Capítulo 5.

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No había pasado ni media hora desde que había ido a cambiarme y ya estábamos en el coche de Perrie, camino a no sé que centro comiercial en no sé donde a hacer dios saber qué. La verdad es que no estaba de muy buen humor esa mañana. Aún así me guardaba los comentarios irónicos y posiblemente maleducados para mí. Estas dos chicas eestaban haciendo mucho por mí cuando apenas me acababan de conocer, porque me sintiera integrada, agusto con mi nueva vida. Y aunque pareciese que no, lo apreciaba mucho. 

Estaba sentada en el lugar del copiloto, jugando con la rádio, cambiando de emisora constántemente, hasta encontrar algo que me gustase. 

- Ha sido difícil convencer a Liam para que te dejase venir con nosotras. Es muy cabezota. - Me giré para mirar a Megan, que estaba sentada detrás de Perrie. - De verdad, está muy emocionado porque estés aquí.

- No, lo que pasa es que tiene miedo de que os guste yo más que él.

Las dos chicas me arrastraban de una tienda del centro comercial a otra. Podían pasarse una eternidad dentro de la misma tienda, anilazando cada prenda y probándose cada artículo. Me obligaban a mí a entrar en los probadores y hacer pases de modelos con todo lo que ellas me elegían, ya que yo no me decidía por nada. Cuando estaba intentando ponerme unos pantalones que no me cabian, escuché un grito que venía de al lado. Salí corriendo, al igual que Meg, para encontrarnos  con Perrie, que también había salido de su probador. De repente, Megan nos miró fijamente y se empezó a reir hasta prácticamente quedarse sin aire. 

-Deberíais miraros. - Me di cuenta de porque se reia. Del susto que me había pegado Perrie al gritar había salido tal y como estaba, con los pantalones a medio subir y la camiseta subida hasta el pecho. La rubia había salido sin camiseta. Todo el mundo nos miraba. Entramos corriendo a los probadores mientras Megan seguía riendose. - Bueno, dinos a qué venía tanto grito Perrie.

- Zayn me ha llamado. Andy esta noche da una fiesta, que sus padre han tenido que irse de casa por una urgencia y va a aprovechar. ¿Vamos, verdad?

- Claro que vamos, será la fiesta del siglo. Sus fiestas siempre son épicas. 

Salimos de la tienda tras pagar todo lo que habíamos comprado. La mayoría de las cosas para la fiesta de esta noche, a la que me obligaban a ir. Perrie caminaba un poco por delante nuestro, hablando con Zayn por teléfono. En palabras de Megan "la habíamos perdido, se había pasado al lado oscuro"; y es que al parecer ambos podían pasarse horas al teléfono, aunque se hubiesen visto por la apenas un rato antes. Observaba como caminaba, como se reía mientras jugaba con un mechón de su pelo y le brillaban los ojos. Estaba realmente loca por Zayn. Seguimos caminando, buscando un sitio en el que parar a comer, cuando pasé por delante del escaparate más bonito que había visto en mi vida. Un maniquí, colocado con la postura más elegante posible mostraba el mejor tutú que había visto en mi vida, de un rosa pastel precioso, que una textura que aparentaba ser muy muy suabe, invitaba a tocarlo... En el bajo había unos pequeños bordados en blanco y con pequeñas piedras imperceptibles de lejos y si no te fijabas bien, pero estaba segura de que con la luz adecuada en el lugar adecuado podían crear destellos al bailar. Iba acompañado de unos zapatos del mismo color y una tiara en la cabeza del maniquí. 

- ¿Sigues bailando? - Debía de llevar mucho tiempo parada delante del crital para que Megan se diese cuenta.

- No, lo dejé hace unos años. - Empecé a andar en hacía donde estaba Perrie, ya varios metros más adelante. 

- ¿Por qué? Pensaba que te gustaba y se te daba bien... Oí muchas veces hablar de eso.

- Bueno, hacía mil cosas extraescolares y llegó un momento en que tuve que elegir. Preferí quedarme con el equipo de volleyball. - Me encogí de hombros, dando por zanjado el asunto. Pero esa no era toda la verdad. Dejé de bailar porque no sentía que fuese lo suficientemente buena, y aunque era lo que más me apasionaba, a presión pudo conmigo. Eso, juntado a la muerte de mi madre, que era quien siempre me animaba a seguir adelante, fue lo que me hizo renunciar. 

Comimos en un pequeño restaurante y en seguida montamos en el coche, de camino a casa otra vez. Si no, no nos iba a dar tiempo a arreglarnos para la fiesta. Esta vez me senté yo en el asiento de detrás. Mientras las chicas hacían planes y hablaban sin parar, yo miraba por la ventana como de costumbre. Sonó mi móvil, con el tono que tenía exclusivamente para cuando Lilly me mandaba mensajes. También tenía otro especial para sus llamadas. Basicamente era una grabación suya, gritando que le hiciese caso y leyese el mensaje o contestase la llamada. Sonreí.

«Te hemos echado de menos en el entrenamiento.»

El mensaje incluia una foto suya, supuse que después del entrenamiento, pues estaba despeinada y sudada, con el uniforme del equipo y aguantando la pelota. Salía guapísima sonriendo a la cámara. Por detrás aparecían otras de las chicas del equipo, poniendo caras y haciendo el payaso. Las echaba muchísimo de menos. Megan y Perrie eran geniales, pero no eran mis amigas de toda la vida, no era lo mismo.

En la radio comenzó a sonar una canción y automáticamente empecé a tararearla y cantarla, sin apenas darme cuenta, mientras respondía el mensaje. 

And all the roads we have to walk are winding. And al the lights that lead us there blinding.There are many things that i would like to say to you, but i don't know how.

Because maybe, you're gonna be the one that saves me. And after all, you're my wonderwall.

- ¿Te gusta esta canción? - Respondí con un simple movimiento de cabeza, sin apartar la vista del telefono. - Pues espera a oir como la interpreta la banda.

- Son geniales, te gustarán. - Concluyó Megan lo que la rubia decía. Y no volvieron a hablar más. ¿a que se referían con la banda? Más o menos pude hacerme una idea de lo que querían decir cuando entré en casa y me ví a todos los chicos tirados por los sofás y los suelos, con un par de guitarras al rededor. Ellos deberían de ser "la banda".

Dancing Shoes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora