5 años después.
Tomo aire y me miro en el espejo.
Estoy nerviosa. Hace ya 5 años que decidí venirme a Bergamo con Mauricio y Joaquín. 5 años de que mi vida cambió completamente, y me atrevo a decir que fue la mejor decisión que pude tomar. Venirme con él había significado romper con mis barreras y empezar de nuevo, empezar de cero una vida con el hombre que llevaba conociendo toda mi vida.
Y aunque los primeros meses aquí no fueron los más fáciles, logramos salir adelante. Y aquí estamos, en el cumpleaños número 5 de mi bebé.
Es increíble como pasa el tiempo, lo mucho que creció mi bebé. Es el fiel reflejo de su papá, con quien construyó un lazo tan fuerte. Es lindo ver como mi familia, la familia que siempre quise, comienza a tomar forma.
Mis papás habían venido desde Chile para celebrar a su nieto, junto con mi hermano, el Alex. Invité también a la Carla, que viene con su familia entera, solo que ya no eran seis, sino siete. Esta mujer no se cansaba de tener hijos, y lo que más le envidiaba era que seguía manteniéndose tan regia como siempre. Me sorprendió ver en la recepción a mis amigas; la Consu y la Fran.
Las cosas no habían estado bien con ellas cuando me vine de Chile, pero Mauricio se había encargado de hablarles de igual forma, y de mantenernos en contacto. Luego de meses de peleas y disculpas, logramos volver a llevarnos bien, cosa que agradezco ene porque ellas han sido fundamentales en mi vida, y me probaron que la amistad no era como decía, no era pasajera, sino que había que saber cultivarla.
Sin embargo, me enojé bastante al saber que la Fran estaba viviendo con Alexis en Inglaterra... Bueno, no me enojé, pero me sorprendió ene. Y si no adivinan el futuro de la Consu, bueno, luego de tanto hincharle por el hecho de que iba a tener un bebé flaite, negro y feo, lo tuvo... con Eduardo. Pero no era feo, era la cosa más linda del planeta, supongo que había sacado sus genes, porque Eduardo no tiene nada de lindo que digamos.
Y estábamos todos reunidos. Salí del baño distraída, alisando mi vestido. Mauricio posó sus manos en mi cintura repentinamente, alcé la vista y le sonreí.
"¿Por qué tan nerviosa, amor?" preguntó con una sonrisa en sus labios.
Y la verdad es que sí había razones por las que debería estar nerviosa, pero no quería preocuparlo, no ahora.
"Nada, es que está tan lleno, todos vinieron a ver a nuestro bebé... me hace feliz" me encogí de hombros.
Mauricio sonrió y me besó. Nunca iba a poder acostumbrarme a sus besos, aunque lo años pasaran.
"Vamos entonces, están todos esperándonos"
Avanzamos por el pasillo de nuestra casa hasta la sala de estar, donde estaban todos reunidos en torno al Joaquín. Él sonreía muy feliz, y me hacía feliz a mi, pero me dolía un poco el corazón. No quería dejarlo.
Hace unas semanas me diagnosticaron cáncer de mama. Existía la opción de que me hicieran una mastectomía, pero me rehusaba a someterme a una operación así, no quería. Le tenía una fobia tremenda a las operaciones. ¿Y si moría en plena cirugía? No. Y además iba a quedar... mal. Tampoco quise decirle a Mauricio. Pero ese no era el problema mayor. Tenía dos meses de embarazo. Estaba esperando otro hijo de Pinilla, y tampoco le había dicho.
Esperaba poder decirle hoy, sé que estaría feliz.
Mi hijo sopló las velas y todos aplaudimos. Procedió a abrir los regalos maravillado. La sonrisa en su rostro era impagable. Estábamos todos pasándolo bien. Mi bebé salió a jugar con los niños y yo me dediqué a ordenar las cosas y llevar los platos a la cocina.
ESTÁS LEYENDO
True Colors
FanfictionElla era la cordura que necesitaba. Él coloreaba los días de ella. Pero cuando todo termina, ¿hay forma de arreglar las cosas? -psttrr©.