Los tres chicos se pararon frente a la gran puerta, la curiosidad los incitaba a abrirla y enfrentar a lo que se pudiera encontrar del otro lado solo por ver.
El mayor de todos se acercó a la puerta.
—¿Qué haces? —pregunto Breen.
—Nada, solo quiero ver.
—Vámonos Zach, estamos perdiendo tiempo.
—¿Qué habrá del otro lado?
—Restos —dijo Gray.
—¿Qué? —preguntaron ambos mayores.
—Si, los restos del antiguo parque.
—Ah si, Jurrasic Park, ese era su nombre, ¿no? —dijo Breen—. Una horrible catástrofe, ahora vámonos.
—Oh vamos, no sabemos qué puede haber del otro lado, tal vez consigamos algo que nos ayude.
—Mejor sigamos a la segura.
—Si te asustas, puedes abrazarme.
—Ni aunque fueras la última persona allí adentro, además de mi, jamás -dijo y dio un paso adelante, acortando la distancia entre ella y el chico.
—¿Segura?, por que yo lo dudo mucho, todas las chicas corren a mis brazos, tarde o temprano —dijo y dio otro paso, ambos estaban muy cerca.
—Yo no soy como ellas —dijo y ambos mirándose a los ojos quedaron en silencio, Zach comenzó a inclinarse y Breen no reaccionó a eso, pero Gray si, no quería presenciar ese momento.
—¡Chicos!, ¿porqué no sólo entramos y ya?
—Am... Si, claro vamos —dijo Breen apresurada y empujó la gran puerta frente a ellos.
Todo estaba oscuro, no podían ver nada.
—Gray, pásame los cerillos.
El pequeño pasó a su hermano lo pedido y este arrancó un pedazo de madera, lo envolvió en una lona y con los cerillos lo prendió haciendo una especie de antorcha para ilusionar el lugar.
Los tres miraron asombrados todo lo que los rodeaba.
—Wow —dijo Gray y comenzó a recorrer el lugar.
—No te alejes mucho —dijo Breen.
Después de recorrer el lugar y estar seguros de que no había peligro entraron a un tipo de garaje y emocionados corrieron hasta el Jeep mediano que se encontraba ahí con un logo del antiguo parque en los lados de este.
—¡Hay que intentar ponerlo en marcha! —exclamó Breen.
—Si, con él podemos regresar hasta la parte central del parque y encontrar a la tía Claire —dijo Gray.
—Bien, ¿Breen me pasas las llaves?
—¿Qué? Yo no sé dónde están.
—Están allá colgadas —dijo Zach y apuntó a un pequeño lugar donde descansaban las llaves del auto.
—Bien —dijo Breen y camino hacia las llaves las tomo una vez que estuvo cerca se las lanzó a Zach.
—¿Puedo intentarlo yo? —preguntó Gray.
—Bien —contesto Zach y le entregó las llaves a Gray que ya estaba arriba del Jeep para intentar ponerlo en marcha, pero falló.
—Debe de ser por los años —dijo Breen.
—Si.
—¿Crees que puedas arreglarlo, Zach? —preguntó.
—Claro —dijo abriendo el capo—. Bien pero no creo poder hacerlo solo, ¿Gray me ayudas?
—¿Yo?
—Si como el verano pasado con el abuelo.
—La verdad no recuerdo nada de ese viaje.
—Mmm... Bien, ¿Breen?
—Creo que sé algo, he arreglado algunos autos y motos con mi tío.
—Bien, manos a la obra.