Capítulo 5

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Christian Grey.

Los paparazzis me acorralan y sus flashes me ciegan. Le ofrezco mi sonrisa mi sonrisa de portada y sigo mi camino por los jardines recordando los momentos que viví en este lugar.

Grey, el pensar en las cosas que pudieron ser y no fueron te pusieron melancólico. Solo mi Ana; tiene ese efecto en mí. Le respondo a mi subconsciente...

Aún la echamos de menos y no sabremos hasta cuánto tiempo más lo haremos...

Llego donde se encuentra mi familia y los saludos a todos. Mi madre me recibe con los brazos abiertos y no se porque siento la necesidad de ese abrazo.

- Madre, esta hermosa. Digo cubriéndola con mis brazos y eso la hace muy feliz.

- Qué bueno que viniste y me alegro más que me hayas permitido abrazarte. Dice con voz entrecortada.

- Madre hoy me siento con necesidad de tu cariño. Digo con sinceridad.

- Ese lo tienes, mi niño. Dice besando mis mejillas. Nos sentamos

Miro a los alrededores y en realidad no sé lo que busco o a quien, pero me ha invadido una inmensa ansiedad que no logró entender.

Solo una persona podía lograr que me arropara este tipo de sentimiento. Solo ella... Sacudo la cabeza para concentrarme en la conversación y Mía dice de lo bien que ha quedado todo.

- Buenas noches, señores Grey. La voz de una mujer hace que levante la mirada.

Quedo sin respiración al ver quien esta frente a mí después de tanto tiempo...

¡Dios mío! Mi Ana ha regresado.... Esta hermosa como una Diosa.

- Isabella Evans, que placer volver a verla. Dice mi madre.

- Grace, esta hermosa como siempre. Dice con cariño. -Déjeme presentarle a la señora Anastasia Steele, nuestra escritora estrella. Dice.

¿Señora? ¡No por Dios! Que no se haya casado. ¿Escritora?

No puedo apartar la mirada de sus hermosos ojos, con los que tanto he soñado y he extrañado. Por lo que puedo notar ella tampoco puede dejar de hacerlo, por eso tengo que buscar el momento adecuado para hablar con ella.

- Anastasia, que gusto volver a verte. Dice Mi madre. Al parecer no se ha olvidado de ella al igual que yo y siento la mirada de mi madre sobre mi pero no puedo dejar de mirarla.

Puedo percibir miedo en su mirada. He conocido tanto todos sus gestos que después de todos estos años lo recuerdo como el primer día.

¿Pero a qué le puede temer?

¿Tendrá miedo de mí?

- El placer es todo mío, señora Grey. Su voz tiembla.

- Así que eres la escritora de erotismo de las que todos hablan y puso de cabeza a Inglaterra con su tema del Sadomasoquismo. Habla la doctora Greene.

¡Qué mierda! ¿Sadomasoquismo?

- Así es. Dice un hombre a su lado.

¿Quién mierda es ese? ¡No por favor! Que no sea quien me imagino quién es...

- Y no saben del acoso de hombres que ha tenido que sufrir después de su libro y esperen cuando salgan los dos últimos. Ríe. el muy idiota. ¿Libros?

- ¡Oh, mi Dios! Jadea sorprendida. Miro a mi madre y esta pálida con la en el pecho. Mis ojos viajan dónde está mirando mi padre y entiendo su sorpresa.

Me olvido del mundo a mi alrededor y me pierdo en la tierna pequeña de pelo castaño idéntica a mi, la cual no deja de mirarme con los ojos bien abiertos y sus mejillas sonrojadas.

Esa pequeña es mi hija y eso Anastasia no puede negarlo. Mi mirada viaja a Anastasia y a la pequeña.

-Mami, mami... Observo como le toma a Anastasia su mano para llamar su atención. Sé que todos han notado el parecido.

- Dime mi amor. Dice Ana, mirándome y le frunzo el ceño y con mi mirada penetrante le pido que me aclare esta situación.

¿Cómo pudo ocultarme que teníamos una hija? Grey, la dejaste ¿no recuerdas?

¡Qué imbécil fui! La pequeña no puede apartar su mirada de la mía al igual que yo.... Nuestro amor dejo frutos... Mi hija

- Recuelda que dijiste que sablia cuando llegala el amol. Habla con tanta ternura. Me hace sonreír lo que dice.

- Sí, princesa lo recuerdo. ¿Por qué lo preguntas? Ana la contempla con adoración y ella juega con sus dedos y sus mejillas sonrojadas como su madre. Después de un momento Ana abre los ojos como platos como entendiendo lo que ella dice.

- Phoebe Steele, no me digas que me acabas de cambiar por un americano.

- Max, deja a Phoebe que hable. Dice la joven que no recuerdo su nombre.

- Si solo tenemos 10 horas en este país y ya no me quiere. El muy cretino le dice ¿quién se cree para hablarle así a mi hija?

¡Por Dios!

Ellos acaban de llegar a Seattle. La contemplo y no puede negar que tiene mis genes porque sus gestos son los míos.

Me mira por un momento y ladea la cabeza para luego suspirar y camina hacia él y se coloca a su altura.

- Tienes a mi tía Isabella y ella te halá feliz. Dice ella con una sonrisa mientras acaricia el rostro de este cretino y muero de celos que ella le sonría.

- Sí, pero mi princesa adorada me hace falta también. Responde. Le da un beso y lo abraza. Aprieto mis puños para controlar mi ira. -¿Me presentaras quién te arranco de mi lado? Pregunta guiñándole un ojo.
Ríe bajo y ladea la cabeza. Sonrió al ver mis gestos en ella y se ve preciosa.

¿Qué estará pensando?

- Tío Max, ¿Clees que si le plegunto que si quiele sel mi plíncipe. Mira hacia mí y mi corazón se infla al saber que habla de mí. -Me dilá que chi? Pregunta.

¡Por el amor a Dios!

Soy su príncipe. Ana me mira con los ojos cristalizados por lo que acaba de decir nuestra pequeña.

- Solo pregúntale y lo sabrás. Le guiña un ojo. -Tu tía me pregunto y le dije que si. La anima. Ella abre los ojos sorprendida y asiente.

Sus ojos buscan los de su madre y viene hacia mí y no sé cómo reaccionar al tenerla cerca. No quiero asustarla con el mar de emociones que estoy experimentando. Siento la mirada de todos sobre nosotros. Sus lindos ojos grises brillan de alegría al igual que los míos.

- Hola princesa. Digo con voz entrecortada.

- Hola soy Phoebe Steele, dice con voz dulce. -¿Quieles sel mi plíncipe? Dice entregándome una rosa. No sé qué decirle o hacer.

¿De dónde la sacó? Mi mirada va a su rostro y luego al de su madre que ve nuestra escena con lágrimas y con amor.

Sus lindos ojos y la ternura en su rostro me hace sonreír. Solo hago lo que mi corazón me pide a gritos. La tomo en mi regazo abrazándola y le digo todo lo que mi corazón está sintiendo en este momento por ella con ese abrazo.

Beso su cabecita y miro a mi nena. ¿Por qué no me permitiste estar con ella? Eso lo hablaremos más tarde.

- ¿Cómo te llamas? Pregunta levantado su mano tocando mi rostro. Cierro los ojos disfrutando de ese toque que me da tranquilidad.

- Phoebe, no incomodes al señor, por favor. Dice Ana. -Ven conmigo. ¿Por qué la quiere apartar de mí? No la lastimaría.

- Mami, pelo... Su voz entrecortada y sé que quiere llorar. -Me dijiste que... Baja su cabecita y mira sus deditos. Tienes gestos de su madre, así como tiene los míos. La contempló y se remueve. -Que sablia cuando el amol llegala y lo descublielia al milal sus ojos y selia feliz... Solloza. Y él lo es. Jadeo.

Mi hija me está confesando su amor ante todos... Sonrio porque yo también estoy enamorado de ella al igual que lo estoy de su madre.

- Madre mía! Se te enamoro la pequeña, Steele. Ríe el tonto.

- No llores, princesa. Limpio sus lágrimas con los pulgares. -Soy Christian Grey y sería un placer ser tu príncipe. Le confieso sonriendo. -Me puedes dar un beso y un abrazo. Porque ya no puedo soportar más sin abrazarla. Asiente regalándome una sonrisa que me desarma por completo.

La abrazo por todos los años que no puede hacerlo y me siento tan feliz por recuperar la felicidad que perdí cuando mi Ana se marchó. Cierro los ojos diferendo de este maravilloso momento y hundo mi nariz en su cabello para memorizar su aroma. Mi princesa, mi nena hermosa de cabello castaño. Yo cuidaré de ti y viviere para amarte.

La voz chillona de mi hermana me trae al presente. -Son tres. Exclama. Miro hacia Anastasia y hay dos niños idénticos a mí y con los ojos azules.

¡Demonios!

¿Cómo pudiste Anastasia? Mi cuerpo se llena de rabia, pero me relajo al tener a mi pequeña en mi regazo.

- Mami, dile a este cabezón que no me quiele dejal en paz. Dice uno de ellos.

- Pequeños diablillos compórtense. Dice la señora que llegó con ellos.

-Dejen de pelearse y saluden niños. Dice el tipejo creo que se llama Max. Nos miran a todos y escucho a mi madre sollozar.

- Pero... Eso es. Intenta hablar mi padre, pero mi madre le toma del brazo.

- Hola soy Theodore Steele. Habla uno de ellos sonriendo. Mi pequeña bufa molesta y la miro por un momento.

- NO ES CIELTO. Grita. Bajándose de mí regazo. Me permito mirar a Anastasia y le trasmito todo mi malestar y sin poder contenerme le gruño.

- ¿Por qué lo hiciste, Anastasia? Fulminándola con la mirada.

- Yo... Intenta hablar.

- Chlistian, él es Theodole. Los trae hacia mí y mi corazón quiere salirse de mi pecho. No solo tengo una hija, sino tengo dos pequeños traviesos. -Y el tonto este Chlistopher. Y son mis helmanos. -Tontos saluden a mi príncipe, Chlistian.

- ¿QUÉ? Gritan los dos. Me hacen sonreír ver que la pequeña princesa es igual a su padre y trae a sus hermanos cortos.

- Un placer conocerlos pequeños. Le doy la mano y ellos me sonríen.

No imagine que este día sería el más importante de mi vida y que conocería a mis hijos... Hace unas horas estaba completamente solo y ahora tengo tres hijos que han venido a iluminar mi vida.

- Tú te paleces a nosotlos. Dice Christopher. Frunciendo el ceño. Quedó paralizado sin saber qué responder y miro a Anastasia buscando ayuda.

- Anastasia, nos gustaría hablar contigo un momento. Dice mi madre muy seria. El momento de las explicaciones ha llegado y me importa una mierda esta gala.

- Tenemos una conversación muy seria. Hablo con voz fría. Mi mirada y mi voz se dulcifican cuando miro a mi nena y luego a mis traviesos.

-Princesa, ahora vamos a ir con tu mami y volvemos en unos minutos. Asiente y sonríe. -Mía ¿Puedes quedarte con los niños? Ordeno.

- Eso no será necesario Marly los puede cuidar. Dice Ana con el pánico reflejado en su voz.

- Es un placer cuidar de esos traviesos pequeños. Dice Mía saltando hacia ellos. Veo que está feliz de ser tía y de esos traviesos.

Mis padres están desconcertado y esperan respuestas de mi parte, pero de verdad que no las tengo ya que estoy igual que ellos....

Miro a Anastasia acercándome y la siento estremecerse, pero todo lo que me importa en este momento es que tener a mis hijos conmigo y por supuesto a ella también.

*****

Nenas insaciables.

Las profundidades de un ser Gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora