Koya no Tabi

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Los chicos empezaron a mirar alrededor

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Los chicos empezaron a mirar alrededor. Ryou fue el que miró hacia la ventana — ¡Kuroro! —el albino se levantó corriendo hacia uno de los ventanales del salón y lo abrió, dando paso a un extraño gato negro, pequeño, de pelaje abundante con manchas en las patas de color blanco y franjas del mismo color en su esponjosa cola doble, que era tan grande como su torso; tenía los ojos de un pálido tono amarillo con alargadas pupilas negras —Hola Kuroro, tanto tiempo sin verte.

El gatito maulló, subiendo de un salto a los brazos de Ryou, tras él vino otro animal.

Esta vez un zorro de pelaje rubio cenizo, grandes y brillantes ojos morados y una cola dividida en nueve, cuyas puntas se difuminaban a tonos naranjos.

— ¡Shippo! —Malik también saltó de su lugar para tomar al zorro entre sus brazos —que gusto me da verte aquí pequeñín.

No hace falta decir que la mayoría de los chicos estaban absortos.

— ¿Qué son esos? —se preguntó Yami —parecen animales pero son rarísimos —se sorprendió cuando Yugi recibió entre sus brazos a la criatura de apariencia felina.

—Hola mi precioso Kuroro —el neko-hanyou lo acunó entre sus brazos, el gato de dos colas le lamió la mejilla.

—Son las mascotas youkai —le contestó Joey.

— ¿mascotas... youkai? —repitió Yami.

Joey asintió —cada familia de hanyou posee una criatura de compañía, una mascota Youkai que representa el linaje de su respectiva familia —explicó —mira sus colas, son los únicos seres sobrenaturales de raza pura que aún existen.

—Increíble —Yami pasó a sentarse en la silla al lado de Yugi.

—Kuroro es un Gotokoneko, se diferencian por tener dos colas —explicó Yugi, acariciando al gatito.

—Es lindo —Kuroro observó a Yami unos segundos, luego caminó por sobre el escritorio hacia él — ¿eh?

—Creo que le agradas, acarícialo —insistió Yugi.

Con algo de reserva, Yami posó lentamente su mano en la parte posterior de la cabeza del felino y la deslizó por su lomo hasta el borde de la cola. Kuroro ronroneó.

— ¿Por qué estás aquí, Kuroro? ¿Sucedió algo en casa? —preguntó Ryou, inclinándose hacia la mascota.

Antes de cualquier cosa a Kuroro se le erizo el pelaje y gruñó hacia la ventana.

El rubio saltó de inmediato — ¡Maru! —esta vez fue el turno de Joey y Duke de emocionarse. Otro par de youkais entraron por la ventana.

Joey tomó entre sus brazos a un lindo perro de pelaje claro que combinaba varios tonos de rubio y castaño claro, su cola, parecida a la de un labrador, se del dividía en cinco y las puntas de sus orejas estaban caídas hacia abajo, tenía unos brillantes ojos verdosos.

La Persona Que Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora