Capítulo 11.

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Las palabras de Louis fueron como abrir la caja de Pandora y sacar de dentro todos los demonios. Se desató el desastre. Harry y Louis comenzaron a saltar por el sofá gritando como locos palabras incomprensibles, tirando todo lo que encontraban a su paso, cogines, mantas e incluso algún vaso acabó hecho pedazos en el suelo. Se habían vuelto locos. Miré desconcentrada a mi alrededor para ver que pasaba para ver a Liam intentando calmar a los chicos.

- Parad, como mi madre baje y os oiga la hemos liado. Os echa a patadas y me castiga para lo que me queda de vida.

- Mentira. Todos sabemos que tu madre es muy enrollada y que además no va a oir nada porque tienes esto insonorizado. - Tras decir eso, Louis se lanzó a su espalda. 

Busqué a Niall, que seguía de pie detrás de mí, pidiendo ayuda, que me explicasen algo, justo para ver como este se encogía de hombros, se acercaba al reproductor de música y ponía los últimos exitos de algún dj de moda del cual no conocía su nombre ni me importaba. Se unió a los otros en una extraña danza, bailaban, saltaban y gritaban como locos.

Estos chicos se drogaban, estaba segura, cada segundo que pasaba con ellos me convencía más. 

En algún momento un cojín me dió en la cabeza acompañanado de alguien gritando "Brigitte no seas aguafiestas" Bien, si no puedes con el enemigo, únete a él. O eso dicen. 

Bailabamos por toda la sala al ritmo, o mejor dicho al "desritmo" de la música. Los chicos hacían los movimientos más raros que había visto en mi vida y me dolía la mandibula de reirme tanto. 

¿Sabes esa sensación de que por primera vez en mucho tiempo todo encaja en su lugar, que nada podría ir mejor? Eso es lo que estos chicos me hacían sentir. A cuatro de ellos hacía apenas dos o tres días que los conocía, pero cuando estaba con ellos me hacían olvidar todo, me reía de verdad hasta que empezaba a llorar. Hacían que me sintiese como en casa, algo que nunca pensé que pasaría cuando mi padre me dijo que debía pasar un año fuera. Hacían que la idea de quedarme aquí no fuese tan mala. 

 Llegó un momento en que no podía más, me daba la sensación de que tenía que cogerme el estómago o me partiría en dos, que si seguía riéndome iba a morir ahogada. Paré la música para disgusto de mis acompañantes, que me miraron como si me fuesen a matar. Alcé las manos en símbolo de defensa.

- Vamos a cenar, que yo tengo hambre.

Fue decir la palabra "cena" y todos cambiaron de humor y se fueron corriendo a sentarse en la mesa. Empezaba a pensar que si les sobornabas con comida estos chicos hacían de todo. 

No pensaba ser la cocinera de nadie, no era su madre, no iba a cocinar para cicnco adolescentes hambrientos capaces de comer un elefante, así que simplemente pedimos unas pizzas. 

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Estaba exausta tirada en mi cama. Por suerte después de cenar los chicos me habían ayudado a limpiar y estaban ahora en el salón viendo una película. Según mi movil faltaban veinte minutos para las diez de la noche. Era aún demasiado pronto, pero ya empezaba a notar como el cansancio se apoderaba de mí. Había sido un día largo. 

Aunque tenía los ojos cerrados pude notar como alguien entraba a mi habitación y se sentaba a mi lado. 

- ¿Qué haces aquí sola? - Abrí los ojos, encontrándome con otros de color azul.

-  No me gusta la película que estáis viendo.

- ¿Te da miedo?

- No, me da asco. Demasiada sangre para que mi estómago lo soporte. 

Por hablar demasiado, tuve que aguantar que Niall se burlase de mí, diciendo que todo lo de la película era mentira, que no era para tanto, que me estaba comportando como una niña, blah blah blah... ¿Qué esperaba? Soy una niña aún. Bueno, más o menos. Al rato todo se quedó en silencio y los dos miábamos el  techo.

- ¿Sabes? No puedo creer que no me lo dijeses antes, he quedado en ridículo. - Cogí un cojín que tenía cerca y le pegué con él. No pudo contestarme hasta que paró de reirse.

- Y yo no me puedo creer que no me reconocieras. Vale que eramos pequeños, pero fueron tres años.

Bien, en eso tenía razón. Punto para él. Niall 1 - Brigitte 0.

- La verdad es que yo tampoco. Venga ya, vosotros erais como mis ídolos. 

- ¿Ah sí? Cuéntame más. - Se puso de lado, con la cabeza apoyada en un brazo y mirándome con cierto aire de superioridad. 

- No seas egocéntrico, era una niña pequeña y no veía las cosas con claridad. Pero sí. A ver, erais los chicos mayores del campamento, los 'guais' y erais mis amigos. Para una niña de nueve años eso es demasiado, ¡todos me tenían envidia! Además, de no ser por vosotros hubiese estado sola.

- Sí, la verdad es que molábamos mucho. - Volvió a poner esa cara de superioridad, con una media sonrisa, que emepzaba a irritarme y le empujé, haciendo que cayese de la cama. Cuando pudimos parar de reirnos volvió a tumbarse a mi lado. - Nos metimos en más de un lio. Eran buenos tiempos.

- Estoy segura de que has seguído metiendote en lios.

El silencio volvió a llenar la habitación. Solo se oían los ruidos que llegaban desde el salón. Pero no era un silenio incómodo, sino todo lo contrario.

- ¿Por qué no volviste al campamento? Te perdiste lo mejor. - La pregunta me pilló desprevenida. Niall tenía la vista fija en mí y tras mirarle unos segundos volví a mirar al techo. 

- Cuando volví a casa, después del último verano en el campamento, descubrí que mi madre estaba enferma. Habían aprovechado que estaba fuera de casa para que ella fuese a quimioterápia, no querían que yo la viese. Pero ya tenía once años, no era tonta y sabía lo que era el cáncer. Pasé cada minuto que pude con ella desde entonces, hasta que se curó del todo. Por desgracia unos años más tarde murió en un accidente de coche. Hace más o menos dos años. Pero bueno, por lo menos tuve más tiempo de estar con ella, así que no me arrepiento de no haber vuelto al campamento, auqnue reconozco que lo pasaba muy bien allí.

No me había dado cuenta hasta ese momento de que Niall me cogía de la mano y iba a emezar a llorar si no pensaba en otra cosa. 

- Lo siento. - Niall limpió una de las primeras lágrimas que se me escaparon, se le notaba en los ojos que se arrepentía de haber sacado el tema. Me apretó la mano que sujetaba y no pude evitar sonreir, era muy dulce. 

- Está bien, de verdad, estoy bien. Simplemente no me gusta hablar mucho de ello. ¿Y tú por qué ya no vives en Irlanda?

- Nos mudamos por el trabajo de mi padre. 

Seguimos hablando un rato más hasta que prácticamente le tuve que echar de la habitación porque me quedaba dormida. 

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Por fin llegó el sábado. Esa mañana me desperté más emocionada de lo que había estado nunca en los últimos tiempos. Me duche y me arreglé lo más rápido que pude, cogí un zumo y una magdalena y sin avisar a nadie ni decir nada más salí corriendo de casa. 

Había gente en el metro, pero no tanta como para que tuviese que estar de pie y por suerte pude encontrar un sitio donde sentarme y aprovechar para comerme el desayuno. Me puse los auriculares. Escuchar música era la mejor forma de que el viaje en metro no se hiciese tan pesado.

¿Mi destino? La estación de trenes. 

¿Motivo? Mi mejor amiga venía a pasar el fin de semana conmigo.

¡Por fin iba a ver a Lilly!

Siento mucho haber tardado en subir, he tenido unos problemas, y bueno, llega la época de exámenes así que no tengo mucho tiempo. ¡Lo siento! Aún así, espero que os guste.

Bel ♥

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2013 ⏰

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