6.

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Harry 'madrugó' la mañana siguiente para visitar a su madre, hizo una mueca cuando entró al hospital. Olía a antiséptico y a enfermo, y a Harry le daba náuseas pensar en pasar más tiempo allí dentro. Abrazó durante quince minutos a su hermana en el regazo sollozando cuando le dejaron pasar a ver a su madre. Se había prometido aguantar por ella, pero su aspecto pálido e inconsciente atada a la maraña de cables no había contribuido a que se relajara. No habían avisado a nadie más ya que el hospital quedaba cerca de la casa de su madre, pero se arrepintió en cuanto pisó la habitación. Nunca había necesitado tanto los brazos de Louis con él.

Ambos dejaron un beso en la frente de Melissa, y decidieron acomodarse para esperar al doctor, ya que aunque Harry no fuera todavía mayor de edad, le había exigido a Jake que le dijeran todo lo que debiera saber sobre su estado. Estaba increíblemente tranquilo, y, ciertamente, había tenido horas para asimilarlo, y él no estaba ambientado a esas cosas.

-Hazz, los chicos han llamado, en cuanto se preparen vienen.- Éste asintió y le dedicó una pequeña sonrisa, Alex se tranquilizó de sobremanera.-¿Qué se supone que haremos ahora? Quiero decir, mamá ya no puede-

-No, no lo digas.

-Harry, no podemos vivir con una mentira, sólo necesito-

-Mamá va a despertarse, está viva, sólo es cuestión de tiempo, ¿entiendes? No necesitamos ningún plan, nuestro plan es el que seguimos hasta ahora.- Alex comprendió que debía dejar el tema zanjado por el momento, no podía escarbar en una herida tan reciente, y menos en su hermano.

-No quiero quedarme sola, no otra vez.-Alex desvió su mirada y Harry la estrechó contra su pecho.

-Nunca más, yo me quedo contigo.

-Alex, iré a recepción a preguntar por los horarios, espérame aquí por si llegan.

-Vale.- Besó su frente y se apresuró al ascensor.

Le inquietó un poco la mujer que esperaba en la puerta de su madre, miraba con angustia a través del cristal, y debía rozar los cuarenta, la piel morena y el pelo negro le eran extrañamente familiares. Decidió no preguntar,-tal vez se había equivocado-.

Harry pasó el camino hasta la recepción del hospital incómodo, con la mirada de un extraño ojimarrón clavada en la espalda en todo el trayecto.

-¿Te has perdido o algo?- Preguntó finalmente irritado, el desconocido respondió con una sonrisa arrogante.

-No, ricitos, ¿y tú? ¿Necesitas que te lleve a algún lugar?- Harry rodó los ojos, tenía muy poca paciencia como para gastarla así. Le ignoró y esperó paciente en el mostrador.

-Ricitos, ricitos.

-¿Qué quieres?

-¿Ni siquiera vas a decirme tu nombre?

-¿Acaso te importa?, don te acoso por un hospital.

-Me gusta más que me llamen Matt, pero por ser tú puedes llamarme como quieras.

-Pues encantado, Matt, supongo que aquí acaba la conversación.-Harry le agradeció a la señora que le atendió y observó al tal Matt con una ceja enarcada.-¿Y ahora qué?

-Este pueblo es grande rizos, ¿no querrías enseñarme un poco?-Colocó su mano en la cintura de Harry acorralándolo hacia la mesa. El rizado se tensó al instante y apartó su mano con un manotazo observando sobre el hombro del chico que el resto ya había llegado.

-Quiero que me dejes en paz. Ahora.

-Yo que tú le haría caso, tiene genio en su pequeño cuerpo.-Niall,-quien había llegado a su lugar rápidamente para el alivio de Harry-, le apartó suavemente y rodeó al menor por el cuello con el brazo.

Tuyo | LARRY STYLINSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora