Uniones

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—Los hanyou marcamos a nuestros compañeros en el cuello —Bakura parpadeó, asimilando aquello y, con algo de miedo, miró de nuevo las feroces perforaciones en el cojín y tragó duro. Ryou luchó por no reír al olfatear su temor —no te preocupes, te prometo que no duele —presionó con sus dedos índice y medio en un punto específico —justo aquí, una zona libre de venas y tendones, es donde debe reposar nuestra marca —miró la zona con ojos nublados.

Bakura tragó en seco — ¿por qué no lo hiciste entonces?

Ryou lo miró directo a los ojos —porque no eres mi compañero —expuso con sencillez.

Bakura sintió que se le clavaba una daga caliente en el pecho. La respiración se le fue por unos instantes, incluso sintió como su ritmo cardiaco disminuía.

— ¿Qué...?

-o-

— ¿Cómo dices? —alcanzó a pronunciar de forma dolorosa, la garganta se le había secado de repente — ¿Yo no soy tu compañero? ¿Cómo me dices eso ahora? —Luego de quedar atónito, Bakura rápidamente pasó a la ira. Ryou ladeó la cabeza sin comprender su reacción —escúchame Ryou —le tomó del mentón de forma un tanto brusca mientras se erguía levantándolos a ambos. Ryou no pudo evitar jadear pues el miembro de su amante seguía enterrado en su interior —eres mío, aún más después de esto —expresó, con una seriedad de tumba —no dejaré que nadie más te toque de la manera en la que lo he hecho yo, nadie más puede poseerte, nadie más puede hacerte gemir o complacerte como lo he hecho yo —le plantó un furioso beso —me perteneces.

—Lo sé —respondió como si nada, para luego soltar una risilla ante la tez confundida de su amante —oh Kura, creo que me has malentendido —negó suavemente —quise decir que aún no eres mi compañero oficialmente —explicó —no puedo marcarte si no es así.

—Ahh...Pero... yo he usado tu collar antes ¿eso no cuenta? —tartamudeó esta vez, apenado por su arrebato de posesividad.

—No, porque no te la he ofrecido de manera formal —negó —además, tampoco puedo darte mi marca sin antes explicarte todo lo que conlleva eso.

La expresión apenada de Bakura no pudo ser más adorable. Desvió el rostro —lo siento, yo... eh, me pasé con lo que dije antes.

—Descuida Kura, fue mi culpa por no decírtelo apropiadamente —Ryou le acarició la mejilla —eres tu... la persona que es para mí y sólo para mí —recitaba con voz cálida —la persona a la que amaré como nadie más en el mundo —se acercó lentamente a su rostro —tu eres mi otra mitad.

—Me gusta cómo suena eso —sus labios se juntaron de forma tierna, acariciándose lenta y amorosamente. Al separarse para respirar el mayor notó la pesadez en los parpados del hanyou y la debilidad en su cuerpo, que se apoyaba casi por completo en él — ¿Ryou, estás bien?

— ¿Eh? —Ryou se enterneció ante la preocupación del chico —sí, descuida, solamente estoy algo cansado —sonrió apenas —en el primer apareamiento al estar en celo, el clímax drena casi toda nuestra energía —explicó algo apenado —creo que debo dormir un par de horas.

—En ese caso, descansa —lo acostó de lado, acomodándole una pierna de modo que no tuviese que salir de su interior, y lo acunó entre sus brazos —mi lindo conejito.

—Oye —le llamó en un susurro, con los ojos cerrados.

— ¿Qué? —respondió en un murmullo igual de bajo.

—Quiero... —Ryou se forzó a abrir los ojos para mirarlo, aunque sus mejillas se sonrojaron —ne-necesito que te quedes aquí... conmigo, mientras... ya sabes, estoy en celo —soltó — ¿no te pondrán problemas en casa?

La Persona Que Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora