cuatro

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Entré a mi casa con mi Joaquín, seguida de mis amigas. Pasamos directo al living. Nos sentamos y solté un suspiro. Me había salvado hueón, pero juro que aún cuando ya estaba en la seguridad de mi casa me temblaban las piernas.

"De la que te salvaste, hueona" comentó la Consu mientras soltaba una risa.

Rodé los ojos. Eso ya lo sabía. Recuerdo sentir como el corazón me latía más rápido de lo normal.

"Oye, ¿y vó dónde andabai, Consuelo?" le preguntó la Fran.

Entonces las palabras de la Daniela empezaron a resonar en mi cabeza. Fruncí el ceño.

«Y probablemente ahora esté tirando con alguien, ya que aquí no está»

¡Mentira!

Abrí los ojos con sorpresa y la miré.

"¡Consuelo del Pilar!" ella se sobresaltó. "¡¿Te acostaste con Vargas?!" le grité. Es que no podía contenerme, estaba en shock ante mi conclusión.

"¿Qué? N-no, ¿Cómo se te ocurre?" empezó a hablar rápidamente, estaba nerviosa. Entrecerré los ojos. "Además... ¿Quién es Eduardo Vargas?"

"La Vale nunca dijo su nombre..." habló la Fran. "¿De verdad tiraron?" preguntó alarmada mi amiga.

La Consu soltó un suspiro.

"Ojalá, hueón" contestó, nosotras fruncimos el ceño. "O sea... Es que estuvimos a punto po... Pero... llegó la Carla y nos dijo que tú tenías que irte ahora porque había llegado ese hueón" soltó un suspiro. Me miró. "Hueona te odio, casi cumplo mi sueño" llevó su mano a su frente dramáticamente.

La Fran estalló en risas, al igual que yo. Nuestra amiga estuvo a punto de acostarse con Vargas. Era motivo de risas.

"Bucha Consu... Con Vargas po" mi amiga la miró feo. "¡No me mires así! Sabes que es feo, y flaite." hizo una mueca.

"Pa que andamos con cosas, Consu, la Fran tiene razón" mi amiga bufó.

"Con ustedes no se puede, hueón. Ya. Me voy a dormir, buenas noches." se despidió y se fue indignada a una de las piezas de invitados. La Fran se levantó y se fue a acostar también.

Quedando yo con mi bebé.

Me acordé de algunas indicaciones que me dio la enfermera para que mi bebé durmiera y no me despertara a cada rato. Y en todo caso no me preocupaba tanto, porque la Consu era enfermera, así que ella me iba a tener que saber ayudar sí o sí.

Fui a mi pieza y acosté al Joaquín en la cuna, rogando que por favor pudiera dormir bien esta noche, no por mi bebé, sino por lo que pasó donde el Claudio y su familia.

Pero no pude conciliar el sueño, porque apenas cerraba los ojos, los recuerdos me atormentaban, y me dolía. La había pasado tan mal cuando decidí dejarlo.

Habíamos pasado por tanto juntos. Habíamos superado todos los obstáculos, su problema con las drogas, mi problema con mis padres. Ni siquiera su drogadicción logró separarnos, y nos separó ella, mi prima Gisella. Los ojos se me llenan de lágrimas cada vez que recuerdo eso, como los encontré, los mensajes que leí, desgarraron mi corazón totalmente. Nuestra relación había durado demasiado, y pensaba y que íbamos a estar juntos por siempre, tal como él lo había prometido. Pero no. Era un mujeriego, y los mujeriegos nunca cambian.

A eso de las cinco de la mañana pude por fin conciliar el sueño a mi hermoso bebé le dio por comenzar a llorar.

¡Por la rechucha!

Abrí los ojos, irritada. Me levanté a tomar a mi bebé. Él no tenía la culpa de mi falta de sueño.

"¿Qué pasó, bebé?" pregunté, aún sabiendo que no iba a responder.

En cambio, se calló y me miró. Empezó a reírse, y me morí de ternura. Caminé con él un rato mientras se volvía a dormir. Cuando lo hizo, lo volví a poner en la cuna.

Solté un suspiro y me acosté nuevamente. ¡Puta la hueá! Mi celular empezó a sonar. Madición. Miré a Joaquincito, para ver si despertaba. Empezó a removerse.

Sacudí la cabeza y corrí a contestar el celular. Era un número que no conocía.

"¿Aló?" escucho una respiración del otro lado. Fruncí el ceño. Miré el celular y lo volví a apoyar en mi oreja. "¿Aló?"

Cortaron.

Uy, que rabia esta gente que llama solamente para molestar.

Mi teléfono volvió a sonar nuevamente. Vi el número y era el mismo.

"¿Quién mierda eres y por qué me llamas a esta hora?" pregunté enojada.

"Valen-tina" mi corazón dejó de latir al sentir su voz. "Vale...eres tú" y para rentar estaba ebrio. "No puedo creerlo yo... Pensé que habías cambiado de número...Vale"

"Mauricio" fue todo lo que pude decir.

"Preciosa, bebé... Yo... Te amo, te he extrañado tanto, vuelve, por favor. Vale, yo..." se calló. "Tienes que volver a mi, bebé, mi preciosa...la he pasado tan mal" las lágrimas se acumularon en mis ojos. "Ahora que te he vuelto a encontrar...que te volví a ver...si no vuelves yo... Yo no sé" se calló nuevamente.

"Mauricio" sollocé.

"Es como si los ángeles cantaran mi nombre"

"Mauricio, basta. Estás ebrio, por favor... Por favor vuelve a tu casa, con tu... Señora" dije. "La Gissella debe estar preocupada, Mauri"

"Pero yo no la quiero" susurró.

"¡Basta, Mauricio!" chillé. Mi bebé empezó a llorar nuevamente. "Por favor, sal de donde sea que estés y ándate a tu casa. Por favor"

"¡No, no me cortes! ¡Valentina!" gritó.

Y corté.

Ya no aguantaba el dolor. La herida aún no sanaba, o Mauricio había vuelto a abrirla. Me levanté y tomé nuevamente a Joaquín en brazos.

¡ESTÚPIDO MAURICIO!

Las luces del pasillo se encendieron y segundos después apareció la Fran seguida de la Consu.

"¿Qué pasó, Vale?" preguntó la Fran y prendió la luz.

La Consu ahogó un grito y corrió a abrazarme al verme llorando y sosteniendo al bebé.

"¿Qué le pasó a Joaquincito?" preguntó. Negué con la cabeza.

"¿Qué pasó entonces?" se acercó la Fran.

No les podía decir que me había llamado, me iban a matar... Primero me dirían que debería haber cambiado mi número, y después me matarían. Maldita sea. Odiaba mentirles, pero tenía que hacerlo.

"Nada...yo... Tuve una pesadilla"

Ellas asistieron.

"Amiga, vamos a estar contigo siempre. Las pesadillas ya no van a volver" me abrazó la Consu.

Pero mi peor pesadilla había vuelto, y lo que es peor, me había llamado... Y ebrio.

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Chaaaaan!
Ahí quedaron fndnsn💖

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