Primer Día

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—Propongo un brindis —rio Duke, levantando su vaso —por este grandioso viaje.

— ¡Por este grandioso viaje! —los que estaban en la mesa con él chocaron vasos, el resto solo levantó los propios.

-x-

Casi a las 10:00 am se escuchó por todo el barco el anuncio de que estaban por atracar en su destino por lo que todos se acercaron al borde del barco para poder apreciar el paisaje.

Estaban casi de frente al muelle de la isla, el ancho puente de madera estaba cercado por altas farolas de colores pasteles que aún no estaban encendidas. Al final de este había una alta pancarta que decía "Bienvenidos". Se observaban caminos adoquinados que conducían por tres direcciones partiendo desde el muelle.

—Miren eso, se ve fabuloso —exclamó Tea.

—Espero que las habitaciones sean lindas —Eiko parecía a punto de empezar a dar saltitos en su lugar.

—Yo quiero ir a ver la cascada ¿te imaginas lanzarte en clavado desde allí? —expuso Valon, mirando a Joey.

—Tiene que ser de lo mejor —concordó el inu-hanyou, chocando puños con el tanuki castaño.

Finalmente el barco paró —Vamos, démonos prisa en bajar —apuró Mai, tomando sus cosas.

— ¡Sí, sí, Vamos! —la siguieron las dos chicas restantes, seguidos por los muchachos.

Luego de que todos bajaran y se reunieran frente al muelle, los recibió un hombre de cabellos rubios y flequillo color índigo con dos mechones que caían a los lados de su rostro por los hombros y tres más cortos que se levantaban sobre su frente, tenía una cola escamosa a tono con su flequillo que nacía gruesa en su parte posterior y se iba adelgazando hasta terminar en una redondeada punta; sus ojos pequeños y rasgados de color pardo parecían recubiertos por una traslucida capa que le daba un tomo más dorado a los mismos.

—Bienvenidos sean todos a nuestra Tradicional Koya no Tabi en la emblemática isla Takumiai —habló el hombre, imponiendo su presencia y haciendo a todos los demás mantenerse callados —mi nombre es Paradox y estaré encargado de su estancia aquí este fin de semana. Como todos los hanyou saben e, imagino, le han comentado a sus compañeros, esta isla es parte importante de nuestra historia y les suplico a todos los presentes que la traten con respeto y cuidado —pidió con seriedad —dicho esto los dejamos para que se acomoden en sus respectivas habitaciones, en las pizarras detrás mio están los nombres de cada uno con su número de cuarto asignado. Los esperamos en el comedor comunitario para almorzar y luego serán libres de recorrer la isla a placer, en la noche tendremos el festival de bienvenida —informó para finalmente bajar de la tarima donde estaba, permitiendo que todos se acercaran a buscar su número de aposento y las llaves del mismo.

Los guiaron por uno de los senderos hacia un gran y amplio conjunto residencial lleno de altos y grandes edificios, pintados de colores suaves. Cada piso tenía un balcón amueblado y los caminos a su alrededor estaban poblados de césped, flores y alguna que otra palmera.

Todos los que asistían por primera vez se notaban impresionados, en especial las tres chicas, las cuales se apresuraron a buscar cual era su edificio. Por obra y gracia del destino, estaban todos en el mismo, claro que en diferentes pisos.

Cada planta contaba con un piso conjunto con cuatro o cinco habitaciones dobles que compartían el balcón y una sala común.

Los tricolores, los albinos, los pelicenizos, Seto, Joey, Tristán y Duke compartían un piso todos juntos.
Eiko, Raphael, Valón (quien aparentemente había traído un amigo como acompañante) compartían piso con una hanyou más y su novio, que al parecer eran amigos de Eiko, en un piso de cuatro habitaciones, un par de plantas mas abajo que los otros.
Y para acabar, Mai y Tea compartían piso con otras dos hanyou también sin acompañante unas tres de plantas por encima.

La Persona Que Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora