-7 Horas Fe (androide)
Informe transferido
Preso 586 listo para interrogación
Su apariencia era poco diferente a la de cualquier humano que disfrutaba de un cóctel en ese momento, sus pantalones negros y la camisa purpura se veían ocultas por la bata blanca que usaba, más por costumbre que por realmente necesitar una. La información del 586 se encontraba almacenada en su sistema.
Repasó todo lo que conocían sobre aquel sujeto.
Apresado por: Asesinato de humanos, sin autorización previa. En favor de Los Piratas.
Androide última generación: Diseñado para infiltración y trabajo de extracción y ejecución.
Edad: 3 baterías de 15 años.
Motivos conocidos: Ninguno.
Relación con los rebeldes: Desconocida.
Modificación al programa: Ninguna.
Suspiró, no era extraño encontrarse con androides que se mezclaran con Los Piratas. Después de todo, aquellos seres conocían a la perfección gran parte de sus circuitos, al punto en que podían volver a programar su sistema con una facilidad que asustaba. El problema con 586 era su sistema, debía ser invulnerable, y según el registro no se había ejercido ningún tipo de cambio en éste
Había colaborado con Los Piratas por cuenta propia. Algo que no debía ocurrir, los androides tenían cierto grado de voluntad, una que siempre estaba controlada por La Trinidad. Era algo que preocupaba a los de más alto cargo, a la misma Trinidad que buscaba la forma de apagar la llama que era la rebelión.
No se podían permitir salvajes dentro de los muros, no se podía tener ningún tipo de contacto con lo antiguo. Aquello llevaba a los humanos a desear, a pensar, a morir; a volver a esos viejos regímenes que los oprimían. Los androides eran buenos, eran todo aquello que estaba bien en una sociedad colapsada.
Ellos eran los salvadores de sus creadores.
La puerta se alzó, dejándolo entrar a la celda en que tenían a lo que quedaba de 586. La habían encontrado en brazos de un ciudadano común, sin nexo alguno a los piratas, lamentaron la muerte de alguien que quizás confundió su misión de captura con una de exterminio.
Los humanos podían ser criaturas tan bondadosas como corruptas.
586 había sido asignada como mujer a la hora de su creación, de su parte inferior quedaba poco más que algunos cables. Ambos brazos destrozados por diferentes motivos y el resto no se encontraba en el mejor estado, pero había sido su decisión al huir, al querer evitar la justicia que su misma prole le ofrecía.
Los ojos oscuros se quedaron mirándolo.
—Mi nombre es Fe, 586 —dijo.
—Soy Nana, no cinco ocho seis —respondió.
—La identidad de los presos se quita en el momento que entran, Nana ya no existe. Ahora eres solo un número.
No respondió, se limitó a mirarlo desde su posición en la pared, donde le habían sujetado con un par de brazaletes metálicos. Daba pena ver a un modelo tan avanzado verse atrapado en cosas tan patéticas, por algo tan fuera del sentido común como lo era ayudar a un grupo sin futuro.
—¿Por qué estabas con Los Piratas? —586 no tenía ganas de colaborar—. Código 087, responde.
—Fue la misión asignada. Infiltración, recolección de información.
Ojos violetas
Arma en mano
—¿Por qué realizó los veinte asesinatos registrados?
—Treinta y uno, once sin registrar —aclaró 586 con una voz monótona—. LA PARCA tiene... —hizo una pausa—. Tiene... tiene.
—¿Tiene qué, 586?
—El sistema no me permite decirlo —dijo.
Fe se acercó al preso, lo tomó por la barbilla sin suavidad alguna e hizo que agachara la cabeza para mirarlo fijamente. Repitió el código, preguntó lo mismo que la vez anterior y recibió la misma respuesta. El sistema no dejaba que 586 le dijera que tenía LA PARCA, no le gustaba eso, no llegaron a identificar ningún tipo de modificación en aquel sujeto, ¿era posible que a seres tan perfectos como ellos se les pasara eso?
Era imposible.
—No juegues trucos conmigo, 586 —masculló—. Pero dos podemos hacer lo mismo.
586 lo miró, como había estado haciendo durante las horas que llevaban ahí. Fe no quería hacer uso de las otras herramientas de interrogación, aquellas que conocían como tortura, su sistema después de todo creía en la belleza de la propia elección y condenaba la idea de quitarle recuerdos a alguien.
—¿Tuviste contacto con LA PARCA?
—Sí.
—¿Directo?
—Con los de ojos violeta.
Frunció el ceño, ¿ojos violetas? No tenían registro alguno de seres humanos con un iris de aquel color, aunque con lo grande que era Nueva Rodinia era posible que no tuvieran a todos los humanos registrados.
Ojos violetas, ¿qué relevancia tenía eso?
—¿Sabes que planean?
—No.
—¿Qué sabes?
—Esta madrugada el plan está en marcha.
—¿Qué plan?
—El sistema no me permite hablar de eso.
Estuvo a segundos de gritar, no quería más esa respuesta, quería una directa, la que se supone debía darle el código 087. No le gustaba para nada la forma en la que un androide bajo el efecto de un código tan potente se resistía a responder.
Uno, dos, tres
Dispara a los androides
No testigos
Solo muertes
Fe lanzó un grito de frustración al techo, tomó de su bata el pequeño dispositivo de forma circular. Era una opción a la que no quería llegar, odiaba la idea de ser tan cruel contra alguien de su propia clase, pero se estaba quedando sin opciones pacíficas o que representaran un menor grado de desagrado para él.
Se acercó de nuevo a 586, con todo el cuidado posible lo colocó en la base de la barbilla.
—No —susurró—. No.
Era solo accionar el botón, toda la información pasaría a ser parte del dispositivo y todo el circuito de 586 sería destruido. No era capaz, la sola idea de ser el responsable de una desconexión, aunque autorizada, no la quería.
Se alejó, necesitaba que 586 colaborara. Su cabeza era ya un desastre al intentar desviarse de lo que creía. La puerta se abrió sin autorización previa, Fe alzó la vista para enfrentar a quien quiera que hubiese osado hacer tal cosa y se encontró con el cañón de una pistola.
Y un par de ojos violetas.
—LA PARCA quiere sus secretos bien protegidos —dijo.
El primer disparo fue para 586. Fe gritó, su pieza de prueba, la forma de encontrar información sobre Los Piratas.
El segundo fue para él.
ESTÁS LEYENDO
Hábitos de un Fugitivo
Science FictionNueva Rodinia está al borde del colapso y Jake tiene una sola misión: derrotar al gobierno, pero el tiempo juega en su contra y no todo es lo que parece.