"Borra eso, y empieza a hacer tu trabajo." Dijo él con una voz extrañamente calmada. Se alejó, ella suspiró y comenzó a borrar el dibujo.
"Y señorita Ouellette," Ella lo miró ligeramente. "Su tiempo para hacer el trabajo casi se ha acabado, sugiero que lo haga ahora." Ella gruñó ante el comentario.
El tiempo siempre parecía estar en su contra, por lo que ella debía tener cuidado, ya que el tiempo podría irse a la mierda.
Después de la clase, ella salió de la escuela para encontrase con su novio, que estaba de pie cerca de la valla en la acera. Ella sonrió y se acercó, con la esperanza de que su día pudiera al menos ser alegre gracias a él. Pero a medida que se acercaba, su sonrisa se desvaneció lentamente. Él no estaba sonriendo.
"Chris, ¿te pasa algo malo? ¿De que querías hablar conmigo?" Suspiró.
"Natalie, creo que es hora de que nosotros...deberíamos empezar a ver a otras personas." Ella sintió que su corazón se rompía.
"Pero, ¿por qué?" Él la miró con un poco de mirada severa.
"Es tu forma de pensar, tus dibujos, simplemente...me echan para atrás. Creo que hay realmente algo mal en ti. Y lo más triste es que no me dices por qué estas actuando así. Me hace sentir irresponsable, así que, yo simplemente...no puedo seguir de este modo. Lo siento." Y con esto, comenzó a alejarse.
Natalie cerró sus manos sobre el mostrador del baño de su casa, se miraba a sí misma en el espejo, sus ojos se movían nerviosamente.
"Yo-yo no voy a hacerme daño a mi misma como los demás...Yo puedo mantenerme fuerte"
Ella tenía una aguja e hilo negro en la mano.
"Es inútil, esto no ayuda." Una extraña sensación tiró de su subconsciente. Ella rió entre dientes ligeramente.
"No...lo estoy haciendo, porque QUIERO." Ella levantó la aguja con el hilo, y sonrió ampliamente.
"Se acabó el tiempo."
Pieza tras pieza, corte tras corte.
A pesar de que ella sufría un dolor insoportable, no se quejaba, no gemía, no lloraba, no hubo más lágrimas que derramar. Todo lo que hizo, fue sonreír.