treinta y cuatro

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Su rostro estaba a centímetros del mío. Iba a volver a besarme, y si lo hacía iba a condenarme. Yo no iba a oponerme, iba a ceder completamente.

"¿Vale?" escuchamos una voz del otro lado de la puerta. era la Consu.

Mauricio cerró los ojos y dejó escapar un suspiro. Seguramente estaba frustrado, pero yo le agradecía mentalmente por haber roto el encanto.

"Vale, soy yo, ya sé que estái aquí" insistió mi amiga. Pasé por el lado de Mauricio para abrir la puerta, pero me agarró la mano no muy suavemente. Negó con la cabeza. "Vale, ya po. La enfermera me dijo que ya podías entrar a ver a tu bebé"

Sonreí. Por fin una buena noticia hueón.

"Ya voy... Me voy a... Me voy a lavar la cara" dije sin dejar de mirar a Pinilla.

"Ya" contestó.

Esperé unos segundos, cuando sentí el sonido de sus zapatos al alejarse fui capaz de respirar más tranquila. Nuevamente di las gracias mentales a mi amiga. Yo sabía cómo era Mauro... siempre empezaba por un beso, y lo que menos quería era tirar en un baño. Cero dignidad. Él me tomó por la cintura. 

"¿Dónde habíamos quedado?" buscó mi boca, pero fui más rápida y corrí la cara.

"No. No quedamos en nada, Mauro" él alzó una ceja. "Y espero que no se repita, ¿ya?" él soltó una carcajada y negó con la cabeza.

"Pero Valen... Tú quieres esto tanto como yo" y pucha, tenía razón, pero no me iba a permitir el volver a caer en su juego. "Ya po, hueón. Si ya no hay nadie que te lo impida"

Pero qué rabia. Cómo se notaba que eso era lo único que quería de mí; volver a tirar. Pero no podía hacerle esto a Toselli, por más que nos tomaramos un tiempo yo simplemente no podía. Quería probarle que podía resistirme... Incluso si la tentación misma intentaba seducirme.

Le di una última mirada y abrí la puerta para salir. Mauricio venía detrás mío.

"¿Qué estái haciendo?" susurré mientras caminábamos a la sala de espera. Él no respondió, en cambio, miró para todos lados, asegurándose que nadie estuviera mirando y me abrazó por atrás. Pegó sus labios en mi cuello y me sentí morir.

"Esto no se va a quedar así, Valentina" susurró en mi oreja. Reprimí un jadeo e intenté zafarme de su agarre, pero no fue necesario tanto esfuerzo, porque me soltó al instante.

Estúpido, imbécil, lo detesto.

Llegamos a la sala de espera y vi a mis amigas conversando.

"¿En dónde está?" les pregunté apenas llegué a su lado. Me dijeron el número de la sala donde se supone que estaba.

Recorrí casi todo el primer piso buscando la hueá. Cuando estaba por rendirme, apareció una enfermera. Le pedí ayuda y ella me guió al otro lado de la clínica.  El lugar estaba casi vacío, había super poca gente y me extrañó caleta.

"Esta es el ala nueva de la clínica. La inauguramos recién hace unos días" explicó. "Los bebés están aquí porque es más tranquilo" llegó a una puerta y la abrió.

Antes de entrar miré a mi alrededor. Había de verdad super poca gente... Si había hasta salas vacías po. Entré detrás de la enfermera y ella me indicó la cuna de mi bebé. Las lágrimas se acumularon en mis ojos y amenazaron con caer. Mi Joaquín había recuperado su color de piel y se veía considerablemente mejor.

"Necesito que intentes darle leche al niño, ¡ya?" dijo. Asentí. "Ven, siéntate aquí" me trajo una silla. ME senté. LA enfermera tomó a mi hijo mientras me sacaba una parte de la polera.

"Si no quiere vamos a tener que esperar hasta que quiera, así que no te presiones" me recomendó.

Y resultó que no tenía hambre. No pude evitar preocuparme, hace días que yo no amamantaba. Miré a la enfermera en busca de ayuda o una explicación.

"Tranquila, ya le dará hambre" apoyó su mano en mi hombro. Asentí no muy convencida y volví a acomodar mi ropa en su lugar. "Ahora, tengo entendido que has pasado bastantes días sin amamantar como corresponde" asentí nuevamente. "Te recomiendo que compres un saca leche, para que te evites el dolor" hizo una mueca.

"Sí, sí" dije.

Pasaron dos días y mi  bebé aún no se alimentaba. Había seguido el consejo de la enfermera sobre el saca leche. Sin embargo, la desesperación no hacía más que crecer en mí, y al parecer las enfermeras estaban comenzando a preocuparse también. Mi Joaquín se veía más flaquito, y me estaba asustando. Mauricio venía constantemente a ver a nuestro hijo... De Toselli no supe nada. O sea, sí. Me mensajeó para saber como estábamos mi bebé y yo, pero le dejé el visto. Aún seguía enojada con él por lo que había dicho. 

Algo que me estaba consumiendo de a poco era lo costoso que saldría esto. Iba a tener que trabajar sí o sí. Ya no estaba Cristopher como para prestarme ayuda, y no iba a pedirle a Mauricio que me ayudara. El orgullo primero.

Estaba fuera de la sala donde estaba mi bebé esperando poder entrar cuando divisé a Mauro caminando hacia mi. Fruncí el ceño. ¿Cómo era posible que estuviera aquí mientras mi prima estaba en Bérgamo?, onda, no entendía como ella no se pronunciaba por estos lugares aún.

"¿Podemos hablar?" preguntó apenas llegó a mi lado. Ni un Hola, o ¿Cómo estás?, ¿Cómo está el bebé? Rodé los ojos.

"¿Qué quieres?" pregunté.

"Es algo más privado en realidad..." susurró. Miré a mi alrededor, no había mucha gente. Me había dado cuenta de que este lugar pasaba casi siempre vacío. Y quería evitar lo más posible el estar a solas con él.

"Habla entonces, Mauro" él negó bruscamente.

"No, aquí no podemos" se mordió el labio inferior. "Ven, sígueme, solo va a ser un rato" tomó mi brazo y tiró de él, obligándome a levantarme. Lo seguí resignada hasta una de las puertas de una de las salas que estaban desocupadas. Entré y él entró detrás de mi. Cerró la puerta.

Observé el lugar por unos segundos. Había una camilla y un par de cosas cubiertas por sábanas blancas. Este lugar era raro. ¿Para qué quería Mauricio más privacidad? ¡Mierda! No. Me estremecí.

"¿Qué querías decirme?" pregunté, de espaldas a él, pero no respondió. Me giré a verlo exasperada. "Mauricio, ¿Qué mierda querías..." pero no pude terminar la oración. Sus labios estaban nuevamente sobre los míos, tal como la última. Gemí al sentir su tacto bajo mi polera. Su beso había derribado todas mis barreras demasiado rápido. Me acercó más a él, pudiendo sentir cuan excitado estaba. El maldito beso estaba subiendo de tono. Tomó mis muslos y yo me impulsé, enrollando mis piernas en su cadera. Caminó conmigo y me dejó sobre la camilla. Rompió el beso y me dio una mirada seductora.

"Vamos a terminar lo que empezamos el otro día" anunció.

Y esta vez no tenía escapatoria.

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SADFMSELAKKMAEWOIKLSDFN 
Es todo lo que puedo escribir en estos momentos. 

Also, quiero anunciarles que tomé la decisión de terminar éste fic primero jiji.

AY, ¿LES GUSTA LA NUEVA PORTADA? SJDKFHNALJKE


bai,

not pathy, not melanie.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora