —preguntó Ashton mientras se bajaba de la camioneta.

—Dormir, mañana a primera hora tendremos trabajo que hacer.

Frente a ellos, se alzaba el hotel The Chatwal, donde solían hospedarse, en la habitación suite con tres camas que utilizaban siempre. Ashton observaba todo con ojos ilusionados, se había criado junto a los chicos en ambientes muy alejados a todo aquel lujo.

—Siento quitarte tal ilusión, rubita, pero me temo que tendréis que arreglaros rápido —Matthew torció el gesto— Tenéis que ir cuanto antes a la sede, poner orden.

—¿Tan mal está todo?

Matthew asintió, acompañándolos en el interior del hotel, recibiendo la llave de la habitación y tomando el elegante ascensor.

—No sé qué decir, Marcial está descontrolado, y el poder que Francis le ha otorgado no ayuda en nada —Ashley, que se había adueñado de la llave fue quien abrió la puerta, nadie parecía hacerle mucho caso a lo que Matthew decía— Tenéis que poner orden desde ya.

—Vamos a ver Matt, llevo una hora de vuelo, tengo una costilla rota y una botella y media de whisky en las venas. ¿Crees que tengo ganas de ir a solucionar algo?

Matthew observó a Kahlan con una media sonrisa, ignorándola de la misma manera que lo habían ignorado a él— Limón, querida, limón.

—¿Limón? —preguntó Ashton.

Ashley puso sus ojos en blanco— El limón es para bajar los efectos del alcohol. Matt, consigue el dichoso limón, yo me encargo de que estos se arreglen.

Tomó a Kahlan por el brazo casi al mismo tiempo que lo decía, y la morena no tardó en quejarse— ¡Ey! Yo no necesito que nadie me ayude —se soltó del agarre de su amiga— Ya me arreglo yo sola.

Ashley se quedó mirando a Kahlan, que entraba al baño haciendo eses. Ashton sonreía negando mientras buscaba en su maleta ropa nueva que ponerse. — Definitivamente prefiero a la Kahlan borracha.

Ashley lo miró— ¿Qué haces?

Ashton alzó su sudadera con la mano y se encogió de hombros— Buscar ropa, ya sé que sin ella gano mucho más, pero creo que salir sin ropa a la calle es un delito.

Ashley no pudo evitar sonreír, cada vez hallaba más agradable la presencia de los novatos, en especial la de Ashton— No seas idiota, me refiero a que no debes utilizar esa ropa. Si quieres parecer un líder no puedes vestir como un chico de barrio.

—¿Y qué ropa se supone que me tengo que poner?

Ashley tuvo intención de responderle a la pregunta, pero el sonido de algo cayéndose en el baño los sobresaltó a los dos. Corrieron hacia este, pero Ashley había sido mucho más rápida. Cuando entraron al enorme baño de losas negras se encontraron a la morena tirada en el suelo de la ducha, con la botella de alcohol en una mano, una toalla en la otra y con la ropa aun puesta, empapada de agua.

La rubia negó con la cabeza y se agachó para asegurarse de que estaba bien mientras Ashton cerraba la ducha.

Kahlan se echó a reír— Vale, tu ganas, puede que sí necesite ayuda.

—Por Dios Kahlan, ni siquiera te has quitado la ropa —se quejó Ashley, sonriendo a punto de echarse a reír— Anda, levántate, que si sigues así terminarás por romperte otra costilla.

—Ay, rubita, ¿qué me haría yo sin ti?

—Morir, seguro. Y de una manera estúpida —la ayudó a levantarse— Ashton, busca algo en el armario que ponerte, Francis debe haberte comprado cosas a ti también. Yo me encargo de Kahlan.

Mientras la sostenía, la morena la abrazaba, mojándola por completo y dándole besos en la mejilla— Te quiero Ash, te adooorooo.

Ashton negó y salió de la habitación, no sentía que aquellas dos fueran las mismas chicas que conocieron semanas antes. Las dejó ahí dentro para buscar la ropa de la que Ashley hablaba, descubriendo un montón de ropa de chico aun con la etiqueta puesta.
Aquello era mucho más de lo que esperaba. Ashley no tardó en sacar a Kahlan envuelta en una toalla blanca, con cara de querer dormirse en cualquier momento.

—Ve tu a la ducha —ordenó la rubia a Ashton, casi al mismo tiempo que Matthew entraba en la habitación con medio limón en la mano— ¡Genial! Dame eso. Y tú, abre la boca.

Kahlan apartó el rostro y le quitó el limón de la mano— Buscame ropa, yo me comeré esto.

Le dio un mordisco y su rostro se contrajo en desagrado. Matthew se echó a reír y Ashley se giró hacia el armario, tenía que encontrar la ropa adecuada. Para cuando Ashton salió vestido y peinado del baño, con un traje negro y corbata, Ashley ya le había terminado el maquillaje a Kahlan.

La morena llevaba un una falda de tuvo tan corta que Ashton juraría que podía ver su ropa interior estando sentada, un top blanco tan escotado que se podía ver la rosa negra rodeada por una serpiente que tenía tatuada en el espacio entre sus dos pechos. Llevaba el pelo suelto y una chaqueta de cuero, tenía que reconocer que entendía a Alexander. Aquella morena era increíble.

—¡Al fin sales! Es mi turno —Ashley parecía un tornado, se acercó al armario y apenas se pudo ver la ropa que tomaba— Kahlan, ponte los zapatos y termina de retocarte. ¡Y ni se te ocurra beber más!

Se encerró en el baño y la morena puso sus ojos en blanco— Dios, la que necesita beber es ella. Está demasiado alterada.

—Sí, ¿Pero por qué? —cuestionó Matt.

—Es tu culpa, ¿Por qué razón tenemos que ir ahora?

—Marcial está descontrolado. —Matthew observó como Kahlan tomaba los tacones negros y se los colocaba, no sin admirar su cuerpo mientras ella no lo miraba— Ha montado un club en el último piso del edificio, se gasta los recursos en fiestas, pero eso ni siquiera justifica la mitad de las pérdidas que tiene la empresa.

Kahlan se levantó, y Matthew se quedó sin aire al verla, el maquillaje le había cubierto casi todos los moratones— Vale, por eso Francis estaba tan preocupado. El tema dinero es muy delicado.

Matthew tosió para aclarar la voz cuando ella se giró, quedando frente a él— Sí, ya lo veréis todo mejor cuando estéis ahí.

—Ashton —se dio por aludido, Kahlan había cambiado su expresión de chica ebria y volvía a ser la misma de siempre— ¿Sabes algo de informática?

Ashton se encontraba descolocado por el cambio repentino, y su voz tembló al hablar causando la expresión de fastidio en la morena— Sí, algo sé.

—Genial. Matt y tu vais a sacarme informes en cuanto lleguemos, sin trampas —los chicos se miraron y asintieron— ¡Ash! ¡Vamos!

Segundo después, las puertas del baño se abrían de par en par, dejando ver a la despampanante rubia. Tanto Matthew como Ashton se quedaron embobados mirándola, perfectamente arreglada. Kahlan solo sonrió, admiraba el poder que Ashley tenía para arreglarse en tan poco tiempo.

Llevaba el pelo suelto y perfectamente rizado, un maquillaje digno de cualquier modelo. El vestido negro que había optado por ponerse tenía una cremallera en la parte frontal que abría el vestido a la mitad. Este se ceñía a su cuerpo marcando sus curvas y exponiendo su escote. Encima llevaba una chaqueta americana azul marina que combinaba con los altísimos tacones.

—Ya estoy, ¿Nos vamos?

Kahlan se echó a reír al ver que los chicos eran incapaces de responder— Te superas cada vez más Ash —se acercó a ella y le dio un abrazo corto— ¡Vámonos!

Kahlan salió de la habitación taconeando, y se detuvo en la puerta junto a Matt cuando escuchó a Ash detener a Ashton. El chico seguía sin poder pronunciar una sola palabra.

—Quítate esto —Ashley le quitó la corbata con manos ágiles, estando tan cerca él podía admirar mejor su belleza— Así mejor.
Le sonrió y salió de la habitación. Kahlan observó a Ashton aún más petrificado y se acercó a él para hacerlo caminar tomándolo del brazo.

—Anda, vamos ¿Quieres un pañuelo para las babas

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