once

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Dedicado a quierouncharles,
que estuvo de cumpleaños el 06/07 y yo le había prometido un cap💖🎉🎊

Cuando llegamos a la casa, me despedí de Cristopher con un beso en la mejilla. Él me miró algo nervioso y me pidió mi número de teléfono. Sonreí ante tanta ternura y se lo di. Bajé del auto y entré a la casa a duras penas.

Este día había sido totalmente agotador. Mi corazón ya no daba más. Mauricio ni siquiera sospechó sobre mi hijo, y eso me tenía algo aliviada, pero él me había dicho que me extrañaba. No pude evitar rememorar el momento en que me acorraló contra la puerta y me hizo decirle que lo odiaba. En realidad no podía odiarlo. Mi hijo había nacido gracias a él y gracias a mi, no podía odiarlo. Pero me la había pasado tanto tiempo perfeccionando mis actos, practicando esos 'te odio', que me había salido natural, y una parte de mi agradecía eso. Pero el rostro de Pinilla al escucharlo me destrozó por completo el alma, el corazón y la vida entera. Nunca antes lo había visto tan sorprendido, tan triste.

Las horas pasaban y pasaban y ya no cabía en mi desesperación. Estaba sola, aburrida, y mi bebé estaba durmiendo. La televisión no estaba pasando nada bueno, así que decidí acostarme temprano, no sin antes llamar a la Carla, a quién creo que le debía muchas explicaciones.

Marqué su número y lo puse en altavoz, esperando que contestara luego.

"¡Esperé tu mensaje por horas, estúpida!" fue lo primero que dijo al contestar. "¿cómo te fue?, ¿Qué tal todo?, ¿Besaste a Cris?" rodé los ojos.

"Hola, Carla. Si, me encuentro bien, mejor ahora que estoy en mi casa." ella suelta una risita. "¿Tienes tiempo? Tengo mucho que contarte." 

"Habla no más... Hoy le toca al Claudio acostar a los niños" se río. Hueona pesá.

Solté un suspiro y le conté todo. Desde que llegamos a esa casa hasta la parte en que le dije a Mauro que lo odiaba. Ella soltó un par de improperios y me dijo que mañana hablaríamos al respecto, iba a venir a mi casa.

Luego de esa charla, decidí que era mejor que durmiera, iba a tener que recuperar sueño. Cerré los ojos y casi inmediatamente caí dormida.

Mi teléfono comenzó a sonar, despertándome no sólo a mi sino a mi bebé también. Él se puso a llorar y yo, irritada, me levanté a contestar mi celular, mientras intentaba calmar a mi bebé. Pero era obvio que no podía hacer dos cosas al mismo tiempo así que dejé el celular de lado y calmé a mi bebé, que volvió a dormirse casi enseguida. Estaba sorprendida igual. Mi celular volvió a sonar, y está  vez corrí a contestarlo.

"¿Se puede saber qué tipo de persona llama a ésta hora, perturbando no sólo mi sueño sino el de mi hijo también?" inquirí, molesta.

"¿Hola?, ¿Hablo con Valentina?" una voz desconocida me habló del otro lado de la línea.

"Sí, soy yo... ¿Quién habla?" murmuré con el ceño fruncido.

"Valentina, disculpa que te moleste a éstas horas de la madrugada, te llamo del Harvard, el bar. Está aquí tu novio algo ebrio, y necesitamos que lo vengas a buscar" me quedé de piedra.

"Se-señor, yo no tengo novio" contesté, con miedo a oír la respuesta.

"Éste hombre... Mauricio, no para de llamarte, por favor ven a buscarlo, de lo contrario tendré que llamar a la policía" dijo y cortó.

Mauricio. Ebrio. Cerré los ojos, aguantando las ganas de gritarle al mundo lo mucho que odiaba que esto me pasara. Medité un segundo la opción de dejar que el tipo llamara a la policía, pero mi corazón no me lo iba a perdonar jamás. El problema era, entonces, ¿con quién dejaba a mi bebé mientras iba a buscar a Mauricio? Solté un suspiro. Marqué el número de la Consu. Le iba a pedir que viniera por unos minutos, mientra iba por Mauricio. Sabía que ella me entendería, y no me reprocharía lo que estoy haciendo, que en todo caso estaba mal... Y si llamaba a la Fran ella sí me retaría, porque ellas estuvieron cuando descubrí lo de Pinilla. La Fran era la más sensata, la Consu se dejaba llevar más por lo sentimental pero la tonta aquí era yo. Mi amiga aceptó venir y llegó en tiempo récord. Yo ya estaba vestida y lista para ir en busca de Mauricio.

"Amiga, piensa bien las cosas, las decisiones que vas a tomar. Recuerda que está ebrio." murmuró. Como si me fuera a acostar con él, fruncí el ceño. "Cuando vuelvas te darás cuenta de lo que te dije... ahora nada a buscarlo"

Salí disparada, me subí al auto que ella me prestó y antes de partir decidí llamar a Mauricio. Miré de pasada la hora: las 4 de la mañana. Llamé y contestó el mismo tipo.

"Voy en camino. Necesito que lo convenzas para salir." dije y corté, sin darle tiempo a respuestas. Él iba a tener que ingeniárselas.

Llegué veinte minutos después, el viaje se hizo expedito porque no había ningún alma en la calle... Excepto ladrones y ese tipo de gente. Me bajé del auto justo cuando aparecía el barman con un ebrio Mauricio apoyándose en él.

"¿Valentina?" preguntó. Asentí levemente. "Menos mal que llegaste." me lo entregó y se fue hacia adentro. Maldito. Ni siquiera me iba a ayudar a subirlo al auto.

"OK. Mauricio" le hablé. "Mauricio, soy la Vale" él alzó su vista y me miró sorprendido.

"Mi ángel" susurró. Demasiado cursi para la vida.

"Déjate de tonterías, Mauricio. Vamos, ayúdame, coopera conmigo para ir a dejarte a tu casa" decidí que era mejor subirlo en el copiloto, así podría tenerlo más a la vista en caso de que algo sucediese. Pero Mauricio no ayudaba. No sé cómo lo logré, pero lo subí al auto.

Di la vuelta para subir y me cuestioné lo que estaba haciendo.

Hace unas horas había peleado con él, lo había lastimado y ahora venía a buscarlo a un bar porque estaba ebrio. ¿Cuál era la idea principal? Ah, si, alejarme de él lo más posible. Fracasé enormemente.

Y lo peor es que antes había tenido que lidiar con esto. Solo que ahora no me sentía ni física ni mentalmente preparada para esto.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora