Aprendiendo a Convivir

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Yugi, Ryou y Malik son tres amigos muy unidos, casi como hermanos, son transferidos a la preparatoria Domino, donde conocerán a nuevas personas, algunos más parecidos a ellos de que lo que creen. Deben aprender en quien confiar pues guardan un secreto muy peculiar, un rumor entre la mayoría de los humanos, un mito no tan ficticio como la mayoría de la sociedad cree

-°-°- A la mañana siguiente -°-°-

Yugi se levantó temprano esa mañana: había tenido un sueño, no recordaba de qué ni con quién pero había soñado algo y eso lo había despertado. La mañana estaba fresca, se desperezó, sus orejas temblaron y su cola se enrolló y desenrolló; apartó las sabanas de su cuerpo para levantarse, apagó su alarma y se dirigió a la ventana de su balcón para correr las cortinas y poder apreciar como la luz del sol bañaba las casas y edificios cercanos.

─Parece que hoy será un lindo día ─sonrió el pequeño neko para luego soltar un bostezo ─será mejor que baje a preparar el desayuno ─el tricolor se calzó sus pantuflas y salió de su habitación, escaleras abajo ─parece que Ryou aún no despierta ─se dijo con una risilla.

Yugi puso a freír unos de huevos, unas piezas de tocino y también colocó algunas rebanadas de pan en la tostadora mientras pensaba en que prepararía para el almuerzo de él y sus amigos, ese día le tocaba a él preparar la comida así que puso a funcionar la arrocera mientras le da vuelta al tocino, sacaba los huevos fritos del fuego y sacaba el pollo y los vegetales del refrigerador para el almuerzo.

Ring Ring, Ring Ring.

Yugi se limpió las manos en una toallita y tomó su móvil de la mesa para leer el mensaje que le había llegado.

"Buenos días Motou, espero que tengas una buena mañana, nos vemos en clases ~A. Yami."

Yugi se ruborizó un poco al leer el mensaje... nunca nadie, aparte de Ryou y Malik, le había mandado un mensaje parecido. No pudo evitar releerlo una o dos veces más, escuchando aquellas palabras en su mente como si él propio Yami se las hubiera dicho.

"En realidad él ha sido... muy amable conmigo" pensó Yugi, recordando el trabajo de biología del día previo "¡tengo un amigo humano! Es tan... nuevo" sus orejas temblaron levemente y su elegante cola negra se balanceó con suavidad de un lado a otro con la punta enrollada.

─ ¡Yugi! ─se escuchó a Ryou con su acostumbrado ánimo, bajando con rapidez las escaleras.

─ ¡Waaa! ─el tricolor se sorprendió de no haber oído los pasos de su primo y se sobresaltó al oírlo por lo que el teléfono se le resbaló de entre las manos, saltando de una a otra hasta que pudo cerrar el mensaje y guardarlo a tiempo, antes de que Ryou le saltara por detrás, rodeándole por los hombros con ambos brazos. Una de las orejas blancas de Ryou le quedó rozando la mejilla.

─ *¡Ohayō, Yugi! ─el tricolor soltó un suspiro junto con una nubecita blanca más luego sonrió de regreso a su primo.

─Ohayō Ryou ─rozó mimosamente su mejilla contra la del albino, como era costumbre, al igual que sus colas, cuyas puntas se enrollaron juntas como si fuera un apretón de manos ─ ¿dormiste bien?

─Sí... Y olfateé algo delicioso cuando me desperté ¿qué estás cocinando? ─preguntó ya soltando a su familiar y sonriéndole con los ojos cerrados.

Yugi soltó una risilla, como siempre a Ryou le encantaba la comida, a veces no se explicaba como su primo era tan delgado y tenía una figura tan bonita con lo mucho que adoraba los postres y las cosas ricas ─huevos fritos, tocino y unas tostadas para desayunar ─le sonrió, retirando la sartén con el tocino del fuego ─ ¿te parece?

La Persona Que Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora