Por la noche

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Disclaimer: Ni Yugioh! ni ninguno de sus personajes me pertenecen

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— ¿Sabes algo? —sonrió el menor.

—Dime...

—Adoro verte con mi sortija puesta —sonrió el menor, usando su cola para hacer tintinear los dijes del collar que ahora portaba Bakura —grita "mío" por todas partes —sonrió orgulloso.

Bakura rio con ganas —lo soy, usagi-chan —lo besó —y tú eres mío —añadió sin separarse mucho, para luego morder su labio inferior.

-o-

El domingo llegó pronto. Malik no había podido quedar con Marik pues era día de limpieza, así que, junto con Ishizu, se dedicaron toda la mañana a asear su hogar; almorzaron y luego salieron a hacer compras para la casa.

Ya para la tarde, el kitsune estaba tan cansado y aburrido que se duchó y el sueño lo acogió enseguida, poco antes de que el cielo se salpicara con tonos cálidos.

Yugi por otra parte estaba algo preocupado por su primo. Luego de hacer sus deberes había mandado un par de mensajes a Ryou durante el transcurso del día, y si bien este le había respondido siempre lo hacía bastantes minutos más tarde; por lo que a fin de cuentas el menor dejó de insistir, suponiendo que su familiar no estaría del mejor humor, con la frustración sexual que se cargaba.

Si el pequeño Yugi supiera...

Ryou ya era consciente de que su celo acabaría esa misma noche, y la verdad, no sabía si sentirse aliviado o desesperado. Claro que esa era una de las razones por las que no había marcado a Bakura desde el principio, sino su celo se hubiera extendido toda una semana al tener a su compañero. Con un poco de suerte podría asistir el lunes a clases como si nada, pero le pinchaba ligeramente en el pecho el hecho de que nuevamente volvería a dejar de dormir con Bakura.

Cosa que también molestaba al mayor. Después de semejante fin de semana con su adorado conejito no quería separarse de él.
Por lo menos la mitad de la casa de Ryou había sido testigo de sus arrebatos apasionados. Además de la habitación del menor y de la piscina, recordaba perfectamente como en el nivel más bajo del mesón de la cocina su Ryou quedaba perfectamente sentado a la altura de sus caderas, justo para recibirlo en su húmedo y cálido interior. También la sensación de cosquilleo contra la lavadora en modo centrifugado. Y desde luego, recordaba el delicioso masaje que su pequeño le había dado en la tina del baño de su habitación, antes de ponérsele a horcajadas y montarlo cual vaquero, hasta que ambos quedaron exhaustos.

Cuando el sol ya se había ocultado en el horizonte y la fría brisa nocturna corría por la ciudad, Bakura y Ryou estaban hechos un lío de brazos y piernas, acurrucados en la cama del menor, disfrutando de algunas películas. Dreaming, el soundtrack de Coraline y la puerta secreta se escuchaba desde el televisor, inundando habitación.

Ryou soltó una risilla —Kura... jeje, basta —se retorció, tratando inútilmente de concentrarse en la película, mientas Bakura arrastraba lentamente su lengua por el pálido cuello a su alcance.

Su compañero lo ignoró deliberadamente, añadiendo nuevos chupones y marcas al cuello, dejando resbalar pequeños hilos de saliva por la clavícula del menor, provocándole jadeos al mitad conejo —dime ¿cómo te sientes?

—Estoy bien Bakura... —se estremeció de deleite —creo que mañana ya habrá terminado mi celo, podremos ir a clases.

—No sé si tomar eso como algo bueno —bromeó el mayor, apretándolo contra su cuerpo y deslizando una mano por los suaves muslos, cuya piel se erizaba a su tacto —mmm, mi conejito —besó su mejilla y la línea de su mandíbula.

La Persona Que Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora